Considerados como seres mitológicos, los gnomos se han transformado en los protagonistas de cientos de historias en la ficción y también la vida real, mientras algunos los señalan como objeto de suerte, hay otros que opinan lo contrario, pero ¿cuál es la realidad?
Vistos por primera vez en el siglo XIII en Turquía, se cree que los gnomos representaban a los pigmeos, un grupo de cazadores y recolectores considerados los pobladores más antiguos de África y que se caracterizaban por medir menos de 1.50 metros de altura.
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Más tarde, las figuras de estos serían utilizadas en Alemania como cuidadores de cosechas, granjas y jardines. por lo que desde entonces nació la leyenda que los catalogó como personajes protectores y de suerte que cuidaban de sus dueños, pertenencias y ayudaban a hacer crecer a las plantas.
Su aspecto amigable acompañado con ropas coloridas, barbas largas, gorros picudos y grandes, logró que los humanos depositaran su confianza en ellos, poniendo en sus manos su fe y su amor como si de una persona real se tratara.
Su fama a través de los años
Fue así que a finales de la década de 1700, las estatuas de gnomos hechas de madera o porcelana se convirtieron en toda una sensación y en una de las decoraciones domésticas más deseadas en diferentes países de Europa y América.
Para 1930, su popularidad aumentó con el estreno de la película animada de Disney ‘Blancanieves y los siete enanitos’, así como muchas otras producciones que surgieron años después en las que los gnomos eran los personajes principales, especialmente en 1990.
Y aunque en el actual siglo XXI no son tan conocidos como antes, debido a las leyendas que han surgido sobre que son poseídos por espíritus malignos, que atraen mala suerte, vengativos y que cobran vida para hacer travesuras, son muchos los que siguen eligiendo usarlos como guardianes en sus hogares.