El derroche de energía que dejó Emmanuel en el escenario del Coliseo Centenario fue brutal. A sus 68 años, cantó y bailó con la misma energía que mostró la última vez que se presentó en este mismo escenario.
Jesús Emmanuel Arturo Acha Martínez, conocido simplemente como Emmanuel prendió al público en su mayoría adulto.
En punto de las 10:00 de la noche inició el concierto de Emmanuel, de su gira “Toda la vida” en el Coliseo Centenario, con una melodía que invitaba a dejar todas las energías de este gran concierto, “corazón de melao”.
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Continuó con “Tengo”, para prender a un público adulto que coreaba la canción de principio a fin.
Enfundado en un pantalón, camisa y zapatos negros. Con un blazer dorado con tonos negros y bailando con una energía envidiable.
Al dirigirse a su público dijo, “Espero que se diviertan y se la pasen muy bien, que no los obliguen a estar sentados, vengo con una Banda maravillosa que me acompaña a todos lados para divertirnos”, y comenzó.
El público era conocedor, coreó todas sus canciones, “Seguía lloviendo afuera”, “Pobre diablo”, “Quiero dormir cansado”, Detenedla ya”, Bella señora”. Hizo una pausa para explicar el porqué del “Rey azul”.
Canciones cantándole al amor y mostró el excelente bailarín que es y cómo trompo se movió en todo el escenario con una sombrilla azul. Le acompañaban 14 músicos que le pusieron la pimienta y la sal a la velada.
Pidió un aplauso para para el director de la banda, ‘Dany’ y se sentó para cantar una canción que duele, “Este terco corazón”. Al terminar preguntó hace cuánto tiempo no estaba en la Comarca Lagunera y dijo que fue antes del Covid. Y cantó “Tengo mucho que aprender de ti”.
“En mi casa afortunadamente no pasó nada con el covid. Por eso le doy gracias a Dios todos los días por permitirme estar aquí. Pero de nada sirve si no besamos a nuestros hijos, a mamá, a papá y sacamos a Jesús de nuestras vidas. Nos quieren convencer y nos convencen, si queremos paz en México hay que rezar”.
“Hay que decirle padre nuestro que estás en el cielo y abrirle la puerta para encontrarlo en nuestras vidas”.
Y continuó con las melodías que fueron éxitos, “Es mi mujer”, “Motivo”, “¿Cómo quieren que la olvide?”.
Llegó su primer cambio de vestuario, enfundado en una texana negra, acompañado de un músico con una tuba, un acordeón y dos guitarras, para dar paso a su norteño pop.
¿Qué porque estoy cantando esto?, preguntó al público y respondió de inmediato, “por qué soy mexicano y comenzó con su norteño pop, con melodías que alguna vez interpretó en pop pero que esta noche cantaba al son de la banda. “Esta triste guitarra” y “Magdalena”.
Luego regreso al pop, “Hay que arrimar el alma”, “Ahora me voy”, “El día que puedas”.
Sabía que sus músicos estaban a tope y dijo, “Voy a volver locos a mis músicos”.
Su concierto continuaba con melodías como “Con olor a hierba”, “Todo se derrumbó”, Bella”, “Tú y yo”, “La chica de humo”, “Toda la vida” y “La séptima luna” con la que cerró el concierto.
Afuera le esperaban mariachis y sus fanáticos que lo sigue ñoño queriendo y recordando como hace varias décadas.