El Día de Muertos es y seguirá siendo una tradición que trasciende en nuestro país, el cual se convierte a la vez en un ritual que privilegia y distingue el recuerdo sobre el olvido y que conlleva a las familias a rendir un culto a la muerte y que finalmente significa también un retorno transitorio de las ánimas.
Este tributo viene desde la época prehispánica y como parte de nuestra cultura también es obligación de los maestros inculcarla a sus alumnos, tal como lo hicieron a través de un Altar Viviente este martes primero de noviembre las maestras, directora, subdirectora y niños con el apoyo de su padres en la Escuela Primaria "Emiliano Zapata", turno matutino, la cual se ubica en la Antigua carretera Torreón-San Pedro, sin número del ejido Anna.
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Este Altar de Muertos Viviente se estructuró en 7 niveles y los elementos fueron representados por diferentes alumnos de esta institución, de varios grados y secciones de este centro educativo, el cual fue reconocido por su creatividad, ya que es uno de los más ricos culturalmente hablando, pues cada año llevan a cabo esta celebración, la cual en cada presentación innovan y destacan en la comarca lagunera de Coahuila, gracias al apoyo que da la directora Brenda Karina Ortiz, quien tuvo el incondicional respaldo en la organización, de la subdirectora Carolina Lee de la O., y de las destacadas maestras Isabel Oviedo Urrutia del primer grado Sección A y de Consuelo García Lozano, del primer grado Sección B.
Ellas enseñan a sus alumnos que en México debemos convivir con nuestros difuntos, ofreciendo también en el altar de muertos la comida preferida de nuestros familiares que se nos adelantaron en el camino.
La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo los días 1 y 2 de noviembre. El 1 corresponde a Todos los Santos (niños) y el 2 se dedica a los fieles difuntos (adultos).
En esta escuela, el artículo (ofrenda) que caracterizó cada niño, fue elaborado como botargas por las maestras a cargo Isabel Oviedo y Consuelo García.
En síntesis, fue una obra infantil en la cual cada niño (elemento) mencionaba qué significado tenía y se iba colocando a la vez en el nivel correspondiente.
Destacaron las flores amarillas de cempaxúchitl para decorar el altar, aunque también hubo blancas, violetas, rosas y marrones, las más usuales, sin faltar el papel picado de colores que significa una unión entre la vida y la muerte o el banquete para celebrar la llegada de las ánimas, lugar donde se colocan las cosas favoritas del difunto, donde se incluyen dulces y hasta bebidas.
Se hizo referencia entre los alumnos y padres de familia, que la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido y se dijo a la vez, que la sal significa purificación para no corromper el alma, mientras que la cruz de cal representa los 4 puntos cardinales.
El camino de las flores es para guiar el sendero de las animas y las velas y veladoras significan la ascensión del espíritu, símbolo del amor a nuestros seres queridos fallecidos.
También se colocaron objetos personales de nuestros muertos, comida típica con un vaso de agua para mitigar la sed de las almas, mientras que el pan de muertos significa la generosidad y las calaveras aluden la muerte pero de una manera festiva y colorida.
Esta representación de la Escuela Emiliano Zapata turno matutino atrajo múltiples felicitaciones por su excelente organización.