Navidad parece la época más feliz del año por defecto. Las familias se reúnen, las ciudades y hogares se adornan con luces de colores y por las calles se escuchan villancicos. Aunque no todo el mundo lo recibe de la misma manera, pues muchos suelen estar de mal humor, con cierta amargura o tristeza. ¿qué pasa? Te contamos de la depresión blanca.
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¿Qué es la depresión blanca?
Comencemos por explicar este concepto. Pues pese a no tener una entidad clínica, se trata de un trastorno con entidad propia, que aparece en algunas personas como reacción emocional a una serie de estímulos exteriores relacionados, en este caso con las fechas navideñas.
Debido a esto no existe una caracterización clínica como tal, pero a nivel general podemos decir que incluye síntomas propios del ánimo depresivo, como la apatía, anhedonia, insomnio, irritabilidad o falta de apetito.
Es importante que haya cierta consciencia por parte de quien lo padece, pues este malestar aparece en reacción a elementos específicamente ligados a la celebración de navidad o fechas relacionadas. Pero, ¿por qué aparece?
¿Causas de la depresión blanca?
Las razones por las que puede ser desagradable o entristecedora la navidad para una persona pueden ser variadas. Por ejemplo, las representaciones constantes de la felicidad y las expectativas en este sentido pueden suponer una cierta presión para personas que no se sienten así o que están pasando por una mala época.
A ello se suma la influencia que la estación invernal tiene sobre algunas personas, relacionada en buena medida con la disminución de la exposición a la luz solar (que puede alterar el ritmo circadiano, la alternancia entre sueño y vigilia) y con pasar más tiempo en espacios interiores por las condiciones climatológicas desfavorables.
¿Cómo afrontar la depresión blanca?
Debido a que no se trata de un trastorno psicológico, no existe un tratamiento como tal para la depresión blanca. Sin embargo, existen ciertas estrategias para minimizar el malestar en lo posible.
Marcar expectativas realistas sobre las celebraciones, las relaciones familiares o el gasto económico puede ayudar a distanciarse emocionalmente de estos tres aspectos, por ejemplo. Ser más conscientes de la naturaleza (interesada) de la promoción del consumismo o del elemento de compromiso en las reuniones sociales es una manera de relativizar sus aspectos negativos y escoger otros más positivos.