Josué es uno de los haitianos detenidos la tarde de este lunes por agentes del Instituto Nacional de Migración, Policía Estatal de Coahuila y otros elementos que pertenecen a la Guardia Nacional y respaldan las detenciones e iniciar las deportaciones de los migrantes que están deambulando por las calles de Acuña.
Las calles Matamoros y Melchor Ocampo son irrumpidas en su tranquilidad cuando el correteo de cerca de cien migrantes llegaron a la central camionera para esconderse y no ser detenidos en el Operativo que está en marcha para regresarlos a su país.
Gritos, llantos de desesperanza y asombro de propios y extraños se apropian de quienes son testigos de la detención de solo tres personas que compraban comida corrida en un local establecido por la calle Matamoros.
El primo de Josué sale a suplicar que no se lo lleven, pues ellos siguen con la esperanza de llegar a territorio americano y comenzar una nueva vida.
Con la voz quebrada y los ojos enrojecidos exclama, “¡Yo no tengo miedo! Estoy abriendo mis brazos suplicando que no nos lleven a mi país porque allá no tenemos nada. El 14 de agosto acaba de pasar un temblor. Muere nuestro presidente y el primer ministro no sirve para nada”.
“Porque nos están haciendo esto, yo tengo mi papel de comal que me dieron allá en Chiapas. Yo solo quiero trabajar. Tengo 6 profesiones. Soy mecánico y Josué también. Soy tabiquero, plomero, también sé hacer cerámica, sé soldar. Soy muy inteligente. Solo quiero tener una vida mejor. Necesito solo una oportunidad de trabajar y si me quieren probar aquí estoy”.
El primo de Josué no quiere revelar su identidad, pues dice que no claudicará en su deseo de llegar a los Estados Unidos y si hoy nos dice su nombre, no podrá hacer el trámite que cree le permitirá llegar al país de las barras y las estrellas.
Cumplirá en breve 40 años, viaja junto con su pareja sentimental y dejaron allá en su país a una pequeña hija de 9 años. “Ella se quedó llorando cuando nos venimos. Mi papá es un doctor pero allá no tenemos ninguna oportunidad de salir adelante”.
Ha tenido que pasar todo tipo de pruebas, como el haber permanecido tres días en el río bravo sin probar alimento, pero en su mente tenía muy gravado que no podía vencerse ahora, recordando que su familia está haciendo una gran esfuerzo por mandarle dinero y que cumpla su deseo de llegar a la unión americana.
“Nosotros no venimos aquí para robar, ni para ponernos al servicio de la delincuencia. Tenemos la desgracia de pertenecer a un país donde el gobierno no sirve para nada. Yo no tengo miedo, porque mi vida la está de las manos de Dios y no de los hombres que están en la tierra. El mundo está por Dios. Israel estaba capturado por mucho tiempo y ahora está libre, yo quiero ser libre”.
Asegura que en su país de nada sirve tener estudios y aprender oficios. “En mi país si no te pones al servicio de la delincuencia, tienes que dejar el país”.
De Tapachula, Chiapas a Acuña, Coahuila ha gastado mil 600 dólares. “Ese dinero no se lo robé a nadie, me lo dio mi familia con mucho sacrificio. Y si quiere que peleemos lo vamos hacer, moriremos como hombres, no como basura”.
Llorando señala que han sido víctimas de muchas personas sin escrúpulos, que les han querido quitar desde el poco dinero que traen, hasta sus celulares. El primo de Josué salió hace 6 años de su país. Llegó a Chile donde estuvo como ilegal tres años, pero gracias al trabajo desempeñado en la construcción se hizo de ahorros para poder cumplir su sueño.
Se despidió diciendo, “No somos ladrones, todos los que estamos aquí somos gente decente. No es justo que nos tomen por detrás y nos lleven como delincuentes”.