Comarca Lagunera.- Desde las siete de la mañana los fieles católicos acudieron a las distintas iglesias para la imposición de la ceniza, luego de oír la Palabra de Dios, a manera de signo se hicieron marcar con ceniza una cruz en la frente, mientras que el padre o los ministros les recordaron las palabras: “De polvo viene y al polvo habrás de volver”, o bien, “Arrepiéntete hermano y cree en el Evangelio”.
Más que una cruz en la frente, es el recordatorio de que somos frágiles y que nada tenemos garantizado en este mundo, “es reconocer públicamente que somos pecadores y nos comprometemos a la conversión”, así lo sostuvo la señora Guillermina de 57 años de edad, mientras salía de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.
En dicho templo ubicado en el centro de la ciudad de Torreón, se hicieron presentes, en su mayoría, personas de la tercera edad, jóvenes que pasaban a tomar la ceniza antes de llegar a sus empleos, se veían señoras que acudían con sus bolsas llenas de abarrotes pues habían pasado antes a hacer el mandado; al entrar, se persignaban, algunos se tomaban el tiempo de quedarse sentados o se hincaban frente a las distintas figuras religiosas, otros pasaban hasta el frente para la imposición y salían rápidamente.
Una mañana fresca que no impidió que las personas acudieran desde temprano para la imposición de la ceniza, para Roberto Pérez Palomino de 62 años, “el inicio de la Cuaresma son 40 días llamados a conversión, para tratar de cambiar de vida y ser mejores, amar más al prójimo”.
Desde hace dos años, Pérez Palomino se encarga de llevar la ceniza a las personas enfermas que no pueden acudir hasta algún templo para recibir la imposición.
“Es el tiempo de arrepentimiento y renovación de la gente como seres humanos, reconocer que tenemos un Dios”, dijo la señora Conchita al cuestionarle que significaba la Cuaresma, además señaló que acercándose la Semana Santa, le cocina a su familia la riquísima capirotada, un platillo tradicional de estos tiempos.