"Cuando llegué aquí ya no podía con mi vida, el miedo me consumía de la nada, ya no podía salir, no podía trabajar, dormir ni comer, intenté de todo y tomaba todo tipo de medicamentos controlados, pero nada me hacía sentir bien".
"Rosa" tiene años en el grupo Movimiento Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos 24 horas en Torreón; desde que llegó supo que era su lugar; en primera instancia el sentirse comprendida y apoyada por otros, fue lo que comenzó a darle paz, luego fue el poder ayudar a los demás lo que la llevó a consolidarse en el servicio y decidir que tenía que permanecer en ese lugar.
Comentó que a cada persona le funcionan diferentes alternativas para mejorar su condición; personas como ella recurrieron a todo tipo de terapias y acciones antes de llegar, pero solo el grupo le ha devuelto la paz y el control de sí mismos.
“La enfermedad de la neurosis maximiza todo; problemas los tienen todos, sin embargo, para una persona que tiene esta condición, la vida le parece más complicada porque y parece no encontrar soluciones”, comentaron integrantes de este grupo de 24 horas.
Es un grupo al cual asisten personas de diferentes edades, ideologías y en general con gran diversidad de circunstancias, pero que tienen en común esta enfermedad que tiene que ver con las emociones y el manejo de las mismas; miedo, ira, celos, tristeza, irritabilidad, son principalmente las que enfrentan quienes la padecen y todo esto influye en su vida y sus relaciones personales, incluso puede poner en riesgo su vida por diferentes situaciones.
Sesiones que sanan
En este grupo se realizan terapias de reflejo, ayudando y ayudándose a través de las experiencias de otros, de ser comprendidos, no juzgados y apoyados. Las sesiones son realizadas por los mismos miembros y no por ningún especialista o profesional de la salud física o mental.
“Normalmente nos reunimos a platicar de nuestras emociones, de nuestro diario vivir y algunos consejos o experiencias que compartir para irnos sanando emocionalmente, porque muchas veces tenemos esta enfermedad desde que somos niños; nos regalamos las experiencias vividas y superadas o en vías de superación”, comentó María, otra de las miembros del grupo desde hace varios años.
Para ellos estas sesiones son una terapia de recuperación completa; apoyan a la familia de los neuróticos anónimos y no solo a quien lo padece, para que el beneficio sea general. Para muchos de ellos, sobre todo quienes permanecen con el paso de los años en el movimiento, esto es un estilo de vida y no solo una terapia.
Dentro de su forma de ayudar a las personas que lo necesitan, manejan los 12 pasos y las 12 tradiciones de Alcohólicos Anónimos adaptados, ya que es una forma similar de recuperación y de enfrentar estas enfermedades.
“No somos enfermos mentales, esto es muy diferente, es una enfermedad emocional; estamos bien conscientes y simplemente las emociones son más fuertes, hay mayor sensibilidad y debemos aprender el manejo y control de estas mismas para que no nos controlen a nosotros”.
La denominada terapia de reflejo consiste en hablar cada quien, de su persona, su caso, sus manifestaciones y dificultades; de ahí surge la identificación y con ello puede surgir la motivación y la determinación de comenzar a superar el problema. Es un sistema de autoayuda mediante esta técnica del reflejo en el que ves que otros se encuentran igual, pero que han tenido la fuerza y herramientas para superarlo.
Reconocimiento del problema
Hay diferentes indicadores que pueden notar las personas, uno de los principales es no sentir paz, no poder controlar algunas situaciones o emociones que posteriormente pueden llevarte a la culpa; mayor sensibilidad, ante todo, enfermedades psicosomáticas, ansiedad, insomnio y distintas manifestaciones o alteraciones de la conducta.
“Nosotros tampoco estamos capacitados para poder determinar quién es neurótico y quien no, primero la persona se tiene que dar cuenta de que hay cosas que no están resultando y darse la oportunidad de conocer el grupo y lo que hacemos, lo que se vive para decidir si es lo que se necesita”, dijo Rosa.
Muchos de ellos pasan por médicos, terapeutas, psicólogos y todo tipo de tratamientos y experiencias antes de darse cuenta de lo que padecen; llegar al grupo para muchos es una experiencia reconfortante y en los demás, son capaces de reconocerse a sí mismos y aunque todos sean diferentes y las situaciones también, tener este mismo problema los hace sentirse mejor y se motivan a buscar la autorecuperación.
“Yo por ejemplo no anduve de un lado a otro, yo solo fui con un médico familiar y él me diagnosticó neurosis depresiva; me dio tranquilizantes y me dijo que me iba a sentir bien pero no me sirvieron, me seguía sintiendo igual”, explicó María.
“Mi caso es familiar, yo estaba todo el tiempo en casa, prácticamente encerrada, fui perdiendo la tolerancia sobre todo con mis hijos; siempre estaba enojada, regañando, gritando, peleando y por eso fui desesperada con el doctor porque me sentía muy mal de tratar mal a mis hijos y sentía incluso mucho odio, que ya no los quería. La gente cuando yo platicaba esto me veía muy mal o me criticaba, pero aquí me hicieron ver que no pasa nada, que hay esperanza y que puede cambiar este sentimiento”.
Ambas coincidieron en que es indispensable reconocer que tienen un problema, desear superarlo y tener la intención de dejarse ayudar; al igual que con otros problemas como el alcoholismo, las drogas, si el paciente no quiere aceptar o dejarse ayudar, nadie lo podrá hacer.
Ayudarse entre sí
“Es un grupo de autoayuda, nosotros mismos nos vamos ayudando, si llega alguien con una situación similar yo ya puedo decirle no pasa nada, todo va a estar bien y hay maneras de salir adelante. Aquí estamos enfermos de neurosis, no nos compadecemos nos fortalecemos para que los que van llegando sepan que hay días buenos y otros no tanto, pero siempre hay manera de superarlo y sentirse mejor”.
La terapia es expresarse, escucharse entre ellos, identificarse, orientarse, apoyarse y motivarse, ser la fortaleza de los otros para enfrentarse a sí mismos.
Cuando alguien nuevo, se les habla justo de cómo llegaron los integrantes que los reciben, lo que atravesaron, lo que sufrieron y el cambio que han experimentado; verlos sanados o en proceso, les reconforta y motiva.
Para muchos se ha vuelto un nuevo estilo de vida, porque esta enfermedad se tiene que controlar únicamente como otras; se debe tratar, se deben tener herramientas para aprender a vivir con ella y para ejercer el control, por eso se recomienda no abandonar el grupo y las sesiones.
