/ lunes 7 de septiembre de 2020

Música se adaptó al confinamiento

Noches de Bohemia desde la cochera o balcón, todo un fenómeno en la voz de Juan Carlos Esparza

En el área verde de un residencial, Juan Carlos Esparza lleva su voz y guitarra para deleitar al público con su arte, desde la cochera, balcón o el mismo jardín, los vecinos pueden disfrutar de la música, algunos aprovechan para tomar una copa de vino, una cerveza o incluso toda una cena; estas noches de bohemia se convirtieron en uno de los fenómenos musicales que comenzaron a realizarse en la Comarca Lagunera, y que fue un soporte al duro golpe económico que sufrió la industria en estos tiempos difíciles por la pandemia del Covid-19.

Juan Carlos Esparza Pacheco es un músico originario de Torreón que comenzó su vida musical desde los cinco años, pero fue hasta los 16 que logró pisar un escenario de manera profesional, todos estos años en la industria musical lo han llevado a realizar producciones musicales, logística de eventos, producción de conciertos, dar clases y, por supuesto, cantar y tocar.

“Se viene el confinamiento y se cancelaron los eventos, conciertos, los bares cerraron y las presentaciones se acabaron”, comentó Esparza Pacheco, quien resaltó que conforme se propagaba el virus la situación se tornaba cada vez más incierta, tanto que aún no se sabe cuándo regresará todo a la normalidad.

El arte musical en estos tiempos de pandemia es todo un proceso de reinvención constante, “es adecuarse a las necesidades y demandas del mercado”, ahora los conciertos se tuvieron que llevar hasta los hogares.

Su hermana fue quien le propuso la idea de tocar en los fraccionamientos: “Me preguntó, ‘¿Cuánto me cobras por una noche bohemia pero cada quien en sus cocheras?’, y yo pensaba en cómo me iba a poner a cantar yo solo y cada quien desde sus casas, pero lo hice”, contó.

Normalmente los músicos acostumbran estar rodeados de público, sentir las vibraciones de los aplausos y gritos de la gente, así que esa cuestión de nunca haber tocado así, solo, un concierto sin público cerca, era algo que nunca antes había hecho Juan Carlos y resultó ser todo un éxito.

Esta modalidad de conciertos cumplió con las normas de distanciamiento establecidos por las autoridades de salud; el precio de una noche bohemia en residencial va desde los mil a los 2 mil pesos por una hora de música, trova, balada, fusión, bolero, pop, rock, etcétera.

Lo cierto es que en esta nueva normalidad se encuentra mutando constantemente la manera de trabajar en la industria musical, de acuerdo con datos recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en nuestro país más de 125 mil personas se dedican a la música.

Explicó Juan Carlos que durante los meses de marzo a mayo los conciertos en residenciales llegaron a triplicar sus ingresos, sin embargo, de junio hasta la fecha estos eventos se estabilizaron, contabilizando 10 noches de bohemia en total.

Si hablamos de pérdidas, señaló, se podría decir que sus ingresos cayeron hasta un 50 por ciento en comparación a lo que percibía antes de la pandemia, esto derivado del cierre de los espacios fundamentales para su actividad laboral.

Conciertos en línea, alternativa de la industria musical

El Streaming se convirtió en el escenario de las actividades artísticas, la mejor opción para escuchar a los músicos en vivo; de acuerdo con la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) en su estudio Escuchando Música 2019 señala que el Streaming es el medio más utilizado para escuchar música en México, incluyendo aplicaciones de paga y gratuitas, Youtube, plataformas de video y redes sociales.

Juan Carlos contó que en estos últimos meses ha tenido una baja considerable de conciertos en residenciales, por lo que, para el 10 de mayo, tuvo que hacer surgir una nueva idea; las serenatas virtuales para mamá, una serie de canciones transmitidas por zoom o video llamada mediante redes sociales hasta la comodidad de los hogares.

Por este tipo de serenatas virtuales cobró de 800 a mil pesos por una hora aproximada de música, aunque hubo ocasiones donde acudía hasta las casas para cantar desde afuera de las casas.

Durante este tiempo también decidió realizar live streams de conciertos por Facebook, que realizó por gusto, ya que por este medio no se puede regular un cobro fijo por verlo, aunque en algunos pedía donaciones, mismas que utilizaba para la elaboración de despensas para repartirlas entre la ciudadanía necesitada.

De acuerdo con Amprofon los ingresos totales en 2019 de la industria de la música grabada fueron de 180.8 millones de dólares, de los cuales el 86.2 por ciento fueron generados por Streaming, formato que creció 26 por ciento en el mismo año.

