La droga que convierte a las personas en cadáveres vivientes

Los daños son severos y la atención a tiempo puede salvar a un consumidor

Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

  · martes 17 de septiembre de 2024

Foto: Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

“Yo me quería sentir el mejor en mi pueblo, pero sin pensar nunca en las consecuencias a las que me llevaban las drogas; destruí vidas, le quité los sueños a mis hijos, destruí a otras familias que no me incumbía para nada meterme con ellas y más que nada mi relación con mi esposa y con mis padres”.

Santiago es originario de Zacatecas, llegó a Gómez Palacio después de haber estado anexado en otros lugares, a los que su familia lo ha enviado para tratar de ayudarlo a dejar su adicción por el cristal. Tras siete meses de tratamiento integral, hoy está a poco de dejar el centro de rehabilitación y volver a casa con su esposa e hijos.

“Y a decir verdad, hasta el último día que me drogué lo seguía haciendo feliz, miraba los ojos de mis hijos y mi esposa mientras me decían ya no se drogue pa, ya quiero verlo bien y yo no podía dejar de drogarme porque yo sentía que eso me daba más fuerza para el trabajo, yo siempre llevaba todo pero siempre llegaba drogado a casa, sin pensar y sin saber que cualquier cosa me podría pasar”.

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Una mala decisión

Su historia con las drogas empezó porque le gustaba salir de fiesta y tomar alcohol; así fue pasando el tiempo, cuando en una fiesta de su pueblo, un amigo lo invitó a consumir cristal, ya alcoholizado decidió aceptar.

Dijo que la primera vez que inhaló el cristal la sensación fue maravillosa y eso fue lo que lo capturó. “Empecé a sentir que mi cuerpo estaba totalmente relajado, que ya no iba a haber problemas y que, si los había, pues ya no me importaba en el momento y así pasé toda la noche drogándome; la verdad pensé que solo iba a ser ese día o esa noche, pero ya no pude parar”.

Al día siguiente Santiago sentía escalofríos, la piel erizada, dolor de cabeza y otros síntomas como los de una resaca de alcohol, pero más intensos; sin embargo, a pesar de lo mal que pudiera sentirse, ya sentía esa necesidad de volver a consumir.

El consumo de la droga conocida como cristal se ha incrementado en los últimos años y además está relacionada con la comisión de delitos. / Foto: Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

“Y después como él es vecino, pues se me hizo fácil, fui a buscarlo, seguimos drogándonos para controlarme porque yo tenía una sensación un poco diferente; de ahí seguí y no pasó mucho tiempo para darme cuenta que el cristal se fuma en una pipa de cristal”.

Santiago también había probado la cocaína un par de veces, pero fácilmente pudo dejarla, pero con el cristal desde la primera vez quedó atrapado y ya no inhalaba sino fumaba. “Y así yo sentía que era único, sobre todo con las mujeres, yo invitaba a mujeres que se drogaran conmigo porque yo me quería sentir el mejor”.

Obligado a cambiar

Dijo que mientras lo hacía, nunca se detuvo a pensar en sus hijos, mucho menos en su esposa; era feliz rodeado de mujeres, drogándose y en la fiesta.

“Siempre les decía a mis papás, a mi esposa y a mi hijo mayor, sí quiero dejar de drogarme yo lo puedo hacer, mientras no los trate mal, trabaje y todo esté bien, no se preocupen, pero empecé a ver las lágrimas de mi esposa mientras me decía es que se está haciendo daño”.

Con lágrimas en los ojos recuerda cómo sus hijos ya estaban asustados, preocupados y sintió la culpa de verlos tan tristes; pasó años así hasta que su hermano le dijo que era necesario anexarlo. De esto hace ya tres años y empezó el camino hacia su recuperación.

Foto: Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

“Empecé con un proceso de tres meses, bien fuerte, con mucha terapia y sentía muchas ganas de salir corriendo de ahí, pero aguanté por mi familia; porque yo pensaba que les daba todo, pero mi hermano me dijo que lo hacía mediocremente y podía darles más, que debía luchar por ellos y por mí mismo, además de darle la tranquilidad a mis padres”.

