Camila ha vivido durante casi nueve años en una relación violenta, ya no son solo humillaciones, insultos, manipulación, control, celos o amenazas, la han golpeado, le rompieron los dientes y ha sufrido quemaduras en su cuerpo.
Sabe que cualquier día puede ser el último, pero ha normalizado la violencia extrema e inconscientemente siente que ya no saldrá de ese lugar.
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Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, al mes de mayo de 2024 Torreón se encuentra en el lugar 19 de los 100 municipios con feminicidios en el país. Mientras que el estado de Coahuila se encuentra entre los seis que tienen mayor incidencia de violencia familiar y entre los primeros 10 en violencia de pareja y otros delitos contra la mujer, como el abuso sexual.
La incidencia de llamadas por violencia de pareja es de 141.2 por cada 100 mil habitantes y de 449.4 por violencia familiar, en el Sistema de Emergencias 911. Solo en el primer trimestre del 2024 se registraron 696 casos de violencia contra mujeres en el Centro de Justicia y empoderamiento de Torreón, 524 que fueron denunciados directamente ante la Fiscalía General del Estado Región Laguna I, 55 en el Tribunal Superior de Justicia, 90 en la Pronnif y 3 en la Secretaría de Salud, de acuerdo a los primeros resultados del año del Banco Estatal de Datos sobre violencia contra las Mujeres Niñas del Estado de Coahuila.
Actualmente, abogadas y colectivas feministas, buscan levantar una Alerta de Violencia de Género para la Laguna de Coahuila, especialmente en Torreón, que registró un total de 7 feminicidios únicamente de marzo a junio de 2024, lo que implica rebasar en cuatro meses, el promedio anual de este delito en dicho municipio.
No dormir por las noches
Pese a los episodios de violencia, Camila no se ha separado de su pareja, ha preferido callar, aguantar y resistir; no piensa en denunciar por temor a las represalias, no confía en las autoridades ni en el sistema de justicia, y otro tipo de apoyo para ella no es opción porque su pareja no se lo permitiría.
Está consciente de que su vida está en peligro y que está con un hombre que no la quiere, incluso, ella tampoco, pero el miedo es tanto que no puede dejar esa relación. Ya una vez intentó salir y hasta darse una segunda oportunidad con otra persona, pero la manipulación y las amenazas de su actual pareja arruinaron sus planes.
“Si yo me salgo y lo denunció qué va a pasar, lo más seguro es que nada, que siga libre y que más corra el riesgo de que con el coraje nos haga algo peor; es ponerlo sobre aviso y como no actúan contra ellos, darle tiempo a que actúe él”, comentó.
Ya no puede dormir por las noches, teme que algo le suceda y que no despierte; se cuida en todo momento se él y cuida hasta sus palabras, sus acciones, todo puede ser un detonante de violencia en él.
La violencia fue escalando, primero fue psicológica; ya le ha propinado fuertes golpizas, tumbado piezas dentales y hasta provocado quemaduras.
Esta situación sigue escalando los grados de violencia y también las amenazas por lo que huir de ahí, sigue sin ser opción para ella; asegura estar consciente del riesgo que corre y saber que si no toma la decisión de irse, un día saldrá de otra manera.
“Me han brindado apoyo psicológico, fui al Centro de Justicia para las Mujeres, pero la verdad es que ya no regresé cuando me sugirieron renunciar, la verdad si tengo mucho miedo de lo que me pueda hacer”.
Atención y tipos de violencia que prevalecen
En el Centro de Justicia y Empoderamiento para las Mujeres del municipio de Torreón se atienden para diferentes acciones a un aproximado de 10 mil personas por año; en promedio se atienden 700 mujeres tanto por primera vez como en seguimiento y para diferentes tipos de acciones.
El principal rango de edad que destaca en asistencia es de los 15 a los 29 años, con un 45 por ciento y en segundo lugar de los 30 a los 44 con un 36 por ciento y la mayoría de las mujeres que acuden por primera vez o a seguimiento se encuentran en pareja, ya sea en matrimonio o en concubinato.
