Gómez Palacio, Dgo (OEM).- De oficio barbero y con 29 años de edad, Miguel Carmona Bermúdez vio sucumbir su vida y su futuro cuando una enfermedad apareció en su cuerpo y con esta la preocupación de su familia para poder atenderlo frente a la precaria condición económica de su entorno.
De acuerdo a la información proporcionada por su madre, fue a principios de este año que el joven Miguel, de profesión criminólogo, comenzó a sentir ciertos síntomas, que le hicieron sospechar que algo no se encontraba bien con su salud.
Elida Bermúdez Vallejo expuso que todo comenzó al observar en su hijo Miguel un evidente cambio de color “amarillento” en su piel, por lo que le recomendó de inicio acudir al médico a que se practicara algunos análisis, dando como resultado la presencia de leucemia linfoblástica aguda.
Como antecedente, se sabe que la leucemia linfoblástica aguda es un tipo de cáncer más común y por lo regular se presenta durante la niñez. Ocurre cuando una célula de la médula ósea presenta errores en su ADN. Los síntomas incluyen agrandamiento de los nódulos linfáticos, moretones, fiebre, dolor en los huesos, infecciones frecuentes y sangrado de las encías, por lo que su tratamiento puede incluir quimioterapia o fármacos de liberación localizada que destruyen las células cancerosas.
Añade que una vez detectada la enfermedad, se pudo conocer también que el tratamiento era demasiado caro, casi inalcanzable, por lo que recurrió a la ayuda de familiares y amigos a fin de abrir la posibilidad de darle a su hijo una mejor calidad de vida.
“Así iniciamos el tratamiento, sin saber bien a bien, cómo iba a solventar todos esos gastos; a la par que iba avanzando el peregrinar entre médicos y estudios, en tanto algunos nos organizamos para realizar rifas como otras actividades para cubrir los tratamientos de sus terapias”, comentó su progenitora.
Sin embargo, no era suficiente y los gastos se incrementaron al ir más allá de lo recabado con mucho esfuerzo, dolor y lágrimas, ya que luego de un mes hospitalizado en una institución privada, la cuenta se elevó a más de 700 mil pesos, cantidad que resultaba inaccesible para solventar la atención que la enfermedad demandaba.
Al ver agotadas sus esperanzas de cubrir dichas terapias con el dinero ahorrado, alguien le aconsejó de acudir a buscar con al empresario Ernesto Herrera Reza “Guino”, quien al conocer del caso de su hijo Miguel, no dudó en ofrecer su respaldo, mostrando en el acto empatía y alto sentido de humanidad.
De inmediato, “Guino” Herrera asumió la cuenta acumulada en el hospital, otorgando su disposición para continuar con las siguientes etapas de su tratamiento, pues sin su ayuda, no se hubiera podido cubrir el gasto de la cuenta del nosocomio privado.
A través de redes sociales, Miguel y su madre han expresado su gratitud a Ernesto Herrera Reza “Guino”, haciendo el compromiso de que tan pronto recupere un poco de energía, acudirán a hacerlo personalmente, al reconocer en él este gran gesto de generosidad y un milagro en sus vidas al pasar de la incertidumbre a la esperanza renovada para seguir enfrentando esta enfermedad.