La primaria Felipe Carrillo Puerto está trabajando sólo con dos grupos y pocos alumnos; en la institución hay poco personal, pero el que permanece, continúa laborando con dedicación para seguir formando a los niños que siguen confiando en ella.
El profesor Luis Enrique Aguilera Montero tiene 38 años de servicio, de los cuales, ha pasado 15 en la escuela primaria Felipe Carrillo Puerto; es uno de esos personajes que continúa ahí y que ahora es pieza fundamental para sacar a flote el ciclo escolar de los 35 niños que están inscritos y asisten a clases.
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Además de estar en el aula frente a grupo, se le puede ver plantando árboles, regando plantas y velando por el bien de la escuela y los estudiantes; tiene los grupos de quinto y sexto, trabaja con ambos y pese a existir cierto rezago, va poniéndolos al corriente y cumpliendo con el reto que esto implica.
Dijo estar acostumbrado a trabajar con grupos multigrado, gracias a los años de experiencia que tiene en la docencia y con alumnos con rezago, así como con discapacidades; en esta institución por el momento es necesario hacerlo por la baja matrícula con la que cuentan, ya que la Carrillo Puerto se niega a morir y mientras haya estudiantes continuarán brindando el servicio.
Compromiso y amor a su trabajo
El compromiso de profesores como Luis Enrique es lo que la ha mantenido a flote, así como la confianza de los padres de familia o abuelos que mantienen a los niños en esta primaria, en la cual actualmente solo operan dos aulas, pero hay niños de todos los grados educativos de este nivel.
Además de sus clases, el maestro realiza otras actividades en la escuela, planta árboles, los riega al igual que el resto de las plantas, pero además involucra a sus alumnos organizándolos para salir a atender la flora del lugar.
“Me gusta mucho plantar árboles porque de aquel lado estaba sola la cancha y a los niños les gusta jugar allá y pues les da sombrita; me dedico a darles un poquito de agua, mantenimiento, para que los niños tengan bonitas áreas de descanso”.
El profesor es paciente con sus niños, los hace partícipes de todas las actividades y procura siempre ayudarlos a avanzar; disfruta su trabajo y poder darles más atención a los niños ahora que hay pocos.
Ama esta escuela, ya son muchos años de servicio en ella y seguirá aquí hasta que sea posible, sin importar las condiciones en las que se trabaje, aunque se tenga que atender a 20 niños.
Con el poco personal que hay en este momento en la institución, se hace lo necesario y un poco más; así como el ‘profe’ Luis Enrique, quienes trabajan aquí deben cubrir diversos roles. Para él es un gusto servir a los pequeños, a los padres de familia y poner un granito de arena en la educación de los torreonenses.
Cien años de tradición
Esta escuela tiene 100 años de antigüedad y por eso hay familias que se niegan a dejar la tradición; algunos abuelitos o padres de los estudiantes también pasaron por estas aulas y pasillos; a pesar de que muchas familias han emigrado a otros sectores como el oriente o norte, hay niños que todavía vienen desde lejos o que son traídos por sus abuelos a esta primaria.
El crecimiento demográfico de Torreón ha ocasionado este fenómeno en algunas escuelas y en el caso de la Felipe Carrillo Puerto, no es la excepción.
Los dos profesores y el poco personal que queda en el plantel, seguirán trabajando y a disposición de los niños y padres que siguen confiando en la escuela; aseguran que no cerrará y aunque hay pocos alumnos seguirán brindando la atención que merecen.
La supervisora de la Zona Escolar 501, Nadia Barraza Rueda, comentó que a pesar de que mucho se ha dicho que la escuela cerrará, no es así.
Destacó que sí hay una baja considerable de estudiantes y son solo dos aulas y dos maestros los que permanecen; además en total tienen 35 niños de los diferentes grados educativos.
“Todavía hace unos años había hasta 14 grupos, pero ya también por la migración natural que ha tenido la gente porque muchos se fueron al oriente a sus casas nuevas, se ha dado esta situación de que son menos niños, se van a otras colonias y por tanto a otras escuelas”.
“Las otras escuelas que atendemos en la zona como la Nazario y Zaragoza, se han mantenido porque los papás los dejan con las abuelitas y aquí son pocos que ya los pueden cuidar y los demás ya no vienen”, agregó.
El profesor destacó que aunque faltan recursos e incluso personal, seguirán trabajando. “Los niños tienen una atención personalizada y aún hay gente que confía y sigue trayendo o invitando más niños”, concluyó el profesor.
