Hasta el momento no se tienen detectadas colonias o sectores conflictivos en donde haya un mayor número de adictos de cristal o fentanilo, sin embargo, Gómez Palacio no está exento de este tipo de distribuidores los cuales operan bajo la clandestinidad, de ahí que no se tengan estadísticas exactas de un número de consumidores.
Sin embargo, el jefe de la policía en Gómez Palacio, Javier Armando Esparza Pantoja, advierte que estas drogas siguen avanzando y cortando vidas por su alto grado de peligrosidad y adicción, por lo que hizo un llamado a los padres de familia para que cada noche que salgan sus hijos a una fiesta nocturna los supervisen y sepan comparar lo que es una simple borrachera y una adicción al cristal fentanilo, marihuana, heroína o cocaína, ya que se trata de síntomas muy diferentes.
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Dijo que quizá en las colonias del norte o marginadas hay adicción del cristal, pues se trata de jóvenes que no trabajan o se dedican al robo u bien porque provienen de una familia disfuncional que no ha tenido muchas oportunidades en la vida.
Agregó que son pocas las detenciones por el consumo del cristal y el primer lugar lo puede ocupar quienes fuman mariguana, la que llega a todos los estratos sociales porque cualquiera la puede traer guardada en su carro y lejos de la vista de los agentes, ya que hoy hasta revisar un vehículo es violar los derechos humanos.
No obstante, afirma que el cristal no sólo lo usan los pobres, pues al ser una droga adictiva y que supuestamente da "placer" también puede llegar a los estratos de niveles medios, además de que es sumamente barato, una dosis puede costar hasta 50 pesos.
Son drogas alucinantes porque el fentanilo es un narcótico sintético que tiene mayor potencia que la heroína el cual causa euforia, somnolencia, náuseas, tolerancia y adicción, pero que al final de cuentas puede causar un paro respiratorio y la muerte tras administrarse en forma de inyección a través de un parche que se coloca en la piel de la persona o bien se puede chupar como tableta.
El cristal no es exclusivo de las familias pobres porque hasta en los ricos hay adictos. El efecto de esta droga, de acuerdo a los especialistas, dura hasta 8 horas y da una sensación de "felicidad" o "energía", no obstante, disminuye el apetito y provoca depresión, ansiedad, fatiga, insomnio y un comportamiento violento.
"Si hemos detenido a consumidores de cristal pero en cifras bajas, pues principalmente este grupo de adictos lo hacen en su casa o en lugares apartados, sin exponerse en vía pública, no obstante, representa un peligro esta droga por su grado adictivo y que por ser muy barato, puede estar al alcance de cualquiera”, expuso.