Se dice que este pueblo fue en su momento fue rico en muchos minerales, pero en algún punto dejó de serlo y terminó por convertirse en una zona abandonada. Te contamos sobre Ojuela, el pueblo fantasma en La Laguna de Durango.
Cerca de este lugar se encuentra uno de los atractivos turísticos más conocidos, el Puente de Ojuela. Aunque no muchos conocen la historia del pueblo de Ojuela para la cual deberemos remontarnos hasta el siglo XIX.
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Historia del Pueblo de Ojuela en Durango
Durante la época de la colonia, un conquistador español llamado Francisco de Ojuela se percató que una zona en lo que ahora se conoce como el estado de Durango, había un lugar rico en minerales como oro, plata, zinc y manganeso, por lo que comenzó a traer a más personas para que trabajaran en este punto.
El sitio fue bautizado como Ojuela, haciendo honor al quien iniciara la extracción de recursos en el lugar. En total, su población llegó a superar los cinco mil habitantes, quienes en su mayoría se dedicaron a la minería. De esta manera, nació una mina con el mismo nombre de la cual prosperaron una serie de generaciones.
Una expedición en 1927 determinó que el lugar era rico en al menos 17 minerales, de los cuales destacan la adamita, la legrandita y la kottigita. Entonces, sí era tan próspera esta zona ¿por qué Ojuela se convirtió en un pueblo abandonado?
Cómo Ojuela se convirtió en un pueblo abandonado
Una de las minas más famosas en la zona era la de Santa Rita, en la cual también se realizaba la excavación de minerales. La vida en la zona permitía a la gente contar con un templo, varias tiendas, un casino, una cancha de tenis e inclusive varias albercas.
Pero todo terminó cuando una inundación afectó a la mina, lo que ocasionó que el nivel de agua también afectara a la población. La situación terminó por ser tan insostenible que los habitantes salieron del pueblo y jamás regresaron.
Con el tiempo, las construcciones fueron perdiendo su brillo y sus metales oxidándose. Años más tarde la zona se convirtió en un atractivo turístico, aunque nunca pudo volver a su antiguo esplendor.