El grado académico que predomina entre las mujeres que acuden por diferentes situaciones de violencia a este centro de justica es de educación básica en un 56 por ciento, seguido del nivel medio superior común 37 por ciento y la mayoría de los casos que se atienden son del ramo familiar en un 82 por ciento y el 17.2 en materia penal.
El tipo de violencia que más se registra entre las usuarias que acuden a solicitar apoyo es en un 55 por ciento la psicológica, con un 26 por ciento la física y un 10 por ciento la económica. El vínculo de las mujeres con la persona señalada, en la mayoría de los casos registrados es la pareja con el 48 por ciento, seguido de la ex pareja con un 40 por ciento.
Del sueño de amor a la pesadilla
Los signos de alerta no siempre están visibles, detrás de una aparente relación afectiva cordial, hay agresores esperando atacar; así le sucedió a Fernanda, que tras un periodo de mucho romance y tranquilidad, comenzó a detectar conductas ‘tóxicas’ en su novio.
Empezó prohibiéndole algunas cosas, incluso dedicarse a su profesión o revisar su celular.
“Una ocasión se molestó porque mis primos decidieron invitarme a ver la final de la Champions (a él no le gusta el fútbol y cuando lo invité dijo que no) y fui; no conocía a toda mi familia solo a algunos y cuando mis primos acuden a mí para ver el juego, todo resultó bien, pero en la noche al preguntarme si alguien había ido por mí y yo al responder que sí, me dio un golpe en la cara gritándome e insultándome”.
“Un día saliendo de mi trabajo me dio un "levantón", me llevó amenazada en el carro y me llevó a un motel cerca del campesino. Al llegar al motel, me arrebató mi celular y me dijo: ¿Cómo es posible que en tanto tiempo nunca te haya encontrado nada malo?, si todas las viejas son bien ‘putas’”.
Llegaron a forcejear, la golpeó salvajemente e incluso trató de asfixiarla, logró golpearlo y salir de ahí con vida; siguió buscándola y lanzando amenazas constantes contra ella, familia y amigos.
“Siguió buscándome, espiándome, siguiéndome, pero las autoridades dijeron que ya no podían hacer nada hasta que me volviera a atacar gravemente”. Lo denunció y el proceso sigue adelante.
La violencia viene en diferentes formas
Dañar a una mujer a través de los hijos es un tipo de violencia que se ha incrementado en los últimos años; Natalia sufre violencia vicaria al haber sido separada de su hijo de 11 años; hace 7 años comenzó su sufrimiento y el camino en la búsqueda de justicia, sobre todo, de recuperar a su pequeño.
“Los abuelos paternos nos denuncian tanto al papá de mi menor hijo como a mí ante la Pronnif, según ellos por omisión de cuidados; en su momento no procedió porque realmente no había tal omisión, pero fueron tres denuncias que hicieron, insistían en eso”, comenta Natalia.
En una ocasión, asegura que por motivos de trabajo, tuvo que recurrir a sus suegros, los abuelos paternos del menor, que estaba por cumplir los 5 años de edad. “Yo tenía que salir de la ciudad por mi trabajo y en ese entonces, a mi hijo le dio una infección llamada sarna humana y fue el motivo por el que me volvieron a denunciar”.
Desde entonces, no ha tenido contacto con él, los abuelos no se lo permiten; consideran que el pequeño enfermó por responsabilidad de ella y que no es una madre responsable que pueda estar a su cuidado.
“Tengo mi expediente el los juzgados de lo familiar, en el primero; he logrado obtener algunas convivencias con mi hijo, pero ellos se niegan por una u otra cosa, a que yo conviva con él y me lo siguen impidiendo”.
El padre de su hijo, ya no reside en La Laguna, se encuentra en Zacatecas y tiene una nueva familia; mientras tanto, la madre del pequeño sigue en la lucha y con el proceso legal para defenderse y lograr recuperar la custodia de su hijo.
