/ jueves 17 de junio de 2021

Con monólogo hacen un retrato de Salvador Novo

La obra de teatro Novo, un clóset de cristal cortado, disecciona la ambivalente personalidad del poeta y dramaturgo, transgresor y conservador al mismo tiempo

Liberal en la sexualidad, pero conservador en lo político. Hedonista juvenil, pero enemigo de las protestas estudiantiles del 68. Sensible al candor de la calle, pero amigo de los poderosos. Así era Salvador Novo, el gran cronista de la Ciudad de México cuya vida y obra son inagotables. Tanto, que ahora es un monólogo el que lo examina para tratar de entender al hombre que estaba detrás del dandy del bisoñé.

Novo, un clóset de cristal cortado es el nombre de esta puesta en escena dirigida por Guillermo Navarro, escrita por Alejandro Román y protagonizada por Gerardo González, quien celebra 40 años de actuación.

“Lo que más me impactó fue el hecho de que se abordara la vida de alguien como él desde un monólogo”, dice en entrevista Gerardo González. “Salvador Novo es uno de esos personajes que hay que visitar cada que se pueda, porque además, y es importante decirlo, fue precursor de los derechos de la comunidad LGBT+”.

La obra se presentará del 17 al 27 de junio en el Teatro Benito Juárez de la Ciudad de México. La última función coincidirá con la Marcha del Orgullo Gay que se realizará en varias ciudades del país, en un formato híbrido (virtual y presencial).

Son muchas las estampas que describen al autor de La estatua de sal (1965). Una de ellas, sin duda, es aquella en la que Novo convoca a los políticos y empresarios más importantes de México en una cena de gala en el Teatro La Capilla. Allí, todos comen un menú diseñado por el propio poeta: sopa de flor de calabaza y fetuccini con cuitlacoche. “Imagínate, tenías a los varones poderosos que dirigían al país haciendo bromas y platicando con una enorme camaradería alrededor de un señor homosexual”, dijo en alguna ocasión el escritor Sergio González Rodríguez cuando le preguntaron qué tan transgresor había sido Novo.

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De hecho, el título de la obra obedece a que Salvador Novo nunca se sintió dentro del clóset: siempre fue abiertamente homosexual. Si alguna vez estuvo en un clóset, dice Gerardo González, seguro era uno muy ligero, de cristal.

“Su personalidad pública era muy fuerte”, señala el actor. “De ahí el título, esa frase se la escuché hace muchos años al maestro José Antonio Alcaraz, quien decía que Novo vivía en un clóset de cristal cortado porque todo mundo sabía lo que era pero nadie era capaz de decir nada. El señor se atrevía a decir y hacer muchas cosas que en ese tiempo estaban penadas, pero nadie le faltó al respeto. Nunca estuvo en el clóset realmente”, explica.

El monólogo comienza en el lecho de muerte de Novo, quien vivió sus últimos años en medio del vituperio público debido a una serie de comentarios que hizo en contra del Movimiento Estudiantil de 1968.

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En 1965, el autor de Las locas, el sexo y los burdeles (1979) fue declarado el Cronista de la Ciudad de México en sustitución de Artemio de Valle Arizpe, quien durante muchos años ostentó ese título. Quienes distinguieron a Novo fueron el expresidente Gustavo Díaz Ordaz y el exregente de la capital mexicana, Ernesto P. Uruchurtu, dos de los políticos más criticados por la juventud de aquellos años por sus políticas conservadoras y represivas.

Sin embargo, Novo ya era un adulto con una carrera literaria y una fama pública inigualables. Y nunca se cansó de expresar su rechazo hacia todos los movimientos que intentaran sublevarse al gobierno de Díaz Ordaz.

Liberal en la sexualidad, pero conservador en lo político. Hedonista juvenil, pero enemigo de las protestas estudiantiles del 68. Sensible al candor de la calle, pero amigo de los poderosos. Así era Salvador Novo, el gran cronista de la Ciudad de México cuya vida y obra son inagotables. Tanto, que ahora es un monólogo el que lo examina para tratar de entender al hombre que estaba detrás del dandy del bisoñé.

Novo, un clóset de cristal cortado es el nombre de esta puesta en escena dirigida por Guillermo Navarro, escrita por Alejandro Román y protagonizada por Gerardo González, quien celebra 40 años de actuación.

“Lo que más me impactó fue el hecho de que se abordara la vida de alguien como él desde un monólogo”, dice en entrevista Gerardo González. “Salvador Novo es uno de esos personajes que hay que visitar cada que se pueda, porque además, y es importante decirlo, fue precursor de los derechos de la comunidad LGBT+”.

La obra se presentará del 17 al 27 de junio en el Teatro Benito Juárez de la Ciudad de México. La última función coincidirá con la Marcha del Orgullo Gay que se realizará en varias ciudades del país, en un formato híbrido (virtual y presencial).

Son muchas las estampas que describen al autor de La estatua de sal (1965). Una de ellas, sin duda, es aquella en la que Novo convoca a los políticos y empresarios más importantes de México en una cena de gala en el Teatro La Capilla. Allí, todos comen un menú diseñado por el propio poeta: sopa de flor de calabaza y fetuccini con cuitlacoche. “Imagínate, tenías a los varones poderosos que dirigían al país haciendo bromas y platicando con una enorme camaradería alrededor de un señor homosexual”, dijo en alguna ocasión el escritor Sergio González Rodríguez cuando le preguntaron qué tan transgresor había sido Novo.

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De hecho, el título de la obra obedece a que Salvador Novo nunca se sintió dentro del clóset: siempre fue abiertamente homosexual. Si alguna vez estuvo en un clóset, dice Gerardo González, seguro era uno muy ligero, de cristal.

“Su personalidad pública era muy fuerte”, señala el actor. “De ahí el título, esa frase se la escuché hace muchos años al maestro José Antonio Alcaraz, quien decía que Novo vivía en un clóset de cristal cortado porque todo mundo sabía lo que era pero nadie era capaz de decir nada. El señor se atrevía a decir y hacer muchas cosas que en ese tiempo estaban penadas, pero nadie le faltó al respeto. Nunca estuvo en el clóset realmente”, explica.

El monólogo comienza en el lecho de muerte de Novo, quien vivió sus últimos años en medio del vituperio público debido a una serie de comentarios que hizo en contra del Movimiento Estudiantil de 1968.

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En 1965, el autor de Las locas, el sexo y los burdeles (1979) fue declarado el Cronista de la Ciudad de México en sustitución de Artemio de Valle Arizpe, quien durante muchos años ostentó ese título. Quienes distinguieron a Novo fueron el expresidente Gustavo Díaz Ordaz y el exregente de la capital mexicana, Ernesto P. Uruchurtu, dos de los políticos más criticados por la juventud de aquellos años por sus políticas conservadoras y represivas.

Sin embargo, Novo ya era un adulto con una carrera literaria y una fama pública inigualables. Y nunca se cansó de expresar su rechazo hacia todos los movimientos que intentaran sublevarse al gobierno de Díaz Ordaz.

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