Gómez Palacio, Durango. - La producción de maíz se ve seriamente afectada por las temperaturas altas que se registran en la región y la carencia de lluvias, lo que se traduce en un fenómeno atípico.
Ello, impacta directamente en la producción del maíz forrajero, lo que impide que la mazorca no alcance su tamaño y por ende los compradores aplican castigos de bajo precio a sus productores.
Jaime Acosta Luna, presidente del Módulo de Riego 10 de Masitas en el municipio de Gómez Palacio, añadió y demandó un estudio de investigación de la Comisión Nacional del Agua para que confirme lo anterior y en base a ello pedir acortar los periodos de riego de gravedad de 25 a 21 días, a fin de mantener la planta con la humedad requerida.
"También se evitarían con esto, mermas que al final pegan en la economía de las familias del campo al recibir menos de lo que esperaban de sus cosechas".
Hasta la fecha son 4 años consecutivos en los que se presenta este tipo de clima extremoso y con ausencia de lluvias, donde las plantas se estresan y con la falta de agua no alcanzar a llenar, y la mazorca empieza a “chuparse” al no aguantar mucho, de ahí que el día 21 entre un riego de auxilio, porque ya empiezan a resentir pérdidas, de ahí la necesidad de que se acorten los periodos de riego.
No obstante, comentó, están conscientes de que esto implicaría fortalecer la infraestructura hidráulica para la movilidad del agua con seguridad.
Refirió el entrevistado, que lo malo del caso, es que los estableros que son los principales compradores de sus cosechas de forraje, clasifican la producción como de segundo y en un extremo hasta de tercera, por lo que enseguida comienzan a aplicar castigos.
Citó como ejemplo, que en promedio el valor de la cosecha está en 1 mil pesos tonelada puesta en el pozo, equivalente a un peso el kilogramo, siendo de entrada el mismo precio que les aplicaron el año pasado; sin embargo, agregó que al comenzar a ver la mazorca “chupada” o que no llena, la castigan pagándola a sólo 850 tonelada.
Es una lástima que los productores sean los que paguen estas consecuencias cuando son víctimas de las condiciones climáticas y falta de humedad, sobre todo ahora al ser menos superficie la sembrada, el precio debería estar mejor, expuso.
Es por esto que derivado de la reducción de volumen a extraer de las presas este ciclo agrícola 2020, la superficie a sembrar se redujo en 20 mil hectáreas respecto al año anterior; sin embargo, los ganaderos lecheros que son sus principales clientes de sus cosechas, siguen pagando el mismo precio que el año pasado y no es posible que sólo ellos sean los sacrificados.
DATO
Para que una cosecha de forraje sea costeable deberá tener una productividad arriba de las 40 toneladas por hectárea, ya que de ahí hacia abajo, no logran sacar ni los costos.