Comenzó a fumar desde los 14 años, cuando en la preparatoria era una moda y por curiosidad o por quedar bien con todos los demás, muchos comenzaban a hacerlo; Lorena fue incrementando su consumo de tabaco hasta generar una adicción severa que la llevó a diferentes complicaciones de salud, pero, sobre todo, a una dependencia tan fuerte que ya no la dejaba ni dormir.
Tiempo después encontró un producto que creyó era su salvación; decidió iniciarse ahora en el uso de vapeadores o ‘cigarros electrónicos’ con el supuesto objetivo de dejar de fumar y evitar que su organismo tuviera afectaciones, sin contar que los daños continuaban con estos dispositivos.
Es asmática y además fue una de las víctimas del Covid-19 durante la pandemia del 2020, a pesar de esto siguió consumiendo tabaco hasta llegar a un punto en el que en vez de hacerlo para relajarse como anteriormente lo hacía, le generaba más ansiedad; fumaba sin parar, salía de la oficina todo el tiempo, en las noches ya ni dormía por prender uno tras otro.
“Yo de verdad cuando descubrí los vapes dije esta es la solución y empecé a comprar; pensé que no me iban a quitar las ganas o la necesidad de tabaco, pero sí lo hizo y, además, creo que hasta gastaba menos. Así que seguí como por un año o dos usándolos muy contenta hasta que después de años volvía tener fuertes crisis asmáticas, cuando me enfermo de una gripa o de la garganta siempre termino nebulizándome y con complicaciones por asma”, comentó.
“Las últimas veces cuando vapeaba sentía un ardor en el pecho y recordé, así me dolía cuando tuve COVID y así poco a poco me fui dando cuenta que me daba mucha gastritis, que me dolía la cabeza, la garganta y ese ardor en el pecho, además de que se me dificultaba mucho respirar o tenía una pésima condición física; ahí fue cuando decidí dejarlo. Duré 28 años fumando, hoy ya tengo dos que no vapeo, ni fumo”.
Los vapeadores no están permitidos
Desde 2021 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) emitieron alerta sanitaria para vapeadores y productos emergentes de tabaco por ocasionar graves daños a la salud.
Señalaron que éstos generan riesgos que se derivan de compuestos carcinógenos, sustancias tóxicas y emisiones en forma de aerosol; el impacto nocivo del uso de este tipo de productos en la salud pulmonar es alarmante y no se tuvo con evidencia que compruebe su eficacia como alternativa para dejar de fumar, pero sí se comprobó que son altamente adictivos y ocasionan graves daños a la salud.
Hasta el momento ningún vapeador o calentador de tabaco cuenta con autorización sanitaria por parte de Cofepris, ni reconocimiento por parte de la Secretaría de Salud como productos de riesgo reducido o alternativo.
Además, Conadic alerta sobre el efecto negativo de estos dispositivos frente al control de la epidemia de tabaquismo. “Debido a que perpetúa la adicción a la nicotina y al mismo tiempo desincentiva el abandono del consumo de tabaco, y también puede ocasionar el uso simultáneo de dispositivos electrónicos y cigarros”.
En el 2022 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto presidencial que prohibió la comercialización de estos productos, no se permite la venta ni la publicidad y están incluidos en la normativa de los Espacios Libres de Humo de Tabaco y Emisiones, a fin de proteger el derecho a la salud de quienes no fuman o vapean.
Dicho decreto especifica que está prohibida en México la circulación y comercialización de vapeadores, cigarrillos electrónicos y demás dispositivos similares.
Los ‘vapes’ no son moda o juguetes
Sin embargo, se ha advertido el riesgo de consumo en niños y adolescentes, que, ante los novedoso de sus presentaciones con colores, sabores y hasta luces led, han sido presa fácil de este tipo de dispositivos, comenzando con su uso y el consumo de sustancias tóxicas y adictivas desde temprana edad.
La directora del Centro de Integración Juvenil (CIJ) en Torreón, Cecilia Martínez, dijo que se está trabajando en escuelas principalmente porque este tipo de productos están llegando a niños y adolescentes y genera que se provoque el consumo temprano de sustancias nocivas, con el riesgo de adicción.
