Aunque los años sigan pasando, los fanáticos de Selena Quintanilla todavía no han podido olvidar la forma en que murió, esto en manos de Yolanda Saldívar, quien fuera su asistente personal y presidenta de su club de fans.
Pese a que un inicio Saldívar negó todas las acusaciones en su contra, un 23 de octubre de 1995 fue sentenciada a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional luego de treinta años.
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Pero, ¿qué ha sido desde entonces de la mujer que mató a Selena hace 27 años?
Actualmente, Yolanda está por cumplir 61 años y permanece encerrada en la prisión femenina Unidad Mountain View en Gatesville, Texas, en la que también suele realizar trabajos como conserje por las mañanas.
También es sabido que se encuentra en un estado de total aislamiento, pues pasa las 24 horas del día sola en su celda y sin tener contacto con otras reclusas.
Asimismo, tiene derecho a solo una visita por semana, en la que familiares o amigos pueden verla por una hora como máximo.
Para decepción de muchos, será el próximo 30 de noviembre de 2025 cuando la ex enfermara pueda solicitar su libertad condicional, situación que tiene indignados a varios.
Sin embargo, la vida de Saldívar corre peligro una vez que salga libre, ya que durante varios años ha sido víctima de numerosas amenazas en las que aseguran que acabarán con su vida si llega a salir de prisión.
La relación entre Yolanda Saldívar y Selena Quintanilla
Yolanda llegó a la vida de Selena luego de que se aferrara a la idea de crear un club de fans de la cantante, el cual sería encabezado por ella misma poco después.
Con el tiempo, Saldívar no solo se convirtió en la líder del club de fans, sino que también pasó a ser la gerente de sus boutiques y una íntima amiga de Selena y de la familia Quintanilla.
Las cosas comenzaron a cambiar cuando se descubrió que Yolanda estaba malversando el dinero de las organizaciones de la intérprete, hecho por el cual fue despedida.
El 31 de marzo de 1995, Saldívar volvió a reunirse con Selena en la habitación 158 del Hotel Days Inn en Corpus Christi, en donde utilizó un revólver calibre .38 para dispararle y terminar con su vida.