La desconexión digital se incluyó dentro de la reforma de teletrabajo y se refiere al derecho de la persona trabajadora a desvincularse de herramientas digitales al terminar su jornada laboral, sin ser molestado por su patrón. Y aunque esto forma de las garantías de la regulación del home office, su implementación no enfrenta un panorama alentador pues 64% de las empresas considera que será difícil respetar esto en algunos puestos, porque las responsabilidades exceden el horario de trabajo establecido.
De acuerdo con el Termómetro Laboral de OCC Mundial, más de la mitad de los empleadores del país percibe dificultades para respetar al pie de la letra la desconexión digital y sólo 31% opina que no será complicado respetar este principio porque no se labora más allá de los tiempos acordados.
Mientras tanto, un 5% de las compañías afirma que la desconexión digital tendrá un impacto negativo porque los resultados dependen en buena medida de las horas extras de los trabajadores. “Todo lo que tiene que ver con llamadas en días de descanso, correos en fuera de horario, mensajes en la madrugada, son las costumbres que han creado esta cultura laboral tóxica. Hay una línea muy delgada entre lo que es la vida en el trabajo y la vida fuera de éste, pero muchas empresas no se percatan de lo que está pasando”, comenta Arleth Leal, directora de la firma Red Ring.
La Ley Federal del Trabajo (LFT), en su artículo 330-E, establece como una obligación de los empleadores respetar la desconexión de las personas trabajadoras al término de su jornada. Para la especialista, el respeto a este derecho requiere de un cambio de cultura en las organizaciones, con nuevas políticas que se implementen desde los líderes y dejar de pensar que no observar físicamente al trabajador es sinónimo de que el colaborador no está cumpliendo con sus actividades. “Esa desconfianza lo que genera es que estén todo el tiempo bombardeando de información para poder justificar que realmente se está cumpliendo. Eso es parte de la cultura que tenemos”.
Por otra parte, Arleth Leal considera que también debe darse un cambio de cultura en los propios trabajadores para ser más conscientes de que están en su derecho de no responder mensajes fuera de su jornada laboral.
Hay incluso casos en los que cuando el jefe padece insomnio, se pone a trabajar y escribe a sus colaboradores y “si no le contestan, se enganchan”, expone Alberto Hernández Reyes, profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. En ese sentido, el académico califica el derecho a la desconexión como uno de los elementos más importantes de la reforma. “Tú te conectas a las 8 y a las 5 dices ‘ya acabé’ y de pronto te llega un correo a las 3 de la mañana. Hay gente que habla a las 4 de la mañana porque está despierta. Si tienes un jefe hiperactivo, está de pie a las 3 de la mañana y ya está disparando correos”.
El derecho a la desconexión ya es una realidad al menos en las letras de la LFT, destaca, y llegó a llenar un vacío que existía en el mercado de trabajo: la extensión de las jornadas.
Con información de El Economista