Cierto que por necesidad, el consumo de la tortilla en la mesa también se convierte en una obligación tras ser este alimento básico en la dieta de algunos sectores del mexicano y que pese a la variación de precios, se adquiere el kilo a 22, 24 y hasta 28 pesos tras no haber un control por parte de Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor) en el estado de Durango.
El incremento a la tortilla a falta de un subsidio federal y sólo contar con los precios de garantía en el maíz, ha sido importante, pues año tras año se vende más caro el kilo, a tal grado que en los últimos 10 años, de acuerdo a estudios, ha sufrido un 71% de aumento, lo que resultan una preocupación para los grupos vulnerables quienes se han visto obligados a reducir la dotación de este producto a la familia.
No obstante, los Industriales de la Masa y la Tortilla, en este caso los de Gómez Palacio, argumentan aumentos en los costos de la producción, ello aunado a la escasez del grano en el país, ya que México y Estados Unidos tienen que atender el mercado europeo, luego que Ucrania el mayor productor de maíz, por estar en guerra, ha dejado de exportarlo.
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Fernando Zúñiga Hernández, dirigente de los tortilleros en este municipio, asumió que, "siempre seremos los malos de la película, no obstante, debemos dejar en claro que no buscamos con los aumentos enriquecernos, sino empatar en costos y ganar ya no para darnos lujos, sino para subsistir".
Interrogado si buscan llegar a 30 pesos al final del año, expresó que en caso de no aumentar la tonelada de maíz, cuyo costo actual es de 12 mil pesos, mantendrán los precios que van de 22, 24 y hasta 28 pesos, pues la oferta y la demanda varía de acuerdo a la materia prima que se utiliza para la producción de la tortilla, ya que algunos la fabrican con harina de maíz, que la convierte en la de mayor calidad en el gusto del consumidor, aunque admitió que los 83 negocios de esta índole existentes usan el maíz en un 95%.
Expresó que también hay otras razones que afectan a los Productores de la Masa y la Tortilla en Gómez Palacio, entre ellas el incremento al gas LP, a la electricidad, la gasolina, refacciones y aceites, pues recordó que también gastan en la compra de papel para envolver la tortilla, empacar y distribuir a bordo de vehículos o motocicletas.
También es cierto que pese a la oferta y la demanda, la tortilla sigue sufriendo por la inflación y por el alza en el costo del maíz a nivel internacional, quizá a ello se deba que cada día se dé más cara.
Por el momento, aseguró, no se prevé otro aumento ya que también hay la promesa de Maseca y Minsa de mantener los precios de la harina para la elaboración de este producto básico en la alimentación mexicana.
En el 2012 valía el kilo de tortilla 12. 20 pesos pero en agosto pasado se disparó a 21 pesos para después venderse al mejor postor a 22, 24 y hasta 28 pesos lo que representa un incremento que alcanza el 71%, es decir el precio de este alimento ha subido más de lo que debe ser frente a la inflación.
No obstante, Zúñiga Hernández, dijo por último que ante esta disyuntiva, muchos buscan sostener sus negocios antes de cerrarlos pese a que sólo empaten los costos de producción en la venta de este producto.