Cuando todavía el mundo padece al nuevo coronavirus que produce la enfermedad COVID-19 originada en el mercado de animales de Wuhan, en China hace un año, la semana pasada se conoció un brote de norovirus que afectó a 50 niños de una escuela china en Zingong, provincia de Sichuan. Al día de hoy, todos ellos se encuentran en una situación estable, pero en el último mes se han producido infecciones en varias escuelas y universidades del país.
Según los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de los EEUU, los norovirus son unos virus altamente contagiosos, que suelen presentar brotes entre noviembre y abril, que causan gastroenteritis y cuyos principales síntomas son los vómitos, la diarrea, las náuseas y el dolor de estómago. Hasta pueden generar una gastroenteritis aguda y afectar de forma más grave a los niños pequeños y a los ancianos.
El norovirus tiene la capacidad de propagarse con mucha facilidad y rapidez de una persona a otra o por medio de alimentos contaminados. El contagio puede producirse al consumir productos contagiados, tocar superficies que estén contaminadas o teniendo contacto con una persona infectada por el virus. Una simple partícula de las miles de millones que se libera cuando se enferma por el virus puede producir la enfermedad en cualquier persona. Por suerte, no es virus grave y los síntomas duran unos pocos días, pero tiene riesgos si la persona infectada es anciana, o en niños pequeños, mujeres embarazadas o pacientes inmunodeprimidos. El principal riesgo es el de deshidratación grave.
Los principales síntomas del norovirus son la diarrea, vómitos, náuseas y el dolor de estómago, aunque también pueden venir acompañados de fiebre o dolores de cabeza y corporales. Aunque todavía no hay ningún medicamento específico para hacer frente a la infección, el CDC recomienda beber mucho líquido para reponer las pérdidas producidas por los vómitos o la diarrea.
Para prevenir el contagio por norovirus, el CDC recomienda medidas similares a las utilizadas para frenar la expansión del coronavirus. Es fundamental lavarse las manos a menudo y limpiar o desinfectar las superficies con las que ha estado en contacto una persona que tiene síntomas manifiestos de la enfermedad.