Es normal que estando debajo del intenso sol vaya a buscar cualquier cosa que nos quite lo acalorado, una sombra, la refrigeración o un vaso de agua fría. Esto es especialmente cierto en Hermosillo, donde las temperaturas llegan a niveles insoportables.
Muchas veces en los dichos populares o frases de la familia hay verdad, pues por algo perduraron a través del tiempo, seguro que has escuchado “te vas a quedar chueco” si sales del frío al calor o “no uses ropa negra” cuando estamos a más de 45 grados.
Sin embargo, uno de los consejos que no se suelen escuchar es “no tomes agua fría si tienes mucho calor”. La escena en Hermosillo se repite cada año; acalorados nos lanzamos de golpe al refri a beber de golpe el agua más helada. Como te imaginarás por el tono de la nota, esta no es la mejor idea que vas a tener.
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Los cambios bruscos de temperatura corporal son peligrosos y pueden acarrear problemas graves para la salud, incluso la muerte. Si tienes calor, lo recomendable es refrescarte sí, pero hacerlo poco a poco, no de “sopetón” como haría cualquiera.
Olvídate de lanzarte acalorado a una piscina o de beberte de golpe un vaso de agua helada. El riesgo es que tu cuerpo sufra una hidrocución.
Si no prestas atención a esto, le provocas al cuerpo un choque, es decir, se produce una vasodilatación general y el cerebro se queda sin riego, lo que implica que puede infartar similar a lo que ocurre con el corazón.
Se produce en nuestro cuerpo una contracción de los vasos sanguíneos y el cuerpo, en lugar de trabajar para extraer los nutrientes de la alimentación que nos proporcionan energía, utiliza ésta para regular la temperatura corporal, lo que puede suponer una pérdida de agua.
Asimismo, existen ciertas dolencias que se agravan al tomar el agua fría o helados, como por ejemplo si tienes migrañas o dolores de cabeza. Los nervios en la espina dorsal sienten la disminución de temperatura, por lo que el cerebro lo compensa y al hacerlo duele la cabeza.También puede afectar negativamente a quienes sufren acalasia, una enfermedad que dificulta el paso de alimentos por el esófago.
En general, el agua fría hace pesada la digestión; solidifica las grasas que ingerimos, que quedan adheridas a las paredes interiores de los intestinos, lo que, de propina, deriva en estreñimiento.
Un estudio de la Scandinavian Physiological Society publicado por la National Library of Medicine demuestra lo anteriormente dicho.
Publicado originalmente en El Sol de Hermosillo