/ sábado 13 de julio de 2024

La depresión llevó a Claudio a comer hasta pesar 300 kilos y morir

Era un hombre divertido y de buen corazón, pero en el fondo sufría por la falta de comprensión familiar

Bajo una fachada de alegría y entusiasmo vivía Claudio Mendoza Rodríguez, El Oso Polar, un hombre que llegó a pesar 300 kilos y vivir sus últimos días postrado en una cama, pero en el fondo era inseguro a causa de los complicaciones que le ocasionó la obesidad mórbida que le diagnosticaron y que lo llevo a la muerte el pasado 17 de mayo.

Josefina Ramírez, su esposa, relató que primero padecía de problemas en una pierna después de sufrir un accidente cuando lo asaltaron en el taxi que manejaba. Presentó una hernia enorme en el área que le dificultó la movilidad, además complicaciones de salud, producto del exceso de peso, hipertensión y afecciones cardíacas.

Te puede interesar: Muere Claudio, lagunero que pesaba más de 300 kilos

A Josefina Ramírez la conocen como Fifí o Fina, asegura que la desesperación por no poder salir adelante, lo llevaban a desesperarse y sentir una terrible culpa que derivó en fuertes episodios de ansiedad; esto terminaba en atracones de comida.

Los problemas de su infancia, dice Fina, también jugaron un papel importante. Claudio siempre se sintió relegado por su madre, se sentía insuficiente por la manera en que lo trataba; ella se enfocaba en su hermana. Para ella Claudio siempre quedaba a deber, minimizaba sus esfuerzos, logros y cada vez que algo así ocurría, lo llevaba a un bajón emocional y a no moderarse en su manera de comer.

“Tenía sus altas y sus bajas, pero él era auténtico, no escondía lo que sentía; de hecho era lloroncillo, tenía corazón de pollo mi gordo”, dijo Fina, la mujer que estuvo con él incondicionalmente hasta su último respiro.

Una historia de amor a prueba de todo


Claudio y Fina se conocieron desde jovencitos en la escuela, no se hablaban porque a él le caía mal; se veían en la tienda de la mamá de Claudio y, posteriormente, Fina trabajó para ella en el servicio doméstico y fue como comenzaron a tratarse más, luego a salir, hasta que iniciaron una relación y descubrieron una mayor afinidad porque eran fanáticos de la lucha libre y estuvieron juntos por 20 años.

Íbamos todos los fines de semana a la lucha hasta que dejó de caminar; se aburría de las cosas muy rápido y probó varias cosas, se dedicó un tiempo a la repostería también, tenía la página de lucha libre donde narraba y hacía entrevistas, hablaba de este deporte, eso sí le gustaba mucho, y también de los celulares nunca se aburrió”, dijo.

Tenía la esperanza de volver a hacer lo suyo, de regresar a las arenas en cuanto pudiera volver a levantarse; dejó en proceso de planeación un viaje a Mazatlán con su esposa y uno de sus hijos, era su sueño conocer el mar y no lo pudo realizar.

“Después de que llegamos a Sol de Oriente, ya cuando tenía problemas en su pierna y empezó a aumentar cada vez más de peso, simplemente se tiró en esa cama; si caminaba, iba y venía al baño pero ya no salía. Duró más de un año sin ver a su mamá porque su situación fue avanzando y le trajo muchas consecuencias”.

Josefina no entiende por qué se dejó engordar de esa manera y a veces, siente culpa de que su esposo llegara a ese grado. “Porque le servía su comida y le decía yo ya no tienes hambre y sí, me decía que le quedaba un huequito y ese huequito era de tres panes de azúcar y yo se los daba”.

Josefina fue la esposa de Claudio y pasó 20 años a su lado, así como los últimos de su vida siempre atendiéndolo y dando su apoyo incondicional. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández | El Sol de La Laguna

Pero está consciente también que él tenía varios problemas; por un lado su forma de ser tan sentimental y por otro la falta de apoyo de su madre, además de un problema severo de ansiedad que nunca atendió, pese a las constantes crisis que presentaba.

Cada vez que él iba con mi suegra llegaba llorando o triste, sin comprender la falta de apoyo y comprensión de ella. Le decía que era un mediocre, que era bueno para nada y que era una barriga sin fondo, todo eso le afectaba mucho siempre a Claudio”.

Josefina comenta que su suegra siempre dijo querer a sus hijos a su manera, no es una persona expresiva ni mucho menos cariñosa; hasta que Claudio estaba agonizando demostró su afecto.

