Debido a su lejanía y clima inhóspito, Alaska es un sitio lleno de interrogantes y sitios inexplorados, donde extensos territorios de bosque y montañas nevadas sirven de escenario para toda clase de mitos y leyendas heredados de las tribus indígenas, donde precisamente uno de los más extraños es un área conocida como El Triángulo de Alaska.
Alaska es un lugar deslumbrante, con montañas encrespadas cubiertas de nieve y bosques verdes serpenteantes, así como mares con frías aguas, habitados por ballenas, delfines y focas; sin embargo, pese a toda su belleza, el sitio oculta numerosas leyendas y sucesos misteriosos que han dado lugar a teorías de la conspiración.
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Algunos de estos mitos giran en torno a los animales
Una de las leyendas más antiguas de Alaska nos habla sobre el origen de las orcas, consideradas criaturas simbólicas por el pueblo tlingit, quienes adornan muchas de las máscaras, tótems y elementos cotidianos de la tribu con representaciones de esta criatura.
El mito cuenta que alguna vez no existieron las orcas, hasta que un hombre llamado Natsilane decidió tallarlas en madera. Intentó hacerlo con diferentes tipos de madera, como cedro rojo, pero fracasó, hasta que lo intentó cedro amarillo y tuvo éxito, naciendo así el llamado “pez negro”, que estaba listo para cazar.
Los locales cuentan que a las nuevas orcas se les enseñó a comer focas y peces halibut, pero no a dañar a los humanos. Incluso, se cree que las orcas protegen a los humanos, por lo que el pueblo tlingit nunca las persigue, a pesar de tener habilidades avanzadas para la caza de ballenas.
El cuervo es otro animal de leyenda en Alaska
Tanto el pueblo haida como el tlingit, que viven en las regiones del sureste de Alaska, cuentan numerosas historias en torno al cuervo. Al que consideran un animal involucrado en la creación de la humanidad. Ya que según la leyenda, fue un cuervo quien se robó el sol.
La leyenda dice que antes no había ningún tipo de luz en el mundo; ni sol, luna o estrellas, hasta que un día, una joven hija del jefe de la tribu, quedó embarazada y dio a luz a un bebé. Al nacer, el bebé lloró y lloró hasta que le dieron las estrellas para jugar, y él las arrojó al cielo.
Más tarde, lloró y lloró, hasta que le fue entregado el sol, tras lo cual, el bebé se transformó en un pájaro negro emplumado y salió volando, colocando al sol en el cielo y dando luz al mundo.
Las misteriosas desapariciones en el Triángulo de Alaska
Más allá de los relatos indígenas, existe una serie de misterios reales que transcurren en tiempos recientes, como es el caso de las misteriosas desapariciones. Resulta que en los últimos 50 años, más de 20 mil personas desparecieron en un área del noroeste de la región conocida como el Triángulo de Alaska.
Al tratarse de una zona salvaje, muchos opinan que la fauna y el terreno constituyen el motivo de estos sucesos; no obstante, el sitio está envuelto en folclore, y hay quienes opinan que las leyendas locales pudieran tener algo de ciertas.
Según los locales, en esta zona habitan unas criaturas a las que llaman los Kushtaka, los cuales pueden cambiar de forma y se dice que parecen un cruce entre una nutria y un hombre. La mayoría de las personas los retrata como criaturas engañosas, se dice que imitan los gritos de mujeres y niños para atraer a los pescadores preocupados hacia la muerte.
Por si esto fuera poco, las leyendas hablan también de un ser de aspecto similar al yeti o pie grande, conocido como el Hombre Peludo, cuentan que alcanza una altura de hasta tres metros y es sumamente fuerte, teniendo unos brazos alargados y un cabello áspero que cubre todo su cuerpo.
Sin embargo, además de estas criaturas de leyenda, el territorio de Alaska está cubierto por una gran concentración de anomalías magnéticas, mencionando que el Triángulo de Alaska podría contener un vórtice espacial, similar a el Triángulo de las Bermudas.
Se dice que este vórtice tiene la capacidad de transportar cosas a otra dimensión, lo que explica por qué tantas personas y objetos desaparecen en el triángulo cada año.
Nota publicada originalmente en: El Sol de Parral