En el hogar forman y guían a sus hijos e hijas, mientras que en el campo laboral aportan su energía y conocimientos para marcar la diferencia, en una región en donde su fuerza laboral representa el 42 por ciento, de acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
Hoy, 10 de mayo y fecha de celebración del Día de las Madres, miles de ellas festejarán su día trabajando, algunas de ellas hasta a doble turno para llevar el sustento a sus hogares.
Durante el encierro por la pandemia originada por el Covid-19, no sólo desempeñan labores como madres, trabajadoras y amas de casa, sino que también como maestras de sus hijos.
Un ejemplo es María Concepción Rodríguez quien, acostumbrada al trabajo desde su niñez, no ha pensado si quiera en la posibilidad de descansar este 10 de mayo, pues tiene el compromiso de asistir a cubrir su turno como empleada asignada a una de las líneas de producción de una empresa maquiladora dedicada a la fabricación de arneses automotrices, actividad que alterna al dedicar su tiempo libre a atender su propio negocio como vendedora ambulante de frutas tropicales.
Conchita, como la llaman cariñosamente sus familiares y amistades, es madre de tres hijas a las que está decidida a sacar adelante a como dé lugar, hasta que logren convertirse en profesionistas y de esa manera queden en posibilidades de alcanzar en un futuro condiciones de vida mejores que las de ella.
Para ello, se dice afortunada de contar con el respaldo de su esposo, un hombre trabajador con el que comparte esfuerzos para que a su familia no le falte nada.
Comenta que si ella trabaja tanto es porque anhela llegar a ver que se cumplan los sueños de sus hijas, la mayor de las cuales actualmente cursa ya la carrera profesional en la que busca graduarse como criminóloga; otra estudia la preparatoria y es su intensión convertirse en psicóloga, en tanto que la más pequeña, de ocho años de edad, asiste apenas a la escuela primaria y aún no decide qué querrá ser de grande.
María Concepción lleva 35 años dedicada a la venta de frutas, las que prepara en mezclas a manera de coctel y presenta en vasos desechables en los que sus clientes casi siempre le piden agregar jugo de limón y chile en polvo. Dice que es una ocupación que de alguna manera le fue heredado por su padre, al que comenzó a acompañar en su trabajo desde que ella tenía nueve años de edad.
Hasta hace aproximadamente un año diariamente recorría las calles de la ciudad a bordo de su triciclo ofertando sus frutas preparadas, pero las ventas se vinieron abajo a consecuencia de la pandemia de Covid-19, y se vio en la necesidad de buscar un empleo formal que le asegurara un ingreso diario, y que afortunadamente encontró en una empresa maquiladora.
Desde entonces, como empleada industrial atiende sus ocupaciones todos los días de lunes a viernes, y en lugar de descansar, los sábados y domingos de dedica a atender su negocio de toda la vida.
El trabajo, parte de los deberes de una madre
Con tres hijos y un trabajo como cajera de conocida tienda comercial, Naila Galván se dará tiempo este 10 de mayo para cumplir con sus labores y más tarde celebrar el Día de las Madres, mencionando que con el paso de los años, ha aprendido a combinar sus dos facetas, considerando que el colaborar con el sustento familiar, también es parte de los deberes de una madre.
“Ni soy mamá de tiempo completo, ni tampoco me la vivo encerrada en el trabajo todo el día, tienes que adaptarte a todo y saberlo combinar, cuando estoy en casa ayudo en lo que pueda a mis hijas en lo que tiene que ver con la escuela, les preparo comida, lavo su ropa, convivo con ellas, también con mi esposo, a veces es pesado, pero hay que aprender a sobrellevarlo”, mencionó Naila.
Jacqueline de 13 años, Victoria de 6 y David Emmanuel de apenas 1, son sus tres hijos y es por ellos que trabaja desde hace mucho tiempo, con el fin de cubrir, junto con su esposo Emmanuel, las necesidades que tienen en todos los ámbitos.
Para este lunes 10 de mayo, Naila dividirá su tiempo, como siempre lo hace, entre el trabajo y el convivio con su familia: “será un Día de las Madres más que me toca trabajar y trato de hacerlo con el mejor de los ánimos, voy a cumplir con mi jornada de ocho horas y espero en la tarde festejar esa fecha tan importante para toda mamá, tal vez con un pastel o si hay la oportunidad, salir a comer con mi esposo y mis hijos, creo que hay tiempo para todo”.