“A veces cuando le daba de comer yo le decía: Amor ya no podemos seguir así, mira cómo estás ya y me respondía: ¿Para qué me cuido ya?. Yo le decía que estábamos el niño y yo, que todavía lo necesitábamos, Chuyito llora mucho porque para él, era su papito”.

Chuyito en las noches platica con Dios y le da las gracias por haberse llevado a su papito, de esa manera ya no lo ve sufrir porque le duele su cuerpo o por no poder moverse y hacer su vida normal. Lo extraña, pero está consciente de que era lo mejor para Claudio.

“Yo no esperaba que se me fuera a rajar a mitad del camino; nadie esperábamos que mi gordo se nos fuera a ir, lo miraba tan fuerte y grandote. Si me dejó un dolor muy grande porque pues era toda una vida y siempre estuvimos juntos, con problemas como cada matrimonio, alguna vez nos separamos pero con todo lo que pasó decidimos estar juntos hasta el final”.

Fina no puede regresar a su casa todavía; hay mucho dolor, tristeza, no ve su vida sin Claudio y no sabe cómo enfrentarse a la soledad en ese hogar que juntos construyeron hace tantos años. “Me hace mucha falta pero ya no puedo hacer nada, tengo que echarle ganas por mi hijo y si no está conmigo se me hace tan difícil, pero mi niño me necesita”.

“Estaba todo el tiempo con él, ya dependía totalmente de mi, lo bañaba, a veces hasta le daba de comer en la boca, hacía todo lo posible por que él estuviera bien. Estoy tranquila porque yo estuve con él hasta el último momento”.

Superando inseguridades de la infancia


Fredy y Claudio fueron amigos desde niños, pasaron también juntos la adolescencia, una etapa difícil en la que compartieron todo tipo de experiencias. "Tengo recuerdos muy bonitos con mi compadre, vivencias, desde su primera novia y hasta un evento donde imitamos a los Hombres G en un festival, nos divertíamos mucho y la pasábamos muy bien”.

Fredy recuerda que su amigo siempre fue un niño y joven tranquilo, incluso muy tímido; era demasiado tímido con problemas hasta para hablar, tartamudeaba mucho.

“A mi me sorprendió mucho cuando empezó como comentarista de lucha libre, no lo creía porque en verdad batallaba y hasta le daba pena”.

Cree que lo que le ayudó a Claudio fue el empezar a congregarse en una comunidad cristiana; ahí fue cuando empezó a socializar más, les pedían alabar y considera que esto le fue ayudando a desarrollar mayores habilidades de socialización y lenguaje.

“Pero también creo que el rechazo y humillaciones constantes de su madre hacia él, de su hermana también, le afectaba y provocaban esa timidez e inseguridad en su carácter”, dijo el amigo, quien a pesar de esto recuerda que también se caracterizó siempre por las ganas de querer vivir y aferrarse a la vida.

“El no era gordito antes, hasta entrenamos juntos karate, pero en algún momento su cuerpo le jugó un mal rato y pues, aunque casi no comía alimentos, de todos modos seguía engordando y eso lo deprimía mucho; al ver que su cuerpo cambiaba el se empezaba a deprimir más”.

Fredy asegura que era una persona muy noble, a tal grado de que muchas personas se aprovechaban de él en cuanto a obtener favores, incluso económicos, como préstamos de dinero y le quedaban mal aprovechándose de esa nobleza.

Grandes amigos dejó en lucha libre


Claudio Mendoza era un hombre conocido y querido por muchas personas; quienes lo conocen aseguran que mientras pudo, le echó muchas ganas a la vida y era de carácter alegre. Siempre le veían con su esposa en eventos de lucha libre.

Karisma y Enigma son dos luchadores laguneros que tuvieron una amistad cercana con Claudia Mendoza, hasta el final de sus días estuvieron presentes brindándole el apoyo necesario, así como a Fina, quien fue su incondicional compañera.

Karisma notaba el cansancio en el semblante de Claudio, pero no solo era un cansancio físico, también había algo mental que lo tenía ya desgastado desde que empezó a tener problemas.

“Él era una persona muy leal, buen amigo y siempre estaba dispuesto a ayudar, pero lamentablemente no siempre se recibe lo mismo y eso tarde o temprano como seres humanos lo resentimos; en los momentos más difíciles de su vida creo que fueron muy pocos los que estuvieron y lo ayudaron”.

Era un hombre reconocido y querido en el ambiente de la lucha libre, Karisma era una de sus amigas más cercanas. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Enigma, conocida como “la gatita consentida” de la lucha libre lagunera, aseguró que Claudio siempre fue una persona muy profesional, conocedora del deporte y que apoyaba a los luchadores laguneros incondicionalmente.

