Tlahualilo, Durango.- Originario del Ejido Ceceda perteneciente a Municipio de Tlahualilo, Martín Soto jugó su último partido de Voleybol en las canchas centrales el pasado viernes 11 de octubre, sus amigos y conocidos lo describen como un hombre bueno que se dedicaba a su familia y que lamentablemente el cielo requirió de su presencia para estar con el creador.
Era empleado de una fábrica en Tlahualilo, Durango, tenía 45 años de edad, le sobreviven sus tres hijos y su esposa, era un joven deportista que además de jugar futbol, béisbol y, le apasionaba el Voleybol, era integrante del equipo Ceceda y le apasionaba ir cada fin de semana la cancha central que está en Tlahualilo.
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Edgar, Carlos y Miguel, resumieron los años de conocer a Martín como de agradecimiento, desde niños lo conocieron, eran todos casi contemporáneos, vivían en el mismo ejido y ha sido inexplicable la sensación que vivieron al momento de despedirse de su inseparable amigo.
Miguel, quien además es el entrenador del equipo de Voleybol del Deportivo Ceceda, relató que Martín Soto tuvo un gesto que no olvidará jamás, en una ocasión se ofreció como donador de sangre por un tema de salud que padeció un integrante de la familia de Miguel; situación que no podrá olvidar por lo que resta de su vida.
Incluso, Miguel señaló que el último partido que disputó Martín fue el pasado viernes 11 de octubre en las canchas del centro de Tlahualilo, “jugamos a las 9:30 de la noche, jugamos contra el equipo de Aztecas y ganamos el juego; él siempre fue un ganador, siempre sonriente y respetuoso, era de palabra Martín, y la verdad es que nos duele su partida, que haya dejado a sus tres hijos, ahora él los estará cuidando desde el cielo”, detalló.
Este miércoles, fue la última ocasión que Martín estuvo en la Cancha de Voleybol para ya nunca regresar, fue despedido con un minuto de aplausos enfundado en su playera rojiblanca dijo adiós a todos sus seres amados y amigos.