Torreón, Coahuila. – Como una mujer entregada, apasionada, perseverante y con un gran amor por su familia, es así como es recordada Doña Alicia Fierro de Méndez, profesora lagunera que durante su más de 50 años inmersa en el mundo de la docencia, dejó una gran huella y marca en cada uno de sus colegas, así como en sus alumnos que siempre la recordarán con cariño y afecto.
La historia de Alicia Fierro, inició en el año de 1918, cuando vio su primera luz en el municipio de San juan del Río, Durango un 26 de enero, siendo el comienzo de una mujer que dejaría una gran marca de su paso por el mundo. Con el objetivo firme y claro de trascender y aportar a su comunidad y sociedad, la joven Alicia decide inscribirse a la Normal del estado de Durango, terminando su instrucción en 1937.
Su travesía en el Magisterio inició como directora de la escuela rural Aquiles Serdán del municipio de Durango, sitio en el que también contribuyó en las escuelas Revolución No. 22 y No. 12, para posteriormente en 1945, emprender su viaje hacía Gómez Palacio, Durango, específicamente a la escuela Guadalupe Victoria.
Identificándose como una mujer perseverante, pronto Alicia Fierro comenzó a ser una de las catedráticas más respetadas y admiradas de su entorno, situación que la llevó a seguir creciendo, por lo que para 1946 pasó al Instituto 18 de Marzo, en donde fue la maestra de diferentes grados, logrando para 1956 ser nombrada directora del departamento de Primaria de uno de las instituciones educativas con más renombre de la Comarca Lagunera.
Con la mira puesta en superarse y poder desarrollarse como docente en un mundo, en ese entonces dominado en su mayoría por hombres, Doña Alicia, decide emprender una nueva travesía en su vida, al inscribirse en la Escuela Normal Superior del entonces Distrito Federal, en donde se especializó en la materia de Geografía, cursando esta especialidad de 1946 a 1950, la cual terminó de manera óptima, tomando la decisión de regresar a su estado natal.
Valor, fortaleza y honestidad
Con los rasgos de una líder, Doña Alicia Fierro, establecida como una mujer de peso en la docencia en La Laguna de Durango, fue pieza fundamental para la creación la organización sindical del magisterio duranguense, en donde como miembro activo y fundadora de nuestra organización sindical y en el periodo de 1947 a 1949 ocupó el cargo de Secretaria General de la onceava delegación. En el periodo de 1961 a 1963 también estuvo al frente de Secretaria General de la quinta delegación, actos aunados a su pasión por la docencia, por lo que en el año de 1982 se hizo acreedora a la Medalla Altamirano.
Otro de los logros en la trayectoria de Doña Alicia Fierro de Méndez fue cuando un primero de octubre de 1974 fue asignada Inspectora Escolar de la Quinta zona, lugar que ocupó hasta enero del 1990, fecha en que debido a una situación médica, tuvo que retirarse de sus pasiones en el mundo educativo y sindical.
En el aspecto familiar, Alicia Fierro encontró otra tarea que logró cumplir a cabalidad, educando e instruyendo por el camino del bien, a seis hijos: Ing. Reynaldo (+), C.P. María Guadalupe (+), Roberto (+), Dr. Moisés Axolua, Lic. Alma Dalia y Arq. Mario Gerardo, los cuales llenaron su vida de hermosos momentos, pero también algunos recuerdos con sombras y dolor, enfrentando la muerte de tres de sus hijos, situación en la que encontró fortaleza para seguir su trayecto.
Sus últimos años los vivió acompañada por sus 12 nietos y ocho bisnietos, quienes la impulsaron a seguir sirviendo a su comunidad y a su familia, así como por varios de sus exalumnos que año con año acudían a visitarla y recordar viejas andanzas y aventuras que plagadas entre risas y felicidad le hacían revivir aquellas días apasionantes.
Finalmente, la vida de Doña Alicia Fierro de Méndez, se apagó el pasado 12 de agosto del 2020 a la edad de 102 años, durante los cuales forjó grandes lazos de amistad, dejó gratos recuerdos y un paso imborrable por el magisterio de La Laguna de Durango, así como también escribió su nombre en letras de oro como ejemplo para muchas mujeres, como lo fue para su hija Alma Dalia Méndez Fierro, quien encontró en su madre un modelo para perseverar, triunfar y sobre todo un ejemplo de lucha y pasión por su trabajo, colegas, alumnos y familia que hoy la recuerdan con algo de dolor ante su partida, pero con gratos momentos de amor que en su memoria les dejó.