Torreón, Coahuila. – Tras 7 años de lucha contra el cáncer, la mañana de este martes, Nahomy Yeraldine Sánchez de la Torre, de 11 años de edad, tocó la campana de la supervivencia en el Hospital Infantil Universitario (HIU).
Su madre, Carmen Graciela de la Torre Salinas, comentó que en el 2017 se percataron que “algo no andaba bien” cuando su ánimo decayó y luego le salió un ganglio detrás del oído derecho.
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La llevó a consulta en una farmacia y después con un pediatra en el Centro de Salud, en el municipio de Francisco I. Madero de donde son originarios, y les recomendaron medicamentos y tratamientos, pero la problemática continuó.
LE DETECTAN CÁNCER
Es por eso que dieron aviso al HIU, en donde la citaron de manera inmediata, revisaron y sometieron a estudios, para posteriormente informarle que tenía leucemia linfoblástica aguda, es decir, cáncer en la sangre.
“Y nos dijeron que se tenía que quedar ya para no perder más tiempo, por lo que la internaron para, primero, combatirle infecciones y, después, comenzar con las quimioterapias”.
SE UNE LA FAMILIA PARA UN LARGO PROCESO
Fueron 2 años de quimioterapias cada 8 días y al mes le hacían un aspirado para sacarle un líquido a fin de analizarlo bajo el objetivo de detectar que las células cancerígenas no subieran a la cabeza.
“No unimos todos con Nahomy, mis otras tres hijas, mi esposo, mis suegros, todos. Y después de esos 2 años de quimioterapias, más 5 años de revisión y control, hoy toca la campana”.
DE LA MUERTE AL MILAGRO
Al enterarse de la enfermedad de Nahomy, Carmen sintió la muerte, pero se dio cuenta que los milagros existen y Dios se hizo presente.
“Sí sentí la muerte, aunque suene fuerte la palabra, pero nunca la acepté, sabía que era una enfermedad y que con los cuidados necesarios podría superarse”.
La tranquilidad comenzó a sentirse conforme a la evolución en la salud de su segunda hija más grande, de las 4 que tiene, pero aún no era tiempo de cantar victoria hasta que “ocurrió el milagro” y la campana del HIU sonó.
Para la adolescente, es una máxima felicidad el vencer el cáncer, pero también el poner fin a los tratamientos dolorosos.
“Se sintió muy emocionada, muy contenta, porque no le gustaban los piquetes, eran su mayor miedo y ya se acabaron”.
QUE LA FE NO DISMINUYA
A las mamás y papás cuyos hijos pasan por algún tipo de cáncer, la primera recomendación es que su fe no disminuya, pues de la convicción y el ánimo depende parte del resultado.
“Para que también llenen de fortaleza a sus hijos”.
Finalmente, agradeció el apoyo de los médicos y enfermeras del HIU, pero también a la asociación Si me Acompañas no me Rindo.
“Que siempre nos apoyaron y estuvieron al pendiente de mi hija”.