La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido un consejo crucial para la salud pública: mantener el consumo de azúcares libres por debajo del 10% de las calorías diarias. Superar este límite podría desencadenar enfermedades no transmisibles (ENT), mientras que reducir la ingesta podría generar más energía y mejorar la calidad del sueño.
Los azúcares libres, aquellos añadidos a productos como bebidas, son señalados como los principales culpables por la OMS. La nutricionista Cecilia Sepúlveda Alarcón destaca que la sacarosa, presente en el azúcar de mesa, es especialmente problemática, ya que no solo provoca adicción neuroconductual sino también alteraciones metabólicas.
La OMS, a través de sus directrices de Ingesta de azúcares para adultos y niños, insta a reducir el consumo diario de azúcares libres a menos del 10% de las calorías totales. Recomienda incluso una reducción adicional al 5%, lo que proporcionaría beneficios adicionales para la salud.
Sepúlveda Alarcón subraya la importancia de distinguir entre el azúcar presente de forma natural en frutas y verduras y los azúcares agregados a productos procesados. La fibra y antioxidantes en la fruta, explica, disminuyen la absorción, a diferencia de los productos procesados y bebidas endulzadas.
La nutricionista aconseja evitar productos ultraprocesados, preferir frutas enteras en lugar de jugos y no agregar azúcar a las comidas de bebés y niños. La Asociación Americana del Corazón también sugiere revisar la información nutricional, limitar el consumo de alimentos azucarados y preparar productos en casa con menos azúcares añadidos. La clave, según los expertos, es educar el paladar desde temprana edad para apreciar la comida sin exceso de dulzor.
Al seguir estas recomendaciones, se espera que los cambios bioquímicos en el cuerpo mejoren el metabolismo energético, proporcionen más energía, reduzcan el deseo de consumir productos azucarados, regulen el sueño y, a largo plazo, disminuyan la grasa corporal. Limitar el consumo de azúcares libres se vuelve esencial para una vida más saludable y prevenir riesgos asociados, como la obesidad y enfermedades no transmisibles.