Desde hace mucho tiempo, en diversas culturas y religiones se cree que el llevar una pulsera roja en la muñeca es un amuleto de la buena suerte y sirve como protección a las energías negativas, sin embargo, hay personas que luego de un tiempo de usar este accesorio, suelen perderlo o romperlo sin querer. ¿Sabes por qué ocurre esto? A continuación, te lo explicamos.
Aunque para quienes la utilizan, podría ser alarmante el deshacerse de la pulsera de un momento otro, pensando que la protección de esta ha dejado de funcionar, la realidad es todo lo contrario según las leyendas hindú y algunos otros relatos de la antigua China.
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Dichas historias afirman que el perder la pulsera o que se rompa es una excelente señal, dado que esto confirmaría que el amuleto ha brindado la protección suficiente cuando se necesitaba y por tanto su trabajo finalizó.
Cabe señalar que, si la pulsera se rompe, pero quieres volver a utilizarla, es importante lavarla con agua y jabón para eliminar las vibras que se hayan depositado en ella, asimismo debes enterrarla durante un tiempo en tu jardín y luego de ello podrás ponerla de nuevo en tu muñeca.
Otra situación que ocurre comúnmente es la de perder la pulsera y volverla a encontrar después de unos días, en estos casos lo más recomendable es tomarla, tirarla en un basurero lejos de tu hogar o quemarla para mayor seguridad.
¿Dónde debe colocarse una pulsera roja para que funcione?
Son múltiples las culturas que aseguran que para que una pulsera roja funcione, el accesorio debe portarse únicamente en la muñeca o el pie del lado izquierdo, que es por donde mencionan que ingresan las energías al cuerpo humano.
Por otro lado, se dice que para que este amuleto tenga mayor fuerza contra las malas vibras, la mejor opción es que sea un regalo de una persona de confianza o muy cercana a ti.
¿Para qué sirven las pulseras rojas?
- Sirven como amuleto para la envidia y el mal de ojo.
- Atraen buena suerte, éxito o dinero.
- Neutralizan las malas energías.
- Son un símbolo del amor verdadero.
- Absorbe los malos pensamientos.