Un manto blanco de destrucción cubre las otrora prósperas huertas de manzana del Cañón de San Antonio de las Alazanas. Una granizada de inusitada fuerza azotó la región la semana pasada, dejando a su paso un panorama desolador y sumiendo a los productores en una crisis sin precedentes.
Se estima que la producción de manzana en Arteaga se ha visto reducida en un 80%, lo que equivale a la pérdida de alrededor de 2 millones de cajas. Esta catástrofe económica representa un duro golpe para la comunidad, que depende en gran medida de la actividad agrícola.
Ismael Saucedo Tovar, presidente de la Asociación de Manzaneros de Arteaga, hace un llamado desesperado a las autoridades: "Necesitamos ayuda urgente", clama. "No podemos solos con esta tragedia". Las 2 mil 400 hectáreas afectadas representan el 80% de la superficie total cultivada, lo que pone en jaque el futuro de la industria manzanera en la región.
La situación se agrava por la eliminación del programa del Seguro Catastrófico por parte del Gobierno Federal, que deja a los productores desamparados ante eventos climáticos adversos como este. La falta de este seguro de protección agrícola genera aún más incertidumbre y desesperanza en un sector ya golpeado por la granizada.
En medio de la desolación, la solidaridad surge como un faro de esperanza. Los productores buscan el apoyo del gobierno estatal y federal, así como de la comunidad en general. La tragedia en las huertas de Arteaga es un duro recordatorio de la fragilidad del sector agrícola ante los fenómenos climáticos extremos. Además de recalcar la urgencia en que se implementen políticas públicas sólidas para proteger a los productores y garantizar la seguridad alimentaria en la región.