No hay tiempo para celebrar
Para María Domínguez, los festejos del Día de las Madres quedaron atrás, ya que desde hace 13 años trabaja como despachadora en una estación de gasolina y no hay tiempo para fechas especiales o celebraciones, mencionando que cuando se es empleada, todos los días son iguales y sólo espera no terminar muy tarde su turno y tener tiempo para poder visitar a su progenitora, así como ver un rato a sus tres hijos.
“Para mí ya no es un día festivo, es como cualquier otro, llevo 13 años trabajando como despachadora de gasolina y ya no hay tiempo para celebrar, se acostumbra una a verlo como un día normal, hay necesidades en la casa, en la familia y nos toca colaborar para los gastos”, mencionó María.
Aunque tiene tres hijos mayores, que ya no dependen de ella, comparte los gastos de la casa con su esposo, por lo que tiene que trabajar para cubrir las necesidades básicas. “Cuando empecé a trabajar mis hijos todavía estaban en la escuela, así que tenía que ganar algo de dinero para los gastos de sus estudios”.
A María Domínguez le gustaría que en los trabajos hubiera flexibilidad y les dieran el día o el menos las dejaran salir temprano, “pero es algo que no ocurre y mucho tiene que ver por los compañeros hombres que son muy irresponsables, faltan mucho, además están los celos, les dicen a los jefes que todos somos iguales y no tienen por qué hacer diferencia con nosotras”.
Con dos hijos se tiene que multiplicar el esfuerzo
Para Guadalupe Quiroz, la celebración del día de la madre, es como cualquier otro, es cumplir con una rutina ya de años, salir en busca del sustento para poder sobrevivir a todas las adversidades que le ha puesto la vida. Hoy madre de dos hijos, recuerda cada 10 de mayo con nostalgia a quien fuera su madre, por lo que advierte que “si tienen a su mamá, cuídenla, protéjanla y sobre todo disfrútenla”.
Como despachadora de una gasolinera, no hay días de descanso, pues las estaciones de servicio trabajan en este caso las 24 horas del día y los 365 días del año, cuando se trabaja toda la semana les va mejor en su percepción, además de que las propinas de los automovilistas son de mucha ayuda para el diario, reiteró Guadalupe.
“El Día de las Madres siempre lo he trabajado, por el tipo de trabajo que tengo, soy madre de familia de dos muchachos, uno de 23 años y otro de 13 años, y yo he sido el motor para sacarlos adelante”, destacó.
“Con mucho orgullo puede decirles que nací y crecí en el ejido El Cuije, allá me forjé a lado de mis padres y años después nos venimos a vivir a la ciudad de Torreón, donde empecé a trabajar a los 16 años de edad y no fue sino hasta los 27 años cuando tuve la fortuna de ser por primera vez mamá”, recordó.
“A los 57 años de edad me siento muy orgullosa de ser lo que soy y he logrado, las celebraciones quedan para después, lo primero es trabajar y aquí se reciben los afectos de mucha gente, de hecho me regalaron un pastel los de una estación de radio y eso me dio gusto, que hasta una foto me tomé”, expresó.
“Mi 10 de mayo es un día como cualquiera, porque ya tenemos establecida una rutina de salir a trabajar, tengo un horario de entrada y de salida y la verdad no hay chanza para eso, no hay festejo, y de regalos pues no recibo nada”.
“El ser mamá y ser una trabajadora como para todos resulta complicado, porque para sobrevivir muchas tenemos que trabajar y en verdad la celebración la dejamos para después”.
“Este día como no tengo a mi mamá se convierte en un día nostálgico, porque ya no la tengo y se siente feo no tenerla en ese día, tal vez por eso también yo veo ese día como cualquier otro”, aseguró Guadalupe.
Hilda, madre de cuatro mujeres
Hilda Jiménez es madre de cuatro mujeres de 27, 26, 22 y 20 años de edad, y ella se ha encargado de contribuir con los gastos de su hogar desde hace 20 años. Este 10 de mayo, como en los años anteriores, estará trabajando, pero al llegar a casa disfrutará con su familia y festejará el día que es especialmente para ella.
“Encargado del departamento de Electrónica, el cliente espera”, es una de las frases que se escucharán este lunes en un súper mercado donde ella trabaja.
Se convirtió en mamá a los 17 años, “es lo más bonito que puede uno sentir, tener niñas es muy agradable porque son tiernas, más cercanas a uno”, expresó.
El amor de madre e hija es incondicional, eso ha sido lo que Hilda en sus 27 años como mamá ha aprendido.
“Que valoren a uno como madre y todo lo que hacemos por ellas”, ese sería el mejor regalo para ella este día de las madres.