/ miércoles 12 de junio de 2024

Pedófilo mató a Carlitos en tienda de videojuegos en Torreón

Evadió la justicia durante varios años y lo capturaron navegando en internet

Un frío sábado de enero, Carlitos salió de su casa para escoger el regalo de Día de Reyes en la tienda Centro de Inteligencia Artificial, sus papás le había prometido recompensarlo gracias a su buen comportamiento durante el año, pero ya no regresó.

Era la tarde del 2 de enero de 1999 en la colonia San Isidro, Carlos Muñoz Valdez, Carlitos, de doce años de edad, salió de casa para visitar el negocio propiedad de Enrique Busquets Casanova, ubicado en la avenida Washington número dos. En el camino se encontró al niño Andrés Alejandro, quien lavaba coches a los vecinos del sector.

Ambos estuvieron observando videojuegos que se exhibían en el mostrador, hasta que Enrique Busquets dejó a Carlitos jugar con su computadora personal. Andrés Alejando fue excluido de la invitación y se fue del lugar.

Eran alrededor de las 3 de la tarde y el niño no llegaba a casa, por lo que su papá, Carlos Muñoz Franco salió a buscarlo. En declaraciones que dio a la prensa de aquella época, relató:

“Me dirigí al negocio de computación para preguntar por mi hijo Carlitos… toqué al vidrio y la persona que se encontraba en el interior se levantó y se dirigió a la puerta, luego le pregunté si lo había visto. El dueño del lugar, Enrique Busquets Casanova, dijo que sí, pero que ya se había ido con otros niños”.

Carlos Muñoz y su esposa estuvieron buscando a su hijo por las calles, hablaron a la Policía Municipal y finalmente, a las 11 de la noche, encontraron su cuerpo en la calle Cuautitlán y calzada Ávila Camacho, con huellas de estrangulamiento.

El último lugar donde lo habían visto con vida, fue en la tienda Centro de Inteligencia Artificial, que, a final de cuentas, era una fachada para cubrir una red de venta de pornografía infantil.

Comportamiento extraño

Angélica María González, esposa de Enrique Busquets, relató ante la justicia que el día del asesinato, su esposo salió de casa al medio día y regresó pasadas las cuatro de la tarde. Dos horas después dijo que iba a la tienda, para regresar a las ocho de la noche.

A esa hora se ofreció para ir a comprar hamburguesas para sus tres hijos, situación que nunca ocurría, y volvió dos horas después sin zapatos, con la camioneta Ram Charger cubierta de tierra: su ropa apestaba.

Al día siguiente, Busquets intentó vender la camioneta en vano; mandó a cambiar el tapiz y los asientos traseros para finalmente deshacerse de ella meses después. Por su parte, la Policía Municipal jamás investigó en la tienda ni aseguró la computadora.

Años después se sabría que Enrique Busquets vendía pornografía.

La búsqueda

A comparación de otros asesinos y pedófilos que evaden a la justicia a través de contubernios con las autoridades, Enrique Busquets Casanova no era rico ni aparentemente poderoso, pero la orden de aprehensión tardó varios años en liberarse, por lo que huyó del país.

Casi dos años después, el entonces Procurador de Justicia, Oscar Calderón, se vio envuelto en un escándalo al declarar que el niño había muerto jugando luchitas, tuvo que nombrar a un fiscal especial para atraparlo, Juan García Chapa.

García Chapa había pertenecido al grupo antisecuestros, entrenado en Medio Oriente por el Mossad. Pruebas como el peritaje del detector de mentiras y varios retratos hablados habían sido desaparecidos; además la esposa de Busquets no había sido interrogada.

Juan García Chapa habló con ella, definió un perfil del asesino: sicópata, perfil homicida. Buscó y encontró la camioneta que vendió Busquets, después el sillón del asiento trasero, donde encontró una fibra de la playera de Carlitos.

Desde que Enrique Busquets Casanova huyó de Torreón, estuvo en Monterrey, Zacatecas, Durango, Camargo y El Paso, Texas, pero un juez negó la orden de aprehensión.

Así que García Chapa empezó a cazarlo en internet. Las redes sociales en aquel entonces eran distintas, en las páginas web existían grupos de gente que compartía pasatiempos en común llamados chats. Y durante semanas, con el perfil que ya tenía, buscó a alguien similar en páginas de sexo y empezó a charlar con él bajo una identidad falsa.

De esa manera se enteró que Busquets llegó a Madrid y se estableció en Blanes, Gerona. Como las autoridades de Coahuila lo ignoraron, junto con el padre, Carlos Muñoz, viajaron a Monterrey para presentarle el caso al cónsul de España, por tratarse de un crimen relacionado con pederastia y pornografía infantil.

En septiembre de 2004, en un trabajo conjunto con del FBI y la Interpol, Busquets Casanova fue arrestado al salir de un bar donde trabajaba, por las madrugadas entraba a un lugar público de internet y peinaba las páginas de contenido sexual hasta el amanecer. En 2005 lo extraditaron.

García Chapa declaró en aquel entonces que el trasfondo del caso era una red de pederastas que operaban en la región y estuvieron protegiendo a Enrique Busquets Casanova.

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La cárcel

Enrique Busquets Casanova se encuentra recluido en el penal de Saltillo bajo la causa penal 04/2017, llegó a declarar que el asesino del niño Carlitos se encontraba fuera, entre la gente.

En octubre de 2018 su defensa pidió su libertad anticipada, purga una condena de 20 años por infanticidio. Pero la fue negada por los resultados poco favorables en su personalidad, lo definieron como una persona con actitudes manipuladoras, con bajo control de la violencia y falta de tolerancia a la frustración, además de mitómano.

