Gómez Palacio, Durango.- Ante el creciente número de contagios y muertes por Covid-19, personal médico en La Laguna trabaja hasta 12 horas diarias, tiempo en el que por seguridad no comen ni van al baño.
Y es que una vez que se ponen el equipo de protección no se lo pueden quitar, pues hacerlo implica riesgo y más cuando se desempeñan en un área especializada en la atención de pacientes positivos.
Tampoco toman líquidos durante ese lapso, ya que eso propiciaría ganas de orinar, lo que habla del esfuerzo que ponen para salvar la vida de los demás.
Por si eso fuera poco, las caretas, los guantes y los cubrebocas deben de estar bien sujetos, lo que propicia afectaciones en la cara y el cuerpo.
Cynthia Martínez Lozoya es enfermera de la Clínica número 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en donde los turnos de trabajo se dividen en tres.
“El matutino y vespertino son jornadas de ocho horas, y en el nocturno es de 12 horas”.
“No podemos comer, ni tomar agua, ni ir al baño una vez que nos ponemos el traje de protección. No te lo puedes quitar”.
Es por eso que deben alimentarse estratégicamente antes de laborar.
“Al principio fue un caos pues no soportábamos los trajes, ni el calor, ni no tomar agua, pero ya nos acostumbramos”.
En ese sentido, Alejandra Márquez, también enfermera de la misma clínica, narró que todo es difícil y estresante, pues al llegar al área Covid-19 se les proporciona el Equipo de Protección Personal (EPP) y empiezan a vestirse para cuidarse.
“Los gogles, la mascarilla N95, el overol y hasta los guantes lastiman nuestra piel. Entramos al departamento y empezamos nuestra rutina de trabajo. Checamos signos vitales, cambiamos pañales sucios, aplicamos medicamentos, realizamos algún procedimiento que nuestro paciente requiera”.
“Hay días que son cosas sencillas donde no importa el calor, la sed, hambre o las ganas de hacer del baño que tengamos todos ya que no podemos hacer las necesidades básicas, pues no queremos contaminarnos ni contaminar a nadie más. Estamos trabajando bajo presión y mucha tensión, pero aun así damos siempre lo mejor de nosotros profesionalmente. Realmente salimos satisfechos al final de turno cuando los pacientes nos dan las gracias por haberles dedicado unos cuantos minutos para platicar con ellos”.