Se dijo relajado y contento en este momento que está a punto de salir y regresar a su hogar, pero asegura que fue muy difícil tras un largo camino en la drogadicción; solo piensa en salir y volver a ver a sus hijos que actualmente tienen ya 15, 10 y 4 años.

“Quiero salir y ver su sonrisa, esas lágrimas que yo les provoqué, cambiarlas por unas florecitas que salgan del corazón de mis hijos; que cuando abran sus ojos en las mañanas me vean bien y no me vean drogado, cambiar todo ese sufrimiento por felicidad”.

Finalmente, para Santiago es muy importante también poder ser un mejor ejemplo para ellos y que tras esta amarga experiencia, pueda orientarlos de manera adecuada para evitar que caigan en situaciones tan complicadas como son las adicciones, que aprendan de lo que él vivió y poder apoyarlos en todo para que sepan tomar las mejores decisiones.

Alto potencial adictivo

De aproximadamente 550 pacientes que se tienen en el Centro de Integración Juvenil (CIJ) en Torreón, alrededor de un 28 por ciento se tratan por el consumo de cristal; se van clasificando conforme a la droga de mayor impacto o que más consumen, pero algunos pacientes acuden con la problemática de consumo de diversas drogas y no solo una

Los daños con el cristal se notan a corto plazo, son más inmediatos porque es una droga muy potente; es una metanfetamina y es una droga de tercera generación, es decir, es una droga elaborada cien por ciento en laboratorios clandestinos, cuyo componente principal es la pseudoefedrina, sustancia que desde la primera vez que se consume genera adicción.

La adicción al cristal es una de las más complejas y los daños que causa esta droga también son más severos y rápidos de detectar. / Foto: Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

“En los últimos años esta droga se ha abaratado y está cada vez más disponible y más al alcance de la mano; es una droga que genera daños y consecuencias muy graves para el organismo y sobre todo que también genera cambios considerables en la conducta de los usuarios”, comentó Cecilia Martínez López directora del CIJ Torreón

Destacó que efectivamente se ha asociado mucho el consumo de drogas, especialmente de cristal, con la comisión de diversos delitos.

Disminuye edad de consumo

Anteriormente se asociaba más el consumo de cristal en personas adultas que son trabajadoras y tienen ingresos para sostener el consumo; sin embargo, a raíz de la pandemia se ha detectado a cada vez más jóvenes que la están utilizando y en el CIJ el paciente más joven que ha experimentado consumo de cristal fue un niño de 11 años de edad.

“El grueso de la población del Centro de Integración Juvenil en Torreón son adolescentes de los 12 a los 19 años y las edades de mayor riesgo son de 15 a 19 años”, destacó la directora. Además, informó que uno de cada dos llega por problemas de consumo y el resto llegan por situaciones de salud mental que también atienden.

Otro dato relevante que aportó fue que en la actualidad el consumo de cristal ha incrementado en la población femenina y este centro tiene mayor cantidad de usuarias mujeres que hombres con esta adicción.

Foto: Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

Una adicción compleja

A diferencia de quien consume otras sustancias como alcohol, inhalantes, marihuana, pastillas, que pueden funcionar dentro del programa de consulta ambulatoria, llevar su tratamiento, rehabilitación, terapia y reinserción social, los pacientes por consumo de cristal tienen otras necesidades por la naturaleza de la droga.

Estas personas pueden ser productivas, seguir estudiando o trabajar y en el caso de quienes se atienden por cristal, es muy difícil romper el patrón de consumo y la tolerancia a la abstinencia, por lo que se recomienda el internamiento voluntario.

“Esa es la complejidad, que, durante la supresión o suspensión de la sustancia, resulta sumamente difícil sobrellevarla y

Por ello los pacientes están en constante recaída y se requiere un entorno estrictamente controlado para poder suspender el consumo”.

