Los tianguis son lugares muy concurridos y solicitados por los laguneros, van de colonia en colonia dependiendo cada día de la semana y es la manera en la que muchas personas se ganan la vida; en éstos, que también conocemos como las ‘fayucas’ encuentras un poco de todo, usado y nuevo, a bajo precio o costos simbólicos.
María se gana la vida en estos tianguis desde hace 25 años, vende ropa, tenis, cintos y alguna que otra chacharita que encuentra por ahí; los domingos se ubica en la colonia 5 de mayo de Gómez Palacio, pero también va a otros sectores como El Dorado, Chapala, Las Llantas y Trincheras, en todos los lugares y para su fortuna, tiene clientes y vende para salir adelante.
“Voy hasta Juárez para traer mi mercancía, me las traen de El Paso a Ciudad Juárez y ya de ahí uno se trae las cosas y pues a veces si es difícil pero sí sale y por eso seguimos aquí, ya es toda una vida”, comentó.
Aunque dijo que ahora y sobre todo después de la pandemia del Covid-19, la gente en general está más afectada económicamente y las ventas no fluyen de igual manera, pero aún así este tipo de mercaditos callejeros, siguen siendo muy populares por la variedad y bajos precios.
“Aquí se encuentra todo más barato, el problema es que la gente a veces quiere que todavía le rebajemos más y se entiende la situación pero también nosotros hacemos gastos tanto para salir a traer la mercancía con el camión, la comida hasta lo que necesitamos para vivir en casa”, dijo.
La señora vive con su hija, sus nietas y su hermana quien también le ayuda a vender; su hija se dedica al comercio también y vende disfraces en la colonia Carrillo Puerto; es una tradición en la familia y es la forma en la que aprendieron a ganarse la vida y con el apoyo que las tres se brindan, pueden salir adelante.
Una nueva alternativa para vivir
El caso de Juan José es diferente, perdió su empleo hace alrededor de año y medio y comenzó a buscar opciones para seguir sosteniendo a su esposa e hijo; ella tiene un trabajo estable desde hace años en una tienda de autoservicio, pero él ha tratado de buscar algo que le ayude a llevar el pan a la casa.
Además vende mariscos y ceviche aunque solo lo hace sobre pedido, pero también es algo que le ha brindado la posibilidad de obtener ingresos para apoyar a su familia; siempre le gustó acudir a las fayucas a comprar y ver artículos diversos, principalmente juguetes y por ello le nació la inquietud de empezar a venderlos.
5 de Mayo, Santa Rosa, Divino Niño, El Dorado, El Parralito y Chapala son los sectores a donde Juan José acude para vender sus juguetes; los consigue comprándolos usados a otros vendedores o bien, hay personas que sacan de sus casas lo que ya no les sirve o no quieren y acuden a venderlos por muy poco para que ‘fayuqueros’ como él, los puedan revender.
“Primero vendí cosméticos, luego vendí ropa y luego con los juguetitos me di cuenta que a pesar de que no son nuevos mucha gente los compra y por ejemplo, aunque son juguetes muchos adultos los compran como colección y los pagan bien”, comenta.
Algunos se los traen de Estados Unidos, también recurre a las ventas en línea y el resto lo que puede adquirir de la gente que los lleva para ofrecerlos por una cuota de recuperación.
“Hay temporadas mejores en las que sí me va muy bien y otras que le batallo, por ejemplo en Navidad y por el contrario otras como Semana Santa estuvo muerto; también depende de los lugares porque en Santa Rosa no importa el día o temporada que sea siempre vendo bien, al igual que en Chapala”.
Cuando los días no son tan buenos, Juan José al menos recupera para su gasolina, de igual forma para echarse un taco y llevar algo a su familia. “No nos vamos sin hacer la cruz, pero a veces si se complica y dependemos de la venta para poder llevar algo y algunas veces un ingeniero al que le trabajo me habla y ya me voy unos días; antes me llevaba para Estado Unidos pero se me venció la visa, ahora solo viajó aquí en México, a donde me lleve pero es solo por momentos aunque nos paga bien”.
A ambos solo les queda encomendarse diariamente para poder vender algo y llevar el pan a su hogar; cada semana es un reto para andar de tianguis en tianguis buscando la forma de salir adelante.