“Nos hemos enfocado mucho en trabajar en el tema de la prevención, de los daños y riesgos del consumo de tabaco vapeadores, así como otros temas emocionales, sobre todo en las secundarias porque los adolescentes que son las edades en las que más se están presentando los inicios en consumo”, destacó.
Además, enfatizó en la facilidad para adquirirlos, ya que se venden en redes sociales, tiendas y en algunos lugares hasta llegaron a colocar expendedores donde cualquiera podría tener acceso.
“Y la realidad es que estas generaciones tienen un reto muy grande porque hay una gran presión social, hay mucha libertad, padres muy ocupados; es todo un reto, pero vale la pena porque entre más temprano nos canalicen a los adolescentes podemos prevenir la adicción”.
Riesgos a la salud por uso de ‘vapes’
Se clasifican como cigarros electrónicos (E-cig) o vaporizadores y productos de tabaco calentado; son dañinos para la salud derivado de sus compuestos carcinógenos, sustancias tóxicas y emisiones en forma de aerosol. Y los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina, Sistemas Similares Sin Nicotina y Sistemas Alternativos de Consumo de Nicotina que contienen niveles importantes de metales nocivos como cadmio, níquel, plomo, entre otros que son de riesgo sanitario.
Según la Cofepris, un cartucho que contiene 5 por ciento de sal de nicotina equivale de uno a tres paquetes de cigarros; estas concentraciones de nicotina pueden generar a largo plazo efectos adversos en el desarrollo del cerebro de niños, adolescentes y fetos en formación.
Otras afectaciones que se derivan del uso de estos dispositivos son daños respiratorios por la inflamación del tejido pulmonar y posibilidad de desarrollar Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), asma y cáncer; daños cardiovasculares como arterioesclerosis e infartos por los cambios en la circulación sanguínea; aumentan el riesgo de cáncer y alteraciones a nivel reproductivo, como disfunción eréctil, además de disminuir la capacidad de las personas en su respuesta inmunológica a infecciones respiratorias.
“Esta forma de consumir nicotina está generando una muy baja percepción de riesgo y la gente cree que el vapeador sustituye al tabaco tradicional o que ayuda a dejar de fumar cuando éstos también siguen siendo dispositivos que no son autorizados y que tienen el mismo efecto adictivo y dañino para la salud”, destacó Cecilia Martínez.
¿Qué contiene un vapeador?
Para comprobar dichas afectaciones, especialistas del Laboratorio Nacional de Referencia realizaron un estudio, cuyos resultados revelan la presencia de moléculas no declaradas en las etiquetas de estos productos; dichas moléculas, no están diseñadas para ser ingeridas por las personas, ante su alto nivel de toxicidad.
Dichas sustancias presentes en los diferentes vapeadores son el Dimetil Éter, sustancia altamente inflamable que se usa para quemar verrugas; Propionato de Etilo que causa el mal olor del sudor; Alcohol Bencílico, utilizado en muchos tipos de jabones, cremas y productos de limpieza que no está hecho para inhalar.
También contienen Acetato de Isoamilo, liberado en el aguijón de las abejas y sirve como un estimulante; el Linalol, usado como insecticida contra moscas y cucarachas; Eugenol, utilizado para matar a peces en acuario; así como el Mentol, que actúa directamente en los receptores de nicotina, facilitando su conexión con tus células y vuelve los productos más adictivos.
Riesgo de daño al medio ambiente
También es importante mencionar que el uso de estos dispositivos tiene un impacto considerable a nivel ambiental y no sólo afecta directamente a las personas que son usuarias, sino que los desechos que se generan están ocasionando afectaciones en el entorno, lo que perjudica a toda la comunidad.
Pero a dónde se van los desechos que se genera de cada vapeador que se compra, se utiliza y al terminar se desecha; en el caso de las sustancias del aceite no se pueden tirar así nada más, porque contienen ingredientes y sustancias tóxicas.
Podría parecer que contaminan menos que los cigarros que generan basura por las colillas y los empaques, pero los dispositivos acelerarán la crisis ambiental en términos de contaminación plástica. Además, los circuitos y baterías se descomponen, se filtran al subsuelo contaminando la tierra y los mantos acuíferos.