Es una droga con la cual se puede percibir el consumo de manera casi inmediata; los cambios de conducta son inminentes, las personas suelen andar más irritables, más reactivas o violentas y hay una baja muy considerable de peso porque es un inhibidor del apetito y eso hace que la gente deje de comer, de dormir y el deterioro físico es notorio.

“Son semblantes que le llamamos cadavéricos y es como la familia se va dando cuenta; otro aspecto es el económico porque empiezan a buscar maneras de conseguir dinero. Pero si es una droga con la que vemos los cambios inmediatos en salud, conducta y emocionales”, destacó Martínez López.

La nueva pandemia

La situación actual en torno al consumo de cristal es como una pandemia, los jóvenes están viviendo esto y no alcanzan a dimensionar los efectos colaterales, familiares, neurológicos y también emocionales que están pasando; hoy muchos de los pacientes son adolescentes e incluso hay casos cada vez más frecuentes de niños menores de 12 años.

Gerardo Berumen Torres, psicólogo clínico especialista en adicciones dijo que en primera instancia aspectos como la ansiedad, depresión, la psicosis que es la alucinación tanto sensitiva como visual, hacen que los pacientes duden tanto de ellos que tomen decisiones precipitadas, por ello también se está generando un aumento en los suicidios o intentos de, no solo en la Comarca Lagunera sino a nivel mundial.

“Son tantos los niveles de ansiedad producidos por el cristal que provoca muchas reacciones y cambios; existe un neurotransmisor que se llama cortisol que lo tenemos durante todo el día, pero hay días que los niveles están muy bajos; con un café aumentan a un 50 por ciento, con las bebidas energizantes al 100, pero esta droga se está utilizando mucho para dar para el rendimiento, para excederse en el trabajo o debletearse porque te eleva mucho más ese porcentaje”.

Comentó que hoy el cristal tiene como ingrediente el fentanilo, que es una sustancia cuyo efecto colateral es que, a grandes cantidades, genera mayor necesidad, por lo tanto, genera una fuerte dependencia inmediata.

Factor de impulso delictivo

Otra alteración que provoca es una marcada agresividad en quien la consume; esto también se ha detectado como un factor por el cual ha incrementado la violencia intrafamiliar o contra las mujeres, incluso los feminicidios.

“El paciente va perdiendo poco a poco el factor emocional; se daña el sistema límbico que es un área neuronal en nuestro cerebro, que es justamente la encargada de todo el aspecto emocional y sus cambios, pero esta situación nos hace que la persona no tenga el control real de la emoción y se puede derivan en el sentimiento de dañar a otras personas.

Los principales problemas que genera son los relacionados con el sueño, la ansiedad, intentos suicidas y una marcada agresividad e impulsividad; el especialista comentó que debido a esto es que se presenta un incremento en los casos de violencia. Las sustancias psicoactivas dañan la percepción, la realidad, generan inseguridad y confabulaciones.

“Por eso es importante hacer conciencia de que no es solamente un churrito o una inhalación, sino vienen grados permanentes neurológicos de modificación neuronal y hoy en día la esquizofrenia, la intermitencia explosiva, la ansiedad, compulsión, son muy marcados en quienes consumen cristal”, agregó.

Berumen Torres dijo que por ello el consumo está íntimamente ligado al incremento de los índices delictivos en La Laguna y no solo en materia se violencia, sino en casos como robos a casa habitación, asaltos, secuestros y situaciones por falta de control a causa del cristal.

Muchos la distribuyen

Esta droga también se ha convertido en uno de los principales motivos de detención, ya que, debido a su popularidad entre los consumidores, se ha incrementado su circulación y venta.

En la ciudad de Torreón durante lo que va del año 2024, se han registrado un total de 495 detenidos por posesión de narcóticos; la droga que principalmente se les encuentra, es el cristal.

Así lo dio a conocer la Dirección de Seguridad Pública Municipal, quienes han realizado estás aprehensiones, con el apoyo también del Grupo de Reacción Torreón.

