Al no poder producir Coca-Cola por el bloqueo aliado a Hitler, a uno de los directivos se le ocurrió esta nueva bebida. Fue Max Keith, jefe de Coca-Cola Deutschland durante el régimen naz1, quien tuvo la idea de crear la Fanta, un producto muy barato que se fabricaría con los ingredientes residuales como zumos de fruta, orujo de manzana o suero de leche y eligió la naranja para darle sabor.
El resultado fue muy exitoso ya que solo en 1943, se despacharon en Alemania tres millones de botellas de Fanta. Y a pesar de ciertas críticas no se puede negar el triunfo de éste, siendo el primer refresco nacional socialista.
Pero como todo tiene su fin, el reinado de Fanta terminó cuando se acabó la guerra. La compañía Coca-Cola recuperó el control de la planta alemana y de sus productos, incluida la Fanta, pero se descartó su fabricación por estar asociada al naz1smo. Así, Fanta desapareció durante unos años.
En 1955 la compañía Coca-Cola resucitó la Fanta, “falsificando sus orígenes” y la relanzó al mercado para competir con la nueva línea de bebidas estrenada por Pepsi en los años cincuenta hasta nuestros días.