La reforma electoral que busca el presidente le queda muy corta a Coahuila por su enorme extensión territorial y por su riqueza en cuanto a cultura política.
“Pero en si, es un atentado en contra de las instituciones y la democracia. Es una visión centralista y patriarcal que hace a un lado el tema de federalismo”, sostuvo Rodrigo Paredes Lozano .
El Presidente del Instituto Electoral de Coahuila, destacó que con ella se trata de controlar desde el Gobierno Federal a los órganos e institutos electorales constitucionalmente autónomos como el INE y los OPLES en los estados.
Comentó que de aprobarse en Coahuila el Congreso del Estado perdería seis diputados, así como los de representación proporcional para quedar solo con 19.
Mientras que en los municipios con menos de 60 mil habitantes tendrían solo al alcalde, así como una sindicatura y una regiduría, lo cual no puede ser porque en el estado hay ayuntamientos muy grandes por su extensión territorial y solo con esos cargos no se podría atender a su población.
“En general de aprobarse este proyecto de reforma se terminaría con un sistema electoral que ha funcionado bien desde hace muchos años”, abundó Paredes Lozano.
Pero que además va en contra del federalismo aprobado desde la Constitución de 1857 y reafirmado en la del 1917, donde los estados son declarados entidades soberanas, donde sus congresos deben de contar con cierto número de diputados de acuerdo un criterio poblacional, dijo.
“En sí, es una reedición de lo que era el plan “B” del 2023 y ahora en el 2024 presenta otros decretos de reforma a la constitución entre ella una reforma en materia político electoral”, agregó.
Más sin embargo, reconoció que trae aportaciones novedosas como homologar todos los calendarios electorales, tema que le vendría bien a Coahuila porque aquí hay elecciones federales y locales hay año tras año, lo que significa costos y de esa manera en una sola se podrían tener importantes economías.