“Cuando yo inicié, fue el primero que me apoyó, sacaba fotos mías, grababa mis luchas, siempre me hacía entrevistas y estaba ahí para apoyarme e impulsar mi carrera; fue algo bonito, lo tengo en mi corazón, siempre fuimos buenos amigos en las arenas, afuera de ellas, con máscara y sin máscara, tuvimos una gran hermandad. Yo sé que él está en todo momento y siempre lo vamos a recordar”.

Dijo que era muy alegre y carismático, muy sensible, sabía escuchar y apoyar a sus amigos; era recíproco y bondadoso: “Siempre estuvo para mi, no recuerdo un no puedo, como te digo, ni en cuanto a la lucha ni en los personal”.

Ambos amigos sabían que Claudio estaba cansado, se le notaba aunque se esforzara en mantener el ánimo en alto, dijo Karisma. “Un amigo conoce un amigo, sí lo veíamos así pero nunca perdió su alegría, esa picardía que tenía, el gusto de ir a la lucha, de ver a sus amigos. Pero desgraciadamente sabemos que fueron muy pocos los que en los malos momentos estuvieron para apoyarlo”.

Familia enfrentó duelo en medio del silencio


A Martha aún le duele la partida de su hermano, no quiere hablar demasiado de él y sólo asegura que les causó un gran dolor su pérdida; les duele en el alma el que este caso se haya tornado en el morbo, que la gente únicamente lo haya visto como un bicho raro.

“Y es que no ven más allá que el sobrepeso, desde que se cayó lo único que hicieron fue sacar noticias para alimentar el morbo, cuando él lo único que estaba pidiendo a gritos era ayuda; poco se le ayudó, solamente sirvió como una nota roja o un caso raro”, dijo la hermana de Claudio.

Fredy y Claudio fueron amigos desde niños y pasaron grandes etapas y experiencias juntos, lo recuerda con mucho cariño. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Asegura que fue una situación de descuido que ya no pudo controlar, que si bien en su familia todos tienen sobrepeso, nunca fue tanto el grado como el que llegó su hermano; sin embargo, la familia considera que esto no era motivo para que se haya hecho leña del árbol caído. “Era como una adicción lo que él tenía, algo que no podía controlar, no era otra cosa”

Leonila, madre de Claudio, ya no quiere hablar del tema; no quiere hablar ni ver con nadie mucho menos de la prensa. Su hija asegura que se encuentra aún muy sensible y que la pérdida de su hijo le ha afectado demasiado; no se esperaba este desenlace.

Atender sus emociones y el entorno era prioridad


Para Diana de la Fuente, psicoterapeuta que brindó atención a Claudio, el contexto familiar fue muy importante; trató de identificar y modificar ciertos hábitos y conductas que mantenían el síntoma, así como de trabajar lo que representa emocionalmente para él y para la familia verse en esa condición.

Dijo que realmente fue muy poco tiempo y avance el que pudo lograr en este caso, debido a que buscó ayuda cuando la situación ya era crítica; ella desde el principio mostró interés en apoyarlo y a toda la familia que requería trabajar a la par en terapia.

“Un objetivo muy importante fue luchar por prevenir el ‘Síndrome de la persona cuidadora quemada’, mediante el establecimiento de la estructura familiar, roles y acuerdos familiares. En cuanto al contexto individual de Claudio, se trabajó en terapia con la relación que se tiene con la comida”.

Para la terapeuta, fue determinante la historia de vida; tuvo que empezar a enfocarse en la atención de la depresión y el trastorno de ansiedad generalizada que padecía.

Había necesidades y prioridades muy específicas; durante el corto tratamiento al que Claudio se sometió, la prioridad fue trabajar en técnicas de regulación emocional, que le ayudaran a sobrellevar el proceso, pensando que sería a largo plazo.

"Debíamos atender esto de manera prioritaria con él, para poder evitar que aumentara la intensidad y lo fuera a llevar a la ideación suicida debido a su desesperación; lamentablemente ya no fue necesario y lo perdimos".

Diana considera que fue difícil llevar la propuesta debido a las complicaciones médicas y solo logró tener cinco sesiones; durante la cuarta y quinta, ya se encontraba hospitalizado, bajo los efectos de sedantes y no podía hablar.

"Las complicaciones eran tan fuertes que se le dio prioridad buscar la atención médica; complicaciones como dificultad para respirar, dolor fuerte de cabeza, una hernia muy grande que tenía y le dolía, calambres y otras", agregó.

