Durante más de 500 años, una serie de códices mayas fueron un misterio para los investigadores mexicanos. A mediados de los años 1940 un joven soviético pudo lograrlo y publicarlo a la comunidad científica por primera vez ¿lo curioso? Todo lo hizo desde Europa, sin pisar México o Guatemala. Te presentamos la historia de Yuri Valentinovich Knórozov.
“En mi corazón siempre seré mexicano” es la frase que decora el monumento a Yuri Valentinovich Knórozov en Merida, Yucatán. Pronunciada en 1994 cuando el ex soldado soviético recibió la condecoración Orden del Águila Azteca por ser el primero en descifrar los jeroglíficos mayas.
Previo a Yuri, nadie lo había logrado. El primero en intentarlo fue un misionero franciscano Diego de Landa, que en el siglo VXI mandó matar a miles de indígenas de la zona de Yucatán y Guatemala por ‘herejía’. Sin embargo preservó algunos códices, de los que escribió en el documento ‘Relación de las cosas de Yucatán’.
De la Landa describe cómo era la forma de la vida de los mayas antes de la conquista, así como las instituciones existentes. Además, también hizo un apartado bajo el título Alfabeto maya, que sirvió de base para el desciframiento de los glifos.
El manuscrito original del franciscano se tradujo y fue publicado en francés en 1864. El texto había permanecido olvidado en la Real Academia de la historia de Madrid.
Yuri Valentinovich Knorozov y los Mayas
En 1945, Yuri y Diego de Landa se cruzaron. Tras la derrota de la Alemania Nazi, el soldado de entonces 21 años, rescató del Biblioteca Prusiana de Berlín el texto, del cual eligió dos: La relación de las cosas de Yucatán y un facsimilar de los Códices mayas.
Su interés por el pensamiento iniciático le exigió involucrarse en estudios de egiptología y jeroglíficos. Finalmente, el artículo El desciframiento de las escrituras mayas, ¿un problema insoluble? de Paul Schellhas marcó una nueva ruta en su vida.
Pese a la desconfianza de otros investigadores, Yuri debía que ‘Cualquier sistema o código elaborado por un ser humano puede ser resuelto por cualquier otro ser humano” Gracias a ello, su profesor de universidad, Serguéi Tókarev, confió en su nuevo proyecto: descifrar los jeroglíficos mayas.
¿Cómo lo hizo?
Al principio Knórozov aprendió español y obtuvo reproducciones exactas de Dresdén, París y Madrid. Debido a la Guerra Fría, no fue fácil para el investigador venir a México, por lo que toda su investigación la desarrolló en Leningrado. Realizó un análisis de la frecuencia del uso de los signos. A diferencia de Diego de Landa, que buscaba sustituir las letras del alfabeto por los jeroglíficos, Knórozov detectó que el maya era silábico y estaba compuesto por 355 signos. La transportación de las estructuras simbólicas no era posible.
Cómo resultado publicó el artículo titulado “La escritura antigua de América Central” en 1952” Según declaró, la diferencia entre él y quienes lo intentaron antes era que él era lingüista y los demás arqueólogos “En realidad, no hice nada sólo seguí a Landa y así llegué al éxito”
Lamentablemente, las investigaciones no fueron bien recibidas por la academia internacional ni por los estudios de los mayas más prominentes. Por el contrario, el estigma sobre el comunismo se dejó caer con todo su peso y fue descalificado en numerosas ocasiones por mayistas de la talla de Thompson. Sin embargo, en la URSS Knórozov causó un revuelo positivo en la academia, despertando el interés de miles de estudiantes y generando nuevas instituciones para los estudios latinoamericanos.
A principios de la década de 1990 visitó Guatemala y fue condecorado con la Orden del Quetzal. En esa oportunidad visitó Tikal y Uaxactún. Tres años más tarde visitó México y participó en el Tercer Congreso Internacional de Mayistas.
Yuri Knorozov falleció en 1999, víctima de un derrame cerebral. Actualmente, el investigador es recordado con monumentos e instituciones que llevan su nombre, por ser la persona qué descifró los códices mayas sin siquiera pisar tierras americanas.
¿Quién fue Yuri Valentinovich Knorozov?
Yuri Valentinovich Knórozov nació en la extinta Unión Soviética el 19 de noviembre de 1922. Procedente de una familia de intelectuales, ingresó a la Facultad de Historia de la Universidad Estatal de Lomovosov de Moscú. Había aprendido a leer por sí mismo griego, árabe y chino.
En 1941 pospuso sus estudios para participar dentro de las fuerzas soviéticas. De 1943 a 1945 fingió como observador en la armada roja. Finalmente, en 1945 Yuri entró junto con el Ejército Rojo a la ciudad de Berlín fue ahí cuando escogió los libros de un par de cajas.
Una vez de vuelta en la URSS, cambió de carrera por etnografía e inicio exploraciones arqueológicas en Asia Central. Durante sus trabajos de campo, se involucró en el sufismo o pensamiento místico musulmán.
