Lerdo, Durango.- La luchadora social e histórica feminista lagunera, Hermila Galindo, quedará inmortalizada cuando el ahora llamado Teatro Centauro lleve su nombre.

Este jueves 22 de octubre el Cabildo autorizó de manera unánime, a través de su sesión virtual, el cambio de nombre del inmueble ubicado en la Zona Centro de Lerdo, precisamente sobre la prolongación Allende.

Fue la Comisión de Educación la encargada de elaborar la propuesta que fue aprobada por los otros integrantes del Honorable Cabildo.

Durante la sesión el regidor Ángel Luna externó que Hermila Galindo ganó una elección aún sin que la Ley le permitiera postularse, luego que el congreso no le reconoció su triunfo por su género.

La regidora Quica Blanco, leyó un extracto del libro de Hermila Galindo, libro “El Sol de Libertad”:

“La esfera de la mujer está en todas partes, porque representa más de la mitad del género humano y su vida está íntimamente ligada a los de la otra mitad, los interés de las mujeres y de los hombres no pueden separarse. La esfera de la mujer está donde quiera que esté la del hombre, es decir, en el mundo entero.

Las leyes y contratos que regulan los contratos de matrimonio, los derechos de los cónyuges, la patria potestad está hecha por hombres y son evidentemente injustas. ¿Por qué la mujer no puede intervenir en la elaboración de las leyes que deciden la parte más importante de su vida? Hermila Galindo Acosta 1917”.

No será sino hasta el siguiente 16 de noviembre, día en que se celebra el 126 aniversario de que Lerdo se convirtiera en ciudad, cuando se formalice el cambio de nombre.

¿Quién fue Hermila Galindo?

Hermila Galindo de Topete nació el 2 de junio de 1886 en la que era Villa Juárez, en Lerdo, Durango. Ella fue una reconocida defensora de los derechos de las mueres, maestra, periodista y oradora que además estuvo ligada a la vida política.

Ella fue la secretaria personal de Venustiano Carranza y se encargó de difundir la ideología de dicho político durante los años más convulsos de la Revolución, espacio que aprovechó para ser propaganda de los derechos de las mujeres.

En 1918 desafió las leyes y se postuló a un puesto en el Congreso de la Unión, el cual ganó por mayoría de votos, pero finalmente no se le permitió tomar posesión del cargo.

Su figura se desdibujó con el fin del gobierno de Carranza; sin embargo, eso no evitó que en 1952 se convirtiera en la primera congresista federal de México, lo que a la postre le permitió en 1953, de la mano de otros legisladores, modificar el artículo 34 de la Constitución y permitir el derecho al voto a las mujeres.

Ella falleció tan solo un año después como consecuencia de un infarto.