Durante la hospitalización se percataron de la necesidad de oxígeno y falla renal. En sí, fueron una serie de factores entre los que destacan la forma de gestionar sus emociones, lo que fue provocando que su situación agravara cada vez más.

"Esa forma de gestionar las emociones era a través de la comida, con fuerte depresión, ansiedad y otro tipo de factores, que no puedo dar a conocer porque son confidenciales".

Un problema que no se debe evadir


De un 30 hasta 50 por ciento de la población en Coahuila, padece obesidad en sus diferentes grados. Cabe destacar que a cualquier persona que tiene un índice de masa corporal mayor a 40 se le califica como obesidad mórbida. Fue el caso de Claudio, cuyo estado de salud ya estaba vulnerable a presentar múltiples complicaciones.

Sin embargo, no es necesario llegar a esta etapa para que ya empiezan a surgir problemas y riesgos como son la hipertensión y la diabetes; hay personas que tienen sobrepeso u obesidad que ya empiezan a presentar este tipo de padecimientos crónicos y que merman la calidad de vida.

Humberto Flores, jefe de Vigilancia Epidemiológica en la Jurisdicción Sanitaria número 6 en Torreón, dijo que para enfrentar este tipo de problemas de salud se tiene que hacer un trabajo multidisciplinario con médicos internistas, endocrinólogos, nutriólogos, incluso hasta a nivel psicológico.

Josefina fue la esposa de Claudio y pasó 20 años a su lado, así como los últimos de su vida siempre atendiéndolo y dando su apoyo incondicional. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández | El Sol de La Laguna

La obesidad está catalogada como un problema de salud pública y se debe pugnar por la prevención, pero cuando ya se presenta en las personas esta situación, es fundamental acudir a los profesionales para atenderse.

Según la Secretaría de Salud del Estado de Coahuila, las personas con obesidad mórbida presentan hipertensión arterial, diabetes mellitus, cardiopatía coronaria, insuficiencia respiratoria y dislipidemia; suelen padecer limitaciones físicas para realizar actividades debido a problemas osteoarticulares derivados de la obesidad extrema.

Esto requiere un tratamiento intenso y multidisciplinario con médicos especialistas, nutriólogos y psicólogos. En ciertos casos la cirugía bariátrica puede llegar a considerarse, pero no todas las personas pueden someterse al tratamiento quirúrgico y es el médico quien debe evaluar las posibilidades de este procedimiento.

En el caso de Claudio, cabe recordar que cuando la familia solicitó ayuda, la situación ya era complicada, su estado de salud estaba muy deteriorada y no pudo someterse rápidamente a un procedimiento de este tipo para reducir su peso; de ahí la importancia de atender la problemática del sobrepeso y la obesidad antes de llegar a estos extremos.

El tiempo es clave en la recuperación

Conoció a Claudio en un momento muy crítico y pese a tener pocas posibilidades decidió tomar el caso; Leslie Jazhel Reyes Jáquez, fisioterapeuta, comentó que debía trabajar en conjunto con médicos cardiólogo e internista que respaldaran la decisión de trabajar con diferentes ejercicios.

No podíamos accionar por la parte física porque notamos que el señor Claudio se agitaba mucho, checamos signos vitales y estaban un poco alterados; comentaba el paciente que no era diabético ni hipertenso pero todo nos indicaba que si, quizá no lo sabía o no estaba siendo tratado”, comentó.

Explicó que esto complicó mucho el poder trabajar porque no se tenía luz verde por parte médica para poder realizar un trabajo físico con los ejercicios. “Lo único que trabajamos con él fue la curación de las úlceras y llagas que estaban presentes en todo su cuerpo, solamente eso podíamos hacer en tanto esperábamos la indicación de un cardiólogo o cualquier especialista para saber qué procedía”.

Después de este proceso, Claudio fue internado y surgieron más complicaciones, que posteriormente lo llevaron a su fallecimiento.

Para Jazhel como fisioterapeuta, llegar a una condición como la que este paciente tenía es complicado, requiere de tiempo sin atención al cuerpo.

La falta de movimiento, sin duda alguna es el principal factor que poco a poco va afectando la movilidad; es un conjunto de factores de diferente tipo, pero en su rubro, señala que es fundamental mantenerse activos en todo momento y atender cualquier problema de movilidad, lesión o dolor que se presente.

Todo lo que no usamos, como quien dice, deja de funcionar, incluso el cerebro; nuestro corazón también es músculo por lo que necesita del ejercicio y el movimiento, pero en general, la falta de movimiento es un factor fundamental”, comentó.

