Desde los ochentas descendió el bracerismo

No obstante perdura el odio racial

Por: César Acosta Amaya

  · lunes 15 de abril de 2019

Muy pocos mexicanos se aventuran ir a los EU. / Foto: Antonio Meléndez

Gómez Palacio, Durango.- El éxodo de nuestros coterráneos hacia los Estados Unidos comenzó a erradicarse desde los años 80s, en que comenzaron a llegar de manera oficial las escuelas primarias, secundarias y preparatorias a las comunidades rurales a la Laguna de Durango, “y no era tanto el odio hacia los mexicanos, como el que ahora practica Donald Trump fortalecido por sus crepúsculos racistas”, dijo el agricultor Pedro Luna Solís, a quien le tocó vivir de cerca el auge.

“Indudablemente que el número de braceros hacia el vecino país del norte ha disminuido, y claro que perdura por la necesidad de subsistencia, sin embargo, hay que admitir, que ya nos buscan los campos agrícolas como lo hicieron en 1964, en que se invitó a través de un programa de trabajo en el campo, ya que otros se emplean bajo el anonimato como veladores, valets parkings, trabajadoras domésticas, mayordomos, de maquila o fábricas, menos en una profesión por la falta de papeles”.

En aquellos años, se calculó que había de 7 a 8 millones de personas de otros países, en donde resaltaban los mexicanos, los cuales eran trasladados en camiones como si se tratase de ganado y en ocasiones maltratados por nuestra misma gente radicada allá.

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Chicago también fue uno de los principales puntos donde nuestros coterráneos se refugiaron, no obstante, tras el surgimiento de las pandillas, muchos buscaron otras ciudades norteamericanas, “andando a salto de mata” para no ser reconocidos por la llamada “migra”, dijo.

“Hoy a pesar de que México no ha dado las abundantes oportunidades de empleo y estabilidad económica, es un país donde hay libertad de tránsito y lo que toca es mayor inversión para evitar que muchos de nosotros seamos una carga de servicios sociales, porque hasta los hospitales escasean hoy en día”.

El regreso de los mexicanos a nuestro país, también se debió a los malos comentarios que hubo en ese entonces, ya que los acusaban de ser los partícipes y fortalecer el crecimiento de los estándares de criminalidad, cuando, en todos los países se da, porque nadie está libre de este tipo de delitos.

Nuestros hermanos los mexicanos pagaban impuestos, pero pasaron siempre de víctimas a victimizados y hoy indefensos y vulnerables, Donald Trump retoma la política de esos años, a través de medidas raciales, y acusaciones en contra de robo y golpe, cuando son ellos los agredidos y hasta robados por los mismos agentes migratorios, dijo.

Las escuelas en los ejidos evitaron la emigración. / Foto: Antonio Meléndez

José López Portillo, expresidente de México, dijo algo muy importante, el mexicano no es criminal, sino un ser humano en busca de trabajo y por la situación difícil que tiene para sobrevivir, pero en síntesis, los braceros fueron explotados y es lo que ha olvidado Estados Unidos, que ni sus pensiones se las hizo llegar de manera legal, subrayó.

Muchos por necesidad se animaban a irse de braceros, otros por satisfacer sus instintos de aventurero, pero hoy, gracias a Dios el bracerismo ha descendido.