Para Armando, el padecimiento de Alzheimer que sufrió su madre, Juanita, fue un todo reto y un cambio radical en sus vidas, tras el inesperado diagnóstico.
Juanita tuvo algunos cambios de comportamientos muy radicales: éstos fueron físicos, emocionales y psicológicos, que la deterioraron por más de cinco años y al final, la condujeron a la muerte.
“Disculpe señor, ¿quién es usted?, me preguntó mi mamá cuando cocinaba, por lo que me extrañó su pregunta que la consideré inusual”, explicó Armando.
En un inicio no le tomó importancia debido a que su madre reaccionó y se concretó a decir que bromeaba.
El padecimiento de Alzheimer que sufrió Juanita, fue crónico degenerativo; el proceso de esta enfermedad desgastó considerablemente a su pareja sentimental, José, quien la cuidó desde su detección hasta el día de su partida.
Pero el Alzheimer no fue todo, a principios de 2018 le detectaron cáncer cervicouterino, por lo que en la clínica 16 del IMSS, fue sometida a una intervención quirúrgica para extraerle la matriz.
El médico que la trató, recomendó que ya no entrara al proceso de las quimioterapias, ya que supuestamente este caso era terminal y sólo viviría alrededor de tres meses.
A mediados de ese mismo año comenzó a preguntar referencias de sus propios hijos, de eventualidades rutinarias, por lo que sus comportamientos cambiaron; no recordaba cómo se cocinaba, los lugares que frecuentaba, tan simples como la tiendita de la esquina, el supermercado o las calles dónde viven hermanos.
“El cáncer y la diabetes no se desarrollaron en el cuerpo de mi mamá, por lo que mis hermanos y yo nos quedamos sorprendidos, ya que el médico había diagnosticado que mi mamá estaba en fase terminal”, enfatizó.
Armando narró que en primera instancia sintió mucha extrañeza y después un gran dolor emocional; no podía creer que esto le pasara a su madre. Además, desde un principio no lo aceptó, pensaba y quería hacerse a la idea de que ese episodio de olvido sería pasajero.
Cada vez más personas lo padecen
Así como Juanita, en Coahuila se han detectado este 2024 nuevos casos de Alzheimer, por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en las diferentes unidades médicas, que cuentan con el servicio de neurología.
Encabeza el municipio de Saltillo con 47 casos, seguido por Monclova con 16; Piedras Negras tiene un total de 9, Ciudad Acuña con 5 y Torreón con solo 4 casos detectados y confirmados.
Y de acuerdo a la Secretaría de Salud a nivel federal, en México podría haber alrededor de un millón 300 mil personas que padecen esta enfermedad, lo que representa entre de un 60 a 70 por ciento de los diagnósticos de demencia; esta problemática de salud afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años.
Además, se estima que en México hay 12 millones de adultos mayores, de ellos, aproximadamente 800 mil presentan algún tipo de demencia y de éstos, ocho de cada 10 presentan la enfermedad.
Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula una cifra aproximada de 60 millones de personas a nivel global que viven con Alzheimer, de las cuales, el 8.1 por ciento son mujeres y 5.4 por ciento, hombres mayores de 65 años.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es una enfermedad degenerativa del cerebro, progresiva, que provoca deterioro de la memoria, pensamiento y conducta; es un tipo de demencia y se considera la más común. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Alzheimer establecieron el 21 de septiembre como Día Mundial del Alzheimer, desde el año 1994, para difundir información, generar mayor conocimiento y concientizar a la población.
Esta enfermedad obedece a cambios en el cerebro por la presencia de la proteína llamada Beta Amiloide, la cual se acumula frecuentemente en el lóbulo temporal; la toxina provoca inflamación y muerte progresiva de las neuronas, por ello los principales signos del Alzheimer que son los olvidos de eventos recientes, problemas de lenguaje, desorientación, cambios de estado de ánimo, alteraciones del pensamiento abstracto, pérdida de habilidades previamente adquiridas o cotidianas, olvido de lugares y personas cercanas, dificultad para vestirse por sí mismas, entre otras.
Este padecimiento, cuando se encuentra en fases terminales podría llegar a olvidos extremos como caminar, defecar u orinar, comer.
Perdiendo el sentido
Armando recuerda cómo el padecimiento de su madre se agravó cuando ella perdió por completo la dimensión del tiempo y espacio. “No sabía quién era, ni tampoco quiénes eran sus hijos y sus amigos. La familia sufrió junto con ella este padecimiento, tanto desgaste emocional y psicológico”.
Para la familia Moreno Vázquez los días cada vez eran más tristes y sin sentido; el Alzheimer iba consumiendo a Juanita, quien pasó por todo tipo de tratamientos, incluso algunos alternativos y naturales, que solo le ayudaban un poco a mantenerse tranquila por momentos.
“Para nosotros este padecimiento fue un tormento, ya que la memoria de mi mamá no conectaba con la realidad, no se valía por sí misma, por lo que teníamos que darle de comer en la boca, bañarla, vigilar muy de cerca debido a que podría accidentarse con alguna acción no razonada. Mi mamá prácticamente se convirtió en una niña de 1 a 2 años”, concluyó su hijo.
Luego de cinco años de estrés y sufrimiento, más para la familia que para la propia Juanita, su cerebro dejó de funcionar y a consecuencia, dejó de existir.
Tratamiento y prevención
En la actualidad no existe tratamiento o cura para esta enfermedad, pero se puede tratar de disminuir el riesgo de padecerla; es recomendable que se realice actividad física, alrededor de 150 minutos por semana, llevar una dieta balanceada que sea baja en grasa, con abundantes frutas y verduras, así como cereales enteros.
Además, para poder atender adecuadamente a una persona con Alzheimer, es necesario que el diagnóstico se realice temprano, que el tratamiento sea integral y de alta especialidad, basado en medicamentos que estimulan y ayudan a prolongar la vida de las neuronas, para mejorar la calidad de vida del paciente.
Parte de ese tratamiento integral y que es de suma importancia, es la participación activa de quienes cuidan a los pacientes, así como de las familias; es complicado que un paciente avance sin el apoyo de otra persona.