Bajo una fachada de alegría y entusiasmo vivía Claudio Mendoza Rodríguez, El Oso Polar, un hombre que llegó a pesar 300 kilos y vivir sus últimos días postrado en una cama, pero en el fondo era inseguro a causa de los complicaciones que le ocasionó la obesidad mórbida que le diagnosticaron y que lo llevo a la muerte el pasado 17 de mayo.

Josefina Ramírez, su esposa, relató que primero padecía de problemas en una pierna después de sufrir un accidente cuando lo asaltaron en el taxi que manejaba. Presentó una hernia enorme en el área que le dificultó la movilidad, además complicaciones de salud, producto del exceso de peso, hipertensión y afecciones cardíacas.

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A Josefina Ramírez la conocen como Fifí o Fina, asegura que la desesperación por no poder salir adelante, lo llevaban a desesperarse y sentir una terrible culpa que derivó en fuertes episodios de ansiedad; esto terminaba en atracones de comida.

Los problemas de su infancia, dice Fina, también jugaron un papel importante. Claudio siempre se sintió relegado por su madre, se sentía insuficiente por la manera en que lo trataba; ella se enfocaba en su hermana. Para ella Claudio siempre quedaba a deber, minimizaba sus esfuerzos, logros y cada vez que algo así ocurría, lo llevaba a un bajón emocional y a no moderarse en su manera de comer.

“Tenía sus altas y sus bajas, pero él era auténtico, no escondía lo que sentía; de hecho era lloroncillo, tenía corazón de pollo mi gordo”, dijo Fina, la mujer que estuvo con él incondicionalmente hasta su último respiro.

Una historia de amor a prueba de todo


Claudio y Fina se conocieron desde jovencitos en la escuela, no se hablaban porque a él le caía mal; se veían en la tienda de la mamá de Claudio y, posteriormente, Fina trabajó para ella en el servicio doméstico y fue como comenzaron a tratarse más, luego a salir, hasta que iniciaron una relación y descubrieron una mayor afinidad porque eran fanáticos de la lucha libre y estuvieron juntos por 20 años.

Íbamos todos los fines de semana a la lucha hasta que dejó de caminar; se aburría de las cosas muy rápido y probó varias cosas, se dedicó un tiempo a la repostería también, tenía la página de lucha libre donde narraba y hacía entrevistas, hablaba de este deporte, eso sí le gustaba mucho, y también de los celulares nunca se aburrió”, dijo.

Tenía la esperanza de volver a hacer lo suyo, de regresar a las arenas en cuanto pudiera volver a levantarse; dejó en proceso de planeación un viaje a Mazatlán con su esposa y uno de sus hijos, era su sueño conocer el mar y no lo pudo realizar.

“Después de que llegamos a Sol de Oriente, ya cuando tenía problemas en su pierna y empezó a aumentar cada vez más de peso, simplemente se tiró en esa cama; si caminaba, iba y venía al baño pero ya no salía. Duró más de un año sin ver a su mamá porque su situación fue avanzando y le trajo muchas consecuencias”.

Josefina no entiende por qué se dejó engordar de esa manera y a veces, siente culpa de que su esposo llegara a ese grado. “Porque le servía su comida y le decía yo ya no tienes hambre y sí, me decía que le quedaba un huequito y ese huequito era de tres panes de azúcar y yo se los daba”.

Josefina fue la esposa de Claudio y pasó 20 años a su lado, así como los últimos de su vida siempre atendiéndolo y dando su apoyo incondicional. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández | El Sol de La Laguna

Pero está consciente también que él tenía varios problemas; por un lado su forma de ser tan sentimental y por otro la falta de apoyo de su madre, además de un problema severo de ansiedad que nunca atendió, pese a las constantes crisis que presentaba.

Cada vez que él iba con mi suegra llegaba llorando o triste, sin comprender la falta de apoyo y comprensión de ella. Le decía que era un mediocre, que era bueno para nada y que era una barriga sin fondo, todo eso le afectaba mucho siempre a Claudio”.

Josefina comenta que su suegra siempre dijo querer a sus hijos a su manera, no es una persona expresiva ni mucho menos cariñosa; hasta que Claudio estaba agonizando demostró su afecto.

“A veces cuando le daba de comer yo le decía: Amor ya no podemos seguir así, mira cómo estás ya y me respondía: ¿Para qué me cuido ya?. Yo le decía que estábamos el niño y yo, que todavía lo necesitábamos, Chuyito llora mucho porque para él, era su papito”.

