La salsa botanera es un complemento que no debe faltar en la alacena de un mexicano, pues ésta es utilizada para sazonar algunos alimentos como platillos, frutas, verduras, frituras, entre otros. La reconocida ‘Salsa Valentina’, ha ganado popularidad en su país de origen, así como también ha llegado a mercados de California, Texas e Illinois en Estados Unidos.
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Su elaboración se remonta en los años 50 cuando existía una salsa llamada El Torito, la cual tenía mucho éxito en Tamazula de Gordiano del estado de Jalisco, ésta fue elaborada por Gilberto Reyna, se vendía en los negocios locales sin marcas y se envasaba en barricas.
Al conocer los resultados exitosos de la venta de este producto, Manuel Maciel Méndez decidió elaborar su propia salsa con recetas familiares, creando la salsa Tamazula y posteriormente la Salsa Valentina. Fue hasta 1960 que se creó el Grupo Tamazula en la ciudad de Guadalajara.
La región Tamazula de Gordiano es conocida por la amplia variedad de salsas que procesan para la venta, como la Salsa Jalisco de la familia Galván, la Salsa Reina por la familia Reina del Toro y la Salsa Maga preparada por la familia Contreras.
Reconocida por sus sabor picante, la Salsa Valentina fue inspirada en una receta familiar de la Salsa Tamazula elaborada con chile puya y chiles de árbol, también fusionaron chiles serranos, agua, ácido acético, vinagre, sal, condimentos, especias y benzoato de sodio.
¿Por qué se llama Salsa Valentina?
La Salsa Tamazula resultaba muy picante para muchos consumidores, por lo que decidieron sacar una versión más rebajada, ésta fue llamada Valentina en honor a Valentina Ramírez Avitia, una mujer soldado de Durango, que peleó disfrazada de hombre en la Revolución Mexicana.
Valentina era una mujer de tan sólo 17 años que se unió a las tropas maderistas en la lucha por la Revolución Mexicana en 1910. Se hacía llamar Juan Ramírez y un año después de haber logrado el grado de teniente, fue expulsada luego de que uno de sus compañeros descubriera accidentalmente sus trenzas.
La historia no le hizo justicia, pues no recibió una pensión como militar y terminó trabajando como empleada doméstica. En 1969 fue atropellada por un automóvil y lo que ocasionó su imposibilidad al caminar por el resto de su vida, posteriormente el 4 de abril de 1979 falleció y fue sepultada en una fosa común en el panteón civil de Culiacán, Sinaloa.
Nota publicada en: El Sol de Hermosillo