El Buen Fin le hizo una mala jugada a una tienda de autoservicio en Durango, luego de que los empleados se equivocaran en el etiquetado de los precios para unas pantallas, mismas que tuvieron que vender a $3.30 pesos, cuando en realidad el costo era de tres mil 300.
El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield, fue el encargado de intervenir en el caso, que resulto a favor de los clientes.
Sheffield dio a conocer que, debido al error del establecimiento, el precio fue respetado y los consumidores compraron los televisores por el costo marcado.
Te recomendamos leer:
Como acto de prevención, el titular de la Profeco aconsejó a todos los vendedores revisar el etiquetado de sus productos para no resultar perjudicados y verse obligados “regalar” su mercancía.