Chuyito en las noches platica con Dios y le da las gracias por haberse llevado a su papito, de esa manera ya no lo ve sufrir porque le duele su cuerpo o por no poder moverse y hacer su vida normal. Lo extraña, pero está consciente de que era lo mejor para Claudio.

“Yo no esperaba que se me fuera a rajar a mitad del camino; nadie esperábamos que mi gordo se nos fuera a ir, lo miraba tan fuerte y grandote. Si me dejó un dolor muy grande porque pues era toda una vida y siempre estuvimos juntos, con problemas como cada matrimonio, alguna vez nos separamos pero con todo lo que pasó decidimos estar juntos hasta el final”.

Fina no puede regresar a su casa todavía; hay mucho dolor, tristeza, no ve su vida sin Claudio y no sabe cómo enfrentarse a la soledad en ese hogar que juntos construyeron hace tantos años. “Me hace mucha falta pero ya no puedo hacer nada, tengo que echarle ganas por mi hijo y si no está conmigo se me hace tan difícil, pero mi niño me necesita”.

“Estaba todo el tiempo con él, ya dependía totalmente de mi, lo bañaba, a veces hasta le daba de comer en la boca, hacía todo lo posible por que él estuviera bien. Estoy tranquila porque yo estuve con él hasta el último momento”.

Superando inseguridades de la infancia


Fredy y Claudio fueron amigos desde niños, pasaron también juntos la adolescencia, una etapa difícil en la que compartieron todo tipo de experiencias. "Tengo recuerdos muy bonitos con mi compadre, vivencias, desde su primera novia y hasta un evento donde imitamos a los Hombres G en un festival, nos divertíamos mucho y la pasábamos muy bien”.

Fredy recuerda que su amigo siempre fue un niño y joven tranquilo, incluso muy tímido; era demasiado tímido con problemas hasta para hablar, tartamudeaba mucho.

“A mi me sorprendió mucho cuando empezó como comentarista de lucha libre, no lo creía porque en verdad batallaba y hasta le daba pena”.

Cree que lo que le ayudó a Claudio fue el empezar a congregarse en una comunidad cristiana; ahí fue cuando empezó a socializar más, les pedían alabar y considera que esto le fue ayudando a desarrollar mayores habilidades de socialización y lenguaje.

“Pero también creo que el rechazo y humillaciones constantes de su madre hacia él, de su hermana también, le afectaba y provocaban esa timidez e inseguridad en su carácter”, dijo el amigo, quien a pesar de esto recuerda que también se caracterizó siempre por las ganas de querer vivir y aferrarse a la vida.

“El no era gordito antes, hasta entrenamos juntos karate, pero en algún momento su cuerpo le jugó un mal rato y pues, aunque casi no comía alimentos, de todos modos seguía engordando y eso lo deprimía mucho; al ver que su cuerpo cambiaba el se empezaba a deprimir más”.

Fredy asegura que era una persona muy noble, a tal grado de que muchas personas se aprovechaban de él en cuanto a obtener favores, incluso económicos, como préstamos de dinero y le quedaban mal aprovechándose de esa nobleza.

Grandes amigos dejó en lucha libre


Claudio Mendoza era un hombre conocido y querido por muchas personas; quienes lo conocen aseguran que mientras pudo, le echó muchas ganas a la vida y era de carácter alegre. Siempre le veían con su esposa en eventos de lucha libre.

Karisma y Enigma son dos luchadores laguneros que tuvieron una amistad cercana con Claudia Mendoza, hasta el final de sus días estuvieron presentes brindándole el apoyo necesario, así como a Fina, quien fue su incondicional compañera.

Karisma notaba el cansancio en el semblante de Claudio, pero no solo era un cansancio físico, también había algo mental que lo tenía ya desgastado desde que empezó a tener problemas.

“Él era una persona muy leal, buen amigo y siempre estaba dispuesto a ayudar, pero lamentablemente no siempre se recibe lo mismo y eso tarde o temprano como seres humanos lo resentimos; en los momentos más difíciles de su vida creo que fueron muy pocos los que estuvieron y lo ayudaron”.

Era un hombre reconocido y querido en el ambiente de la lucha libre, Karisma era una de sus amigas más cercanas. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Enigma, conocida como “la gatita consentida” de la lucha libre lagunera, aseguró que Claudio siempre fue una persona muy profesional, conocedora del deporte y que apoyaba a los luchadores laguneros incondicionalmente.

