Para muchas personas en occidente, Asia, es una tierra completamente distinta al resto, llegando a definirla como ‘rara’. Debido a estas ideas se suelen pasar rumores o noticias ‘extrañas’ como verdaderas, cuando la realidad es completamente distinta. Un ejemplo de esto es el supuesto reclutamiento de ‘ninjas’ debido a su escasez en una ciudad de Japón, hecho que terminó siendo solo una campaña publicitaria para atraer turismo a la ciudad de Iga.
Dentro de la ‘rareza’ que tienen los asiáticos, hay una cosa en la que si son diferentes de occidente: las mujeres japonesas no experimentan la misma menopausia que en América.
En la década de 1980, la antropóloga Margaret Lock realizó una serie de encuestas y entrevistas con miles de mujeres menopáusicas en Japón, Estados Unidos y Canadá, donde descubrió que las mujeres estadounidenses y japonesas experimentaban esta etapa de manera completamente diferente.
Salvo la interrupción de sus periodos, muchas mujeres de en Japón, no informaron de otros síntomas, además de explicar que la transición a la menopausia no fue un momento particularmente difícil. Pocas mujeres japonesas reportaron los mismos síntomas que las mujeres en Estados Unidos temen: 85 % de las mujeres norteamericanas reportaron sufrir ‘sofocos’ mientras que en Japón solo un 12 % de las mujeres dijeron sufrirlos.
Las quejas en Japón son usualmente por la rigidez en los hombros o mareos, síntomas que no suelen esperar las mujeres en Estados Unidos.
Es muy probable que aspectos como la genética y dieta tengan un papel importante en la menor incidencia de la menopausia en Japón, aunque otras opciones apuntan también a que estas experiencias podrían ser una manifestación psicomática de las diferentes actitudes culturales hacia el envejecimiento.