¿Qué hace la marihuana en tu cuerpo y en tu cerebro desde que la consumes?
Los efectos que ocasiona una sustancia dependen de la dosis y la frecuencia del consumo. La que más importa es aquella que llega al cerebro ya que ocasiona efectos psicoactivos, por lo que debe tomarse en cuenta la vía de administración.
La sustancia psicoactiva de la marihuana es el THC (delta-9 tetra-hidro-cannabinol).
El THC se absorbe con rapidez al momento de inhalarse, y se puede detectar en la sangre casi al momento.
Entre los 3-10 minutos alcanza su máxima concentración, por eso sus efectos se detectan muy rápido.
Por el contrario, si la marihuana se come, su absorción es muchísimo más lenta. La concentración máxima de THC llega después de una hora en la mayoría de las personas, aunque se han visto casos en que se puede tardar hasta 4 o 6 horas. Por lo tanto, los efectos tardan mucho en aparecer, lo que puede llevar a las personas a ingerir nuevamente preparados con THC. Los efectos por vía oral son impredecibles y, si son adversos, son más difíciles de detener.
Una vez que el THC llega al organismo, se disperse por la sangre y viaja hacia los tejidos y también se deposita en las grasas.
También atraviesa sin dificultad la barrera placentaria. Cuando se fuma, el feto se expone a la tercera parte del THC de la madre, y en la décima parte si se come. También pasa por la leche materna.
Independientemente de cómo se consuma, pasan entre 20 y 30 horas para que la concentración de THC en la sangre disminuya a la mitad.
Más de 100 metabolitos del THC se han identificado, de los cuales destacan dos, el 11-OH-THC y el THC-COOH. Los dos se depositan en grasa y se eliminan lentamente, por lo que es posible detectar el consumo de marihuana hasta una semana o más después de que ocurrió.
¿Qué le sucede a tu organismo?
Cuando fumas, tu frecuencia cardiaca incrementa, la presión arterial disminuye y los ojos se enrojecen.
Estos parámetros regresan a valores normales después de aprox. 3 horas, pero se mantienen elevados por más tiempo si el consumo continúa.
El máximo efecto psicoactivo (“high”) se alcanza después de 20 o 30 minutos de haber fumado y disminuye gradualmente en función de la dosis. Con dosis más altas, tarda más en desparecer.
Al consumir un preparado de marihuana (una galleta, por ejemplo) con 20 mg de THC, los efectos son más lentos, el enrojecimiento de los ojos se presenta entre 30 y 60 min después, los efectos psicoactivos inician después de 30 min a 90 min y llegan a valores normales después de 6 horas.
Si el THC se encuentra en el cerebro, se enlaza con receptores específicos CB1 que se encuentran en algunas zonas.
Llegan a producir un aumento en el apetito al unirse al hipotálamo, mientras que en el cerebelo y en los ganglios basales se producen alteraciones en la coordinación.
En el hipocampo, inhiben los procesos que facilitan la memoria, en la corteza alteran funciones cognitivas y en el tallo cerebral, inhiben el reflejo del vómito, entre otros efectos.
Generalmente, en las personas produce sedación y, en una menor proporción, ansiedad.
También hay otro tipo de receptores a cannabinoides, los CB2 que se encuentran en mayor proporción en el sistema inmunológico.
Cuando estos receptores se activan, disminuye la respuesta del sistema inmunológico lo que puede disminuir la inflamación, si es que existe, o la respuesta a infecciones en caso de que se presenten.
Si dichos receptores se activan, la respuesta del sistema inmunológico puede disminuir, si es que llega a existir, o la respuesta a infecciones en casa de que se hagan presentes.
¿Cuáles son las posibles alteraciones que se pueden producir a corto y a largo plazo?
A corto plazo:
Deterioro de memoria.
Falta de coordinación.
Alteraciones en la percepción de la distancia y el tiempo.
Sobrecarga del trabajo del corazón.
Poco control emocional.
A largo plazo:
Efectos sobre el sistema respiratorio similares a los asociados al tabaquismo (si se fuma).
Daño pulmonar dado por aditivos de líquidos con THC si se vapea.
Deterioro de atención y memoria.
Disminución de motivación.
Mayor susceptibilidad a contraer infecciones.
Dependencia.
Mayor incidencia de trastornos psiquiátricos.
Los efectos son mayores, mientras más jóvenes son los consumidores y mayor sea el tiempo de consumo.