“Cuando yo inicié, fue el primero que me apoyó, sacaba fotos mías, grababa mis luchas, siempre me hacía entrevistas y estaba ahí para apoyarme e impulsar mi carrera; fue algo bonito, lo tengo en mi corazón, siempre fuimos buenos amigos en las arenas, afuera de ellas, con máscara y sin máscara, tuvimos una gran hermandad. Yo sé que él está en todo momento y siempre lo vamos a recordar”.

Dijo que era muy alegre y carismático, muy sensible, sabía escuchar y apoyar a sus amigos; era recíproco y bondadoso: “Siempre estuvo para mi, no recuerdo un no puedo, como te digo, ni en cuanto a la lucha ni en los personal”.

Ambos amigos sabían que Claudio estaba cansado, se le notaba aunque se esforzara en mantener el ánimo en alto, dijo Karisma. “Un amigo conoce un amigo, sí lo veíamos así pero nunca perdió su alegría, esa picardía que tenía, el gusto de ir a la lucha, de ver a sus amigos. Pero desgraciadamente sabemos que fueron muy pocos los que en los malos momentos estuvieron para apoyarlo”.

Familia enfrentó duelo en medio del silencio


A Martha aún le duele la partida de su hermano, no quiere hablar demasiado de él y sólo asegura que les causó un gran dolor su pérdida; les duele en el alma el que este caso se haya tornado en el morbo, que la gente únicamente lo haya visto como un bicho raro.

“Y es que no ven más allá que el sobrepeso, desde que se cayó lo único que hicieron fue sacar noticias para alimentar el morbo, cuando él lo único que estaba pidiendo a gritos era ayuda; poco se le ayudó, solamente sirvió como una nota roja o un caso raro”, dijo la hermana de Claudio.

Fredy y Claudio fueron amigos desde niños y pasaron grandes etapas y experiencias juntos, lo recuerda con mucho cariño. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández / El Sol de La Laguna

Asegura que fue una situación de descuido que ya no pudo controlar, que si bien en su familia todos tienen sobrepeso, nunca fue tanto el grado como el que llegó su hermano; sin embargo, la familia considera que esto no era motivo para que se haya hecho leña del árbol caído. “Era como una adicción lo que él tenía, algo que no podía controlar, no era otra cosa”

Leonila, madre de Claudio, ya no quiere hablar del tema; no quiere hablar ni ver con nadie mucho menos de la prensa. Su hija asegura que se encuentra aún muy sensible y que la pérdida de su hijo le ha afectado demasiado; no se esperaba este desenlace.

Atender sus emociones y el entorno era prioridad


Para Diana de la Fuente, psicoterapeuta que brindó atención a Claudio, el contexto familiar fue muy importante; trató de identificar y modificar ciertos hábitos y conductas que mantenían el síntoma, así como de trabajar lo que representa emocionalmente para él y para la familia verse en esa condición.

Dijo que realmente fue muy poco tiempo y avance el que pudo lograr en este caso, debido a que buscó ayuda cuando la situación ya era crítica; ella desde el principio mostró interés en apoyarlo y a toda la familia que requería trabajar a la par en terapia.

“Un objetivo muy importante fue luchar por prevenir el ‘Síndrome de la persona cuidadora quemada’, mediante el establecimiento de la estructura familiar, roles y acuerdos familiares. En cuanto al contexto individual de Claudio, se trabajó en terapia con la relación que se tiene con la comida”.

Para la terapeuta, fue determinante la historia de vida; tuvo que empezar a enfocarse en la atención de la depresión y el trastorno de ansiedad generalizada que padecía.

Había necesidades y prioridades muy específicas; durante el corto tratamiento al que Claudio se sometió, la prioridad fue trabajar en técnicas de regulación emocional, que le ayudaran a sobrellevar el proceso, pensando que sería a largo plazo.

"Debíamos atender esto de manera prioritaria con él, para poder evitar que aumentara la intensidad y lo fuera a llevar a la ideación suicida debido a su desesperación; lamentablemente ya no fue necesario y lo perdimos".

Diana considera que fue difícil llevar la propuesta debido a las complicaciones médicas y solo logró tener cinco sesiones; durante la cuarta y quinta, ya se encontraba hospitalizado, bajo los efectos de sedantes y no podía hablar.

"Las complicaciones eran tan fuertes que se le dio prioridad buscar la atención médica; complicaciones como dificultad para respirar, dolor fuerte de cabeza, una hernia muy grande que tenía y le dolía, calambres y otras", agregó.

Durante la hospitalización se percataron de la necesidad de oxígeno y falla renal. En sí, fueron una serie de factores entre los que destacan la forma de gestionar sus emociones, lo que fue provocando que su situación agravara cada vez más.