Incluso, algunos casos de personas detenidas por otro tipo de delitos como alteración del orden público o por actos de violencia y hasta robos, han resultado con dosis de cristal entre sus pertenencias, al hacerles la revisión corporal.

Factores que inducen

En los consumidores más jóvenes el principal factor podría ser emocional o la disfunción familiar, pero en el caso de personas ya adultas, el consumo en gran medida está relacionado con la búsqueda de un mayor rendimiento laboral y personal debido a las necesidades económicas.

“El constante más marcado al menos en los pacientes que yo he atendido ha sido la disfunción familiar; la verdad a veces hay historias tan desgarradoras y dices cómo un papá puede dañar especialmente a sus hijos”

Otra situación compleja en las familias es la de los límites, explicó; cuando se empiezan a cometer faltas, hasta delitos o accidentes, no los dejan hacer conscientes las consecuencias personales. También la sobreprotección o la falta de alguna de las figuras ya sea paterna o materna y en muchos de los casos, ya viven en un escenario donde hay consumo o los mismos padres les dan la droga.

“Si existen vacíos paternales, maternales, crisis de pareja, infidelidades o la persona siente falta de amor y atención, tienden a sentir refugio en una sustancia psicoactiva. Y son muchos otros factores los que pueden llevar al consumo ya no es nada más quizá el depresivo, también la situación de estrés o de motivación para poder llegar a ser más o lograr más por la situación económica de la región”.

La falta de interés de los padres por los hijos es fundamental en casos de adicción, es por ello que con los pacientes que buscan rehabilitarse es fundamental trabajar terapéuticamente para superar situaciones como divorcios, ausencias, entre otros; por ello siempre ante el consumo debe haber un proceso terapéutico y uno médico de valoración.

Expectativa de recuperación

La directora del CIJ, Cecilia Martínez, dijo que sí han tenido casos de éxito, sobre todo cuando acuden a pedir ayuda de manera temprana y en los primeros meses de dependencia o incluso hasta con un año de consumo; estos pacientes que son los que más se apegan al tratamiento y se recuperan.

“Tenemos otros que desgraciadamente tiene años de consumo, su dependencia es demasiado fuerte y hay algunos casos en los que también hay deterioro cognitivo, daño neurológico y con ellos el pronóstico es más reservado”.

Foto: Claudia Landeros / El Sol de La Laguna

Explicó que los daños de las drogas en el cerebro dependen de muchas variables como el tipo, la dosis, frecuencia, el organismo de cada persona, la talla, el peso, la edad, entre otros; pero la temporalidad sí es importante, el cristal provoca daños a corto plazo y son más inmediatos porque es una droga muy potente y sumamente adictiva.

Por su parte, el psicólogo Gerardo Berumen comentó que del cien por ciento de los pacientes que salen del centro de rehabilitación, uno o dos podrán reincidir, pero es variable y algunos no continuaron con el proceso que debe continuar fuera; algunos siguen en monitoreo posterior al egreso y han cambiado su percepción.

“Algunos no tienen ni la secundaria ni la preparatoria y algo muy importante es que al egresar puedan terminarlas para que tengan una percepción diferente en el círculo en el que ellos viven; de igual forma poder soltar relaciones nocivas que ya no suman a su vida ya sea de pareja o de amistad”.

Cuando no lo hacen y regresan a su vida, pero no resulta como esperaban puede haber recaídas; por eso los pacientes cuando se van deben tener todavía un seguimiento real posterior. “Porque las broncas no terminan, lo que uno controla son las decisiones reales de lo que pueden llegar a tener y el paciente tiene que aprender a tener una tolerancia a la frustración, tomar decisiones adecuadas”.

Sin embargo, este es un proceso complicado y que, sobre todo, lleva tiempo; se requiere primero el internamiento, posteriormente el tratamiento psicológico y si requiere uno psiquiátrico se tiene que realizar también y en casos más graves, podrían requerir el neurológico cuando hay otro tipo de complicaciones.