Gómez Palacio, Durango. - Sergio Carlos Chibli Isa, de 83 años, abrió al Sol de La Laguna las puertas de su casa, donde vivió con su familia, conformada por 13 personas. Llegó a la vivienda cuando era un joven y hoy en día está en venta. La casa guarda en su corazón grandes recuerdos al lado de sus hermanas y hermanos.
La Casa Bonita, ubicada en la Avenida Morelos esquina con Calle Zaragoza, en el centro de Gómez Palacio, está valuada en más de 10 millones 800 mil pesos. Su construcción data de los años 30, y es conocida además como la casa de las cien ventanas, o la casa donde, según dicen, se aparece una niña.
Actualmente se están realizando trabajos de restauración para finalmente venderla y mudarse con una de sus hermanas que aún vive en la Ciudad de Guadalajara.
De acuerdo con el asesor y guía de turismo Alejandro Luna, esta casa fue edificada por el arquitecto Don Antonio Montemayor en los años 30. Tuvo dos familias propietarias: la familia Montemayor y la familia Chibli. En su interior se puede observar un estilo barroco y colonial, acorde con las costumbres de esa época.
“Me vine a vivir en enero de 1959 y hasta la fecha estoy aquí. Antes de que mi padre la comprara, tuvo dos dueños. El señor que la construyó era de apellido Montemayor (Don Antonio Montemayor), en los años 35. Era comerciante ferretero y mandó traer arquitectos alemanes para que construyeran la casa.”
La Casa Bonita de la Morelos también fue propiedad de una familia de origen español. En 1958, el padre de don Sergio Carlos Chibli la adquirió por 220 mil pesos de aquel tiempo.
El terreno consta de 878 metros cuadrados y la construcción ocupa 711 metros cuadrados. La casa cuenta con un frente de 34 metros y un fondo de 26 metros.
Está conformada por tres niveles: una sala, comedor, recibidor, cocina, antecomedor, cocheras para tres autos, una alberca, seis recámaras con baño completo, vestidor, una oficina en la planta alta, seis recámaras con clóset (dos de ellas con terraza), dos baños completos con tina, un cuarto de oración, escaleras, y en el tercer nivel, una recámara y una escalera que lleva al sótano. Hoy en día se puede observar un letrero que anuncia la venta del inmueble.
En algunas habitaciones se cuenta con ornamentación barroca y lámparas de origen alemán. Los ventanales permiten que en el interior la luz natural cree un contraste especial que le da un toque único, una tendencia de la década de los años 30.
Don Sergio admite que se habla de muchas leyendas y mitos en torno a esta casa, como el de una niña que se aparece en las ventanas. Incluso, él comentó que ojalá alguien de sus seres queridos se le apareciera para volver a verlos.
En vísperas de una posible compra-venta, Chibli narró que la nostalgia poco a poco lo va invadiendo, aunque no se compara con lo que vivió tras la muerte de su hermano Mauricio, con quien vivía y era su compañero hasta antes de su deceso.
“La nostalgia me invadió desde que se murió mi último hermano. Aquí vivimos mi hermano Mauricio y yo durante veinte años. Nombro a once de mis hermanos: Graciela, Soledad, Margarita, Ana María, Irma y Gloria; de hombres, eran Jesús, Antonio, Mauricio, Fernando y su servidor, Sergio Carlos Chibli Isa”, detalló.
