Para Fernando caminar ya no es una prioridad, se desempeña perfectamente con la silla de ruedas a la que ve no sólo como un accesorio, sino como a su compañera fiel.
"Yo creo que la vida es cuestión de actitud y el carácter te lo va forjando la vida misma; por eso yo vivo agradecido con el creador por lo que tengo y lo que soy, porque he luchado muchísimo", comenta Fernando García de la Vega, un joven padre de familia que adquirió una discapacidad motriz hace 16 años.
Son ya 16 años de aquel grave accidente automovilístico, que tuvo en compañía de su familia sobre el periférico de Gómez Palacio; en la camioneta donde viajaban iba su esposa Maricarmen, así como sus dos hijos.
El choque fue muy fuerte y en ese momento su mujer tenía 4 meses de embarazo, salió proyectada del vehículo y resultó con fractura en las dos piernas; a pesar de la gravedad de las lesiones la vida de la bebé fue una verdadera Victoria, y así la bautizaron. Sus otros hijos tenían 8 y 5 años de edad y resultaron ilesos.
Fernando no corrió con la misma suerte y se quedó prensado en la camioneta; sufrió la fractura de la columna vertebral y ambas costillas, lo cual le impidió recuperar la movilidad en sus piernas.
El proceso de recuperación fue muy difícil, él como su esposa permanecieron en cama por meses; incluso en ese tiempo fue cuando llegó al mundo Victoria.
"Fue tener que iniciar una vida, no te puedes parar, ya no puedes hacer muchas cosas y es adaptarse a vivir así, ahora dentro de esta condición de vida pero que a su vez me ha enseñado muchas cosas", expresó.
Después del accidente y ya en su condición de discapacitado, decidió regresar a la Universidad Autónoma de Durango (UAD) para retomar la carrera de Derecho que había dejado inconclusa; ingresó al Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) dónde fue de las personas que alcanzaron el máximo de rehabilitación aún sin caminar, podía subir al coche, manejar e ir solo a la universidad.
"Me vi obligado a capacitarme porque siempre fui muy activo, practicaba deportes extremos como patineta, motos, bicicleta y eso me ayudó mucho porque lejos de frustrarme por no poder hacerlo, eso me obligaba a levantarme y tratar de moverme, a valerse por mi mismo”.
Ahora vive para servir a los demás
"Luego de ir al CREE y ver lo que yo había podido lograr, presenté un proyecto para que la gente pudiera también valerse por si misma; estuve en el área de Grupos Vulnerables del municipio y recuerdo que Rocío Rebollo me dió esa primera oportunidad de trabajar con Marcela Enríquez que era la titular, así que presenté un proyecto muy importante sobre una fábrica de aparatos ortopédicos, en la que las personas con discapacidad elaboraban estos artículos y además de poder ser independientes conseguían una remuneración por su trabajo".
Lo lograron consiguiendo recursos por parte de los tres niveles de gobierno y lo pusieron en marcha en el Centro Comunitario Felipe Ángeles durante esa administración municipal.
En la siguiente administración, con José Miguel Campillo, Fernando se convirtió en el titular de la dependencia de Grupos Vulnerables y ahí emprendió un modelo similar pero con la elaboración de zapatos, mismo que aún opera e incluso regala los zapatos, principalmente escolares a personas de escasos recursos. "Me siento muy orgulloso la verdad porque inicié ese proyecto con mis compañeros y es como dejar un legado".
En su camino por la administración pública, también trabajó en la promoción de diferentes iniciativas en favor de las personas con discapacidad, tales como la primer guardería para niños con discapacidad que en ese momento estaba subrogada a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) a nivel federal y que también permanece brindando atención a un importante grupo de niños con discapacidad.
Además fue gestor del proyecto de inclusión laboral del Grupo Lala, así como parte de algunas capacitaciones en materia de inclusión en empresas, coordinador de algunos partidos políticos en el tema de la discapacidad, candidato a sindico municipal rumbo a la administración del 2019 y actualmente labora en una secundaria de la localidad y en el Colectivo Voluntad Ciudadana, dónde puede continuar realizando acciones a beneficio de los más necesitados, que es una de sus prioridades y sobre todo, lo que más disfruta.
"Soy un fiel creyente de que cuando aplicas el desarrollo a personas con discapacidad y sus familias es algo muy favorable, porque es autosustentable y si bien es importante la asistencia social en algunos rubros de la discapacidad, darles herramientas para desenvolverse y desarrollarse personal y profesionalmente, es lo que va a marcar la diferencia. Por ello he trabajado ya 15 años en esto, algunas veces desde la administración pública y otras de manera independiente consiguiendo aparatos y donaciones con funcionarios, empresarios y también apoyando a qué logren la verdadera inclusión colocándose en empleos".