"Esa forma de gestionar las emociones era a través de la comida, con fuerte depresión, ansiedad y otro tipo de factores, que no puedo dar a conocer porque son confidenciales".

Un problema que no se debe evadir


De un 30 hasta 50 por ciento de la población en Coahuila, padece obesidad en sus diferentes grados. Cabe destacar que a cualquier persona que tiene un índice de masa corporal mayor a 40 se le califica como obesidad mórbida. Fue el caso de Claudio, cuyo estado de salud ya estaba vulnerable a presentar múltiples complicaciones.

Sin embargo, no es necesario llegar a esta etapa para que ya empiezan a surgir problemas y riesgos como son la hipertensión y la diabetes; hay personas que tienen sobrepeso u obesidad que ya empiezan a presentar este tipo de padecimientos crónicos y que merman la calidad de vida.

Humberto Flores, jefe de Vigilancia Epidemiológica en la Jurisdicción Sanitaria número 6 en Torreón, dijo que para enfrentar este tipo de problemas de salud se tiene que hacer un trabajo multidisciplinario con médicos internistas, endocrinólogos, nutriólogos, incluso hasta a nivel psicológico.

Josefina fue la esposa de Claudio y pasó 20 años a su lado, así como los últimos de su vida siempre atendiéndolo y dando su apoyo incondicional. / Foto: Roberto Rodríguez Hernández | El Sol de La Laguna

La obesidad está catalogada como un problema de salud pública y se debe pugnar por la prevención, pero cuando ya se presenta en las personas esta situación, es fundamental acudir a los profesionales para atenderse.

Según la Secretaría de Salud del Estado de Coahuila, las personas con obesidad mórbida presentan hipertensión arterial, diabetes mellitus, cardiopatía coronaria, insuficiencia respiratoria y dislipidemia; suelen padecer limitaciones físicas para realizar actividades debido a problemas osteoarticulares derivados de la obesidad extrema.

Esto requiere un tratamiento intenso y multidisciplinario con médicos especialistas, nutriólogos y psicólogos. En ciertos casos la cirugía bariátrica puede llegar a considerarse, pero no todas las personas pueden someterse al tratamiento quirúrgico y es el médico quien debe evaluar las posibilidades de este procedimiento.

En el caso de Claudio, cabe recordar que cuando la familia solicitó ayuda, la situación ya era complicada, su estado de salud estaba muy deteriorada y no pudo someterse rápidamente a un procedimiento de este tipo para reducir su peso; de ahí la importancia de atender la problemática del sobrepeso y la obesidad antes de llegar a estos extremos.

El tiempo es clave en la recuperación

Conoció a Claudio en un momento muy crítico y pese a tener pocas posibilidades decidió tomar el caso; Leslie Jazhel Reyes Jáquez, fisioterapeuta, comentó que debía trabajar en conjunto con médicos cardiólogo e internista que respaldaran la decisión de trabajar con diferentes ejercicios.

No podíamos accionar por la parte física porque notamos que el señor Claudio se agitaba mucho, checamos signos vitales y estaban un poco alterados; comentaba el paciente que no era diabético ni hipertenso pero todo nos indicaba que si, quizá no lo sabía o no estaba siendo tratado”, comentó.

Explicó que esto complicó mucho el poder trabajar porque no se tenía luz verde por parte médica para poder realizar un trabajo físico con los ejercicios. “Lo único que trabajamos con él fue la curación de las úlceras y llagas que estaban presentes en todo su cuerpo, solamente eso podíamos hacer en tanto esperábamos la indicación de un cardiólogo o cualquier especialista para saber qué procedía”.

Después de este proceso, Claudio fue internado y surgieron más complicaciones, que posteriormente lo llevaron a su fallecimiento.

Para Jazhel como fisioterapeuta, llegar a una condición como la que este paciente tenía es complicado, requiere de tiempo sin atención al cuerpo.

La falta de movimiento, sin duda alguna es el principal factor que poco a poco va afectando la movilidad; es un conjunto de factores de diferente tipo, pero en su rubro, señala que es fundamental mantenerse activos en todo momento y atender cualquier problema de movilidad, lesión o dolor que se presente.

Todo lo que no usamos, como quien dice, deja de funcionar, incluso el cerebro; nuestro corazón también es músculo por lo que necesita del ejercicio y el movimiento, pero en general, la falta de movimiento es un factor fundamental”, comentó.

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Torreón

Terminó la crisis del agua en Torreón, pero aún quedan retos por atender

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