El acto de dormir, una actividad esencial para el bienestar humano, puede acarrear problemas de salud si no se presta atención al estado de las sábanas. Un reciente estudio de la Universidad de Harvard ha revelado que el acto de ducharse diariamente no es beneficioso para la piel, lo que suma un nuevo elemento a considerar en nuestra rutina de higiene y cuidado personal.
Durante el sueño, nuestro cuerpo experimenta diversos procesos fisiológicos, desde la pérdida de células muertas de la piel hasta la emisión de fluidos corporales. Estos residuos, combinados con elementos como el polvo, el polen, la caspa y el pelo, pueden acumularse en nuestras sábanas, convirtiéndolas en un caldo de cultivo para ácaros, bacterias y hongos.
Según el microbiólogo de la Universidad de Nueva York, Philip Tierno, cada individuo produce casi 100 litros de sudor al año en la cama. Esta humedad, junto con los restos orgánicos, crea un ambiente propicio para la proliferación de microorganismos que pueden causar desde infecciones cutáneas hasta problemas alérgicos como rinitis crónica o asma.
La experta en telas María Marlowe Leverette advierte que si las sábanas no se lavan regularmente, existe el riesgo de infección, especialmente si la persona tiene heridas o cortes en la piel. El pie de atleta y otros hongos pueden transferirse a través de las telas, aumentando aún más el peligro para la salud.
Entonces, ¿con qué frecuencia deberíamos cambiar nuestras sábanas para mantener un ambiente saludable en nuestro dormitorio? Según Tierno, lo ideal es hacerlo una vez a la semana, aunque puede ser aceptable hacerlo cada 10 días. Sin embargo, esta frecuencia puede aumentar si la persona suda mucho durante la noche, duerme desnuda o está enferma, llegando a ser necesario lavar las sábanas dos o tres veces por semana en estos casos.
En resumen, mantener nuestras sábanas limpias y libres de microorganismos es esencial para garantizar un descanso reparador y prevenir posibles problemas de salud. Siguiendo estas recomendaciones, podemos asegurarnos de que nuestro dormitorio sea un refugio de descanso y bienestar.