La Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) advirtió que los problemas gastrointestinales aumentan durante el verano. Las altas temperaturas han propiciado un incremento notable en los problemas de salud relacionados. Para evitar riesgos y malestares, es fundamental tomar precauciones especiales en la conservación de los alimentos y prevenir intoxicaciones alimentarias. A continuación te dejamos una serie de consejos que te ayudarán a prevenir estas complicaciones.
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¿Cómo evitar los problemas gastrointestinales durante el verano?
Uno de los aspectos clave es realizar compras de alimentos únicamente para una semana, evitando así que se descompongan en casa. Además, se recomienda realizar inspecciones periódicas para identificar signos de deterioro, como mal olor, moho o cambios en la textura. Es esencial lavar las manos antes de manipular los alimentos y evitar la contaminación cruzada, utilizando tablas de cortar y utensilios separados para alimentos crudos y cocidos.
Asimismo, es importante lavar y secar adecuadamente todas las frutas y verduras antes de guardarlas en el refrigerador. Se debe asegurar que el refrigerador funcione correctamente y cierre de manera hermética para mantener la frescura de los alimentos.
Consejos para evitar los problemas gastrointestinales
En cuanto al almacenamiento de los alimentos, el académico de la UAG, Luis Mario Valdez Oseguera, brinda recomendaciones específicas según el tipo de alimento:
Las frutas y verduras deben colocarse en bolsas perforadas en el cajón de vegetales del refrigerador para mantener su frescura. Los tubérculos, por su parte, se conservan mejor en un ambiente fresco y seco, alejados de la luz solar.
Para los alimentos de origen animal, se aconseja colocar la carne roja en el estante más bajo del refrigerador para evitar la contaminación de otros alimentos por los jugos. Es recomendable utilizar recipientes herméticos o envolver la carne en papel de aluminio para mantenerla fresca. Se debe consumir la carne fresca en un plazo de 3 a 5 días, o congelarla si no se va a consumir dentro de ese período. Los embutidos deben guardarse en el refrigerador en su envase original o envueltos en papel transparente, descartando aquellos que muestren signos de descomposición. En el caso de pescados y mariscos frescos, se deben consumir dentro de 1 a 2 días después de la compra, o congelarlos en caso de no utilizarlos de inmediato.
En cuanto a los alimentos ya cocinados, es importante enfriarlos rápidamente y guardarlos en recipientes herméticos en el refrigerador. Se recomienda consumirlos en un plazo de 3 a 4 días, calentándolos adecuadamente antes de volver a consumirlos. Si es necesario, se pueden congelar en porciones individuales y consumir dentro de 1 a 2 meses después de la congelación.
Siguiendo estos consejos, se puede reducir el riesgo de padecer enfermedades gastrointestinales y disfrutar de los alimentos en óptimas condiciones. La prevención y el cuidado en la conservación de los alimentos son fundamentales para mantener una buena salud durante la temporada de calor.