También, se demostró que tiene poca capacidad para la readaptación social.



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Un frío sábado de enero, Carlitos salió de su casa para escoger el regalo de Día de Reyes en la tienda Centro de Inteligencia Artificial, sus papás le había prometido recompensarlo gracias a su buen comportamiento durante el año, pero ya no regresó.

Era la tarde del 2 de enero de 1999 en la colonia San Isidro, Carlos Muñoz Valdez, Carlitos, de doce años de edad, salió de casa para visitar el negocio propiedad de Enrique Busquets Casanova, ubicado en la avenida Washington número dos. En el camino se encontró al niño Andrés Alejandro, quien lavaba coches a los vecinos del sector.

Ambos estuvieron observando videojuegos que se exhibían en el mostrador, hasta que Enrique Busquets dejó a Carlitos jugar con su computadora personal. Andrés Alejando fue excluido de la invitación y se fue del lugar.

Eran alrededor de las 3 de la tarde y el niño no llegaba a casa, por lo que su papá, Carlos Muñoz Franco salió a buscarlo. En declaraciones que dio a la prensa de aquella época, relató:

“Me dirigí al negocio de computación para preguntar por mi hijo Carlitos… toqué al vidrio y la persona que se encontraba en el interior se levantó y se dirigió a la puerta, luego le pregunté si lo había visto. El dueño del lugar, Enrique Busquets Casanova, dijo que sí, pero que ya se había ido con otros niños”.

Carlos Muñoz y su esposa estuvieron buscando a su hijo por las calles, hablaron a la Policía Municipal y finalmente, a las 11 de la noche, encontraron su cuerpo en la calle Cuautitlán y calzada Ávila Camacho, con huellas de estrangulamiento.

El último lugar donde lo habían visto con vida, fue en la tienda Centro de Inteligencia Artificial, que, a final de cuentas, era una fachada para cubrir una red de venta de pornografía infantil.

Comportamiento extraño

Angélica María González, esposa de Enrique Busquets, relató ante la justicia que el día del asesinato, su esposo salió de casa al medio día y regresó pasadas las cuatro de la tarde. Dos horas después dijo que iba a la tienda, para regresar a las ocho de la noche.

A esa hora se ofreció para ir a comprar hamburguesas para sus tres hijos, situación que nunca ocurría, y volvió dos horas después sin zapatos, con la camioneta Ram Charger cubierta de tierra: su ropa apestaba.

Al día siguiente, Busquets intentó vender la camioneta en vano; mandó a cambiar el tapiz y los asientos traseros para finalmente deshacerse de ella meses después. Por su parte, la Policía Municipal jamás investigó en la tienda ni aseguró la computadora.

Años después se sabría que Enrique Busquets vendía pornografía.

La búsqueda

A comparación de otros asesinos y pedófilos que evaden a la justicia a través de contubernios con las autoridades, Enrique Busquets Casanova no era rico ni aparentemente poderoso, pero la orden de aprehensión tardó varios años en liberarse, por lo que huyó del país.

Casi dos años después, el entonces Procurador de Justicia, Oscar Calderón, se vio envuelto en un escándalo al declarar que el niño había muerto jugando luchitas, tuvo que nombrar a un fiscal especial para atraparlo, Juan García Chapa.

García Chapa había pertenecido al grupo antisecuestros, entrenado en Medio Oriente por el Mossad. Pruebas como el peritaje del detector de mentiras y varios retratos hablados habían sido desaparecidos; además la esposa de Busquets no había sido interrogada.

Juan García Chapa habló con ella, definió un perfil del asesino: sicópata, perfil homicida. Buscó y encontró la camioneta que vendió Busquets, después el sillón del asiento trasero, donde encontró una fibra de la playera de Carlitos.

Desde que Enrique Busquets Casanova huyó de Torreón, estuvo en Monterrey, Zacatecas, Durango, Camargo y El Paso, Texas, pero un juez negó la orden de aprehensión.

Así que García Chapa empezó a cazarlo en internet. Las redes sociales en aquel entonces eran distintas, en las páginas web existían grupos de gente que compartía pasatiempos en común llamados chats. Y durante semanas, con el perfil que ya tenía, buscó a alguien similar en páginas de sexo y empezó a charlar con él bajo una identidad falsa.

De esa manera se enteró que Busquets llegó a Madrid y se estableció en Blanes, Gerona. Como las autoridades de Coahuila lo ignoraron, junto con el padre, Carlos Muñoz, viajaron a Monterrey para presentarle el caso al cónsul de España, por tratarse de un crimen relacionado con pederastia y pornografía infantil.

En septiembre de 2004, en un trabajo conjunto con del FBI y la Interpol, Busquets Casanova fue arrestado al salir de un bar donde trabajaba, por las madrugadas entraba a un lugar público de internet y peinaba las páginas de contenido sexual hasta el amanecer. En 2005 lo extraditaron.

García Chapa declaró en aquel entonces que el trasfondo del caso era una red de pederastas que operaban en la región y estuvieron protegiendo a Enrique Busquets Casanova.

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La cárcel

Enrique Busquets Casanova se encuentra recluido en el penal de Saltillo bajo la causa penal 04/2017, llegó a declarar que el asesino del niño Carlitos se encontraba fuera, entre la gente.

En octubre de 2018 su defensa pidió su libertad anticipada, purga una condena de 20 años por infanticidio. Pero la fue negada por los resultados poco favorables en su personalidad, lo definieron como una persona con actitudes manipuladoras, con bajo control de la violencia y falta de tolerancia a la frustración, además de mitómano.

También, se demostró que tiene poca capacidad para la readaptación social.



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