Considera que está oportunidad de ayudar a los demás es algo que le regresa a la sociedad, y a la vida por tanto que le han dado, porque en estás circunstancias aprendió a valorar todo.
Confesó que en algunas veces pensó alejarse del servicio comunitario, pero la gente lo sigue buscando para pedir apoyo y por eso hoy en día considera imposible dejar se servir.
"Ya no me sentiría contento conmigo mismo porque me sigue teniendo fe y para mí, ayudar a las personas es algo muy importante y sé que a veces con un poco de voluntad podemos hacer grandes cosas".
Su principal fortaleza es la familia
En casos como el de Fernando, la familia juega un papel muy importante porque tanto el apoyo, como el empeño o la confianza son fundamentales para ayudarlos a rehabilitarse, ser independientes, a capacitarse y mejorar su condición.
"Yo le debo mucho a mi madre y también sin duda a mi mujer y a mis hijos porque siempre me apoyaron incondicionalmente y me ayudaron en todo para poder estar así". Antes del accidente, llegó a considerar que su madre era muy dura con él; sin embargo, en una ocasión su hermana le dijo que era así como tenía que prepararlos para ser grandes guerreros y que él, era el mejor.
Nunca lo trataron diferente ni procuraron sobreprotegerlo porque sabían que podía y que iba a salir adelante e independizarse solo.
"Esto es muy importante para todas las personas con cualidades diferentes, porque mira, hace un tiempo una empresa le pedía jóvenes con autismo para laborar por sus habilidad es particulares, pero solo conseguí dos, por lo general los padres no lo permitían y la verdad es que sería algo muy importante para los chicos, a veces los mismo padres contenemos a nuestros hijos y no sabemos que esa sobreprotección te limita, tengas las cualidades que tengas".
La unión de pareja fue clave
Ni el complicado proceso de recuperación ni la discapacidad hicieron dudar nunca a la esposa de Fernando sobre la lucha que tendrían que enfrentar juntos tras el accidente; María del Carmen Ruvalcaba Soto, es una mujer que también retomó su preparación profesional después del suceso, además de criar a sus tres hijos y encargarse del hogar.
Ambos tomaron siempre la responsabilidad de manera equitativa y se impulsan a prepararse y salir adelante.
Maricarmen se capacitó en el ámbito de la belleza y ya cuenta con un negocio de en el que se dedica a hacer felices a miles de mujeres y además, a sentirse realizada y lograr su independencia económica.
Tienen tres hijos, la mayor es Alejandra de 24 años, quien formó su familia desde joven y ya tiene una hija, Fernando de 21 que vive, estudia y trabaja en Estados Unidos y finalmente Victoria, de 15, que aún está en casa y se dedica a estudiar la preparatoria.
"Hemos tenido mucho apoyo de mi suegra y sin duda de mis hijos porque siempre fueron muy independientes y buenos hijos, así que no tuvimos tanto problema con ellos", dijo.
Considera que nunca cambió su vida familiar, o de pareja, no dejan de divertirse, disfrutan mucho convivir con la gente.
"Vivimos una vida totalmente normal, el apoyo que nos hemos dados los dos ha sido bastante y muy importante para lograr lo que tenemos y a mis hijos también los veo felices, muy independientes y exitosos", agregó Maricarmen.
En busca de trascendencia
Fernando cree que es fundamental educar a sus hijos para que sean felices, porque la vida se va en el momento menos pensado y para él, se tiene que vivir intensamente y disfrutar con todo y cualquier tipo de problema que se enfrente.
"En mi caso yo busco la trascendencia, el legado del trabajo, que mis hijos pero también todos los que me conocieron me recuerden como alguien que dejó algo en esta vida y de igual forma, lo que pueda dejar al educar a mis hijos de la manera que creo correcta para que sean buenas personas y también trasciendan, pero con lo que los hace felices".
El modelo de éxito que se enseña comúnmente en la sociedad y las familias mexicanas no es lo que Fernando y Maricarmen consideran como éxito personal; para ellos se logra al disfrutar la vida y también al tener tranquilidad.
"Estamos en una etapa de la vida en que ya debemos disfrutar todo y hasta las malas experiencias las aprecias porque te están enseñando lo que ya no debes o quieres hacer", compartió la pareja.
Para Fernando la discapacidad no limita el desarrollo de una persona, no le impide que haga gran cantidad de cosas; se trata de una diferente cualidad y no de una capacidad diferente.
"Todos tenemos capacidades diferentes y cuando tú me dices eso me dices que soy diferente a los demás y todos somos diferentes, pero eso es lo grandioso de la humanidad".
Por ello se siente sumamente agradecido a pesar de su condición de vida, que además sabe que algo que ocasionó él con ese accidente y por ello en lugar de limitarse, buscó desde el inicio resignificar está pena y su existencia para no ser sentirse víctima de la vida y por el contrario, ayudar a que otros generen este tipo de cambios.