Explicó que se planea organizar conciertos, pero con una dinámica de cobro accesible y que sea en una plataforma que regule el acceso, “vamos a hacer transmisiones de un concierto en forma en el que la misma gente quiera pagar un boleto de 100 pesos, por ejemplo”.

Luna Mía Producciones, un espacio donde cualquiera puede grabar una canción

Desde hace dos meses nació Luna Mía Producciones, una pequeña productora de Juan Carlos Esparza, un lugar donde no se necesita ser artista, cualquier persona puede grabar una canción, un video musical, incluso, hasta un disco completo.

Es algo que perdurará a través del tiempo, es dejar un recuerdo permanente en la canción que tanto te gusta, comentó Juan Carlos, que además busca brindarle a las personas un producto de buena calidad, “grabar una canción de forma amateur, pero con una calidad profesional”.

Hasta la fecha ha tenido 12 grabaciones de este tipo, quienes se han atrevido a realizar esta experiencia han sido niños, jóvenes y adultos, en su mayoría hombres, “nació porque un amigo quería grabar una canción, él no se dedica a cantar, pero quería dejarle a su familia un recuerdo en la canción”, señaló.

Cualquier persona a un precio de mil 500 pesos puede grabar una canción y un video estudio, grabado a dos cámaras del testimonio de su experiencia, además en estos tiempos de Covid-19, se puede llevar el estudio hasta su casa, contando con todas las medidas de seguridad e higiene.

ENSEÑANZA MUSICAL EN TIEMPOS DE COVID-19

No ha sido funcional, pero es una adaptación obligatoria

Debanhi de la Cruz González | Noticias de El Sol de La Laguna

En esta nueva normalidad establecida para combatir el Covid-19 la enseñanza musical comienza con un punto en contra, ya que las ramificaciones artísticas llevan por obligación la interacción humana y ésta corrompe automáticamente esa esencia del arte, sin embargo, los cursos en línea son una adaptación necesaria a la que se tienen que recurrir para subsistir.

Así lo expresó Daniel Rivas Olivares, director del Instituto de Música de Coahuila, explicó que a raíz de la cuarentena obligatoria se empezó a trabajar a distancia con plataformas que ya existían, pues desde hace tiempo esta modalidad ya se manejaba.

La enseñanza en cuestión musical se divide en dos ramas, teórica y práctica, la primera es la que más de adecua para el formato en línea, “se han creado grupos de WhatsApp donde se dan indicaciones, para videoconferencias y clases funciona bastante bien la plataforma de Zoom, otros maestros utilizan Classroom, que son las más populares”.

Por otro lado, en la cuestión practica de la formación de un musico, la educación virtual no ha sido funcional, manifestó Rivas Olivares que personalmente los profesores deben dar indicaciones, algo tan sencillo como corregir la postura del alumno o las posiciones de la mano, y esa distancia corrompe esas indicaciones, lo que es mucho más fácil de manera presencial.

Aunque resaltó que para los alumnos avanzados que ya están familiarizados y dominan el lenguaje musical ha sido viable este tipo de interacciones en línea, “esa parte práctica no es viable para los alumnos que están en iniciación, esa ha sido nuestra principal dificultad”.

Para las materias que forzosamente requieren de reuniones como los conjuntos corales, ensamble de cuerdas o de flautas de pico, se harán pruebas para implementar la plataforma “Sagora” que ha sido creada en Argentina para músicos que requieren hacer un ensamblaje virtual.

Dicha plataforma es ideal ya que no hay retraso a tiempos y conexión de audio y video, “te conectas y la respuesta es en tiempo real, sin ningún fenómeno que interrumpa, es muy similar a los programas de los estudios de audio para grabación”.

Las clases de instrumento musical se tornan un poco más difícil en la modalidad virtual, sobre todo cuando no se es tan diestro en ello; dentro de la carrera el musico debe aprender cada uno de los instrumentos que incorporan una orquesta sinfónica, piano y guitarra.

Ha sido toda una aventura y experiencia el explorar las plataformas y metodologías que sean funcionales para la enseñanza musical, Daniel dio a conocer que son cerca de 30 maestros los que han tenido que adaptarse a impartir sus clases virtuales a cuatro grupos de 20 alumnos.

En este ciclo que comienza el Instituto de Música de Coahuila registró una deserción del 40 por ciento, siendo solo 20 aspirantes al nivel propedéutico de la carrera técnica en música y 25 alumnos avanzados en la carrera los que iniciaran clases.

La carrera de técnico en música en el instituto está avalada por la Secretaria de Educación, tiene una duración de tres años, “nosotros manejamos apoyo para los aspirantes y el alumno solo cubre 550 pesos mensuales y una inscripción anual de 300 pesos”, explicó el director.

En el área verde de un residencial, Juan Carlos Esparza lleva su voz y guitarra para deleitar al público con su arte, desde la cochera, balcón o el mismo jardín, los vecinos pueden disfrutar de la música, algunos aprovechan para tomar una copa de vino, una cerveza o incluso toda una cena; estas noches de bohemia se convirtieron en uno de los fenómenos musicales que comenzaron a realizarse en la Comarca Lagunera, y que fue un soporte al duro golpe económico que sufrió la industria en estos tiempos difíciles por la pandemia del Covid-19.

Juan Carlos Esparza Pacheco es un músico originario de Torreón que comenzó su vida musical desde los cinco años, pero fue hasta los 16 que logró pisar un escenario de manera profesional, todos estos años en la industria musical lo han llevado a realizar producciones musicales, logística de eventos, producción de conciertos, dar clases y, por supuesto, cantar y tocar.

“Se viene el confinamiento y se cancelaron los eventos, conciertos, los bares cerraron y las presentaciones se acabaron”, comentó Esparza Pacheco, quien resaltó que conforme se propagaba el virus la situación se tornaba cada vez más incierta, tanto que aún no se sabe cuándo regresará todo a la normalidad.

El arte musical en estos tiempos de pandemia es todo un proceso de reinvención constante, “es adecuarse a las necesidades y demandas del mercado”, ahora los conciertos se tuvieron que llevar hasta los hogares.

Su hermana fue quien le propuso la idea de tocar en los fraccionamientos: “Me preguntó, ‘¿Cuánto me cobras por una noche bohemia pero cada quien en sus cocheras?’, y yo pensaba en cómo me iba a poner a cantar yo solo y cada quien desde sus casas, pero lo hice”, contó.

Normalmente los músicos acostumbran estar rodeados de público, sentir las vibraciones de los aplausos y gritos de la gente, así que esa cuestión de nunca haber tocado así, solo, un concierto sin público cerca, era algo que nunca antes había hecho Juan Carlos y resultó ser todo un éxito.

Esta modalidad de conciertos cumplió con las normas de distanciamiento establecidos por las autoridades de salud; el precio de una noche bohemia en residencial va desde los mil a los 2 mil pesos por una hora de música, trova, balada, fusión, bolero, pop, rock, etcétera.

Lo cierto es que en esta nueva normalidad se encuentra mutando constantemente la manera de trabajar en la industria musical, de acuerdo con datos recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en nuestro país más de 125 mil personas se dedican a la música.

Explicó Juan Carlos que durante los meses de marzo a mayo los conciertos en residenciales llegaron a triplicar sus ingresos, sin embargo, de junio hasta la fecha estos eventos se estabilizaron, contabilizando 10 noches de bohemia en total.

Si hablamos de pérdidas, señaló, se podría decir que sus ingresos cayeron hasta un 50 por ciento en comparación a lo que percibía antes de la pandemia, esto derivado del cierre de los espacios fundamentales para su actividad laboral.

Conciertos en línea, alternativa de la industria musical

El Streaming se convirtió en el escenario de las actividades artísticas, la mejor opción para escuchar a los músicos en vivo; de acuerdo con la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) en su estudio Escuchando Música 2019 señala que el Streaming es el medio más utilizado para escuchar música en México, incluyendo aplicaciones de paga y gratuitas, Youtube, plataformas de video y redes sociales.

Juan Carlos contó que en estos últimos meses ha tenido una baja considerable de conciertos en residenciales, por lo que, para el 10 de mayo, tuvo que hacer surgir una nueva idea; las serenatas virtuales para mamá, una serie de canciones transmitidas por zoom o video llamada mediante redes sociales hasta la comodidad de los hogares.

Por este tipo de serenatas virtuales cobró de 800 a mil pesos por una hora aproximada de música, aunque hubo ocasiones donde acudía hasta las casas para cantar desde afuera de las casas.

Durante este tiempo también decidió realizar live streams de conciertos por Facebook, que realizó por gusto, ya que por este medio no se puede regular un cobro fijo por verlo, aunque en algunos pedía donaciones, mismas que utilizaba para la elaboración de despensas para repartirlas entre la ciudadanía necesitada.

De acuerdo con Amprofon los ingresos totales en 2019 de la industria de la música grabada fueron de 180.8 millones de dólares, de los cuales el 86.2 por ciento fueron generados por Streaming, formato que creció 26 por ciento en el mismo año.

Explicó que se planea organizar conciertos, pero con una dinámica de cobro accesible y que sea en una plataforma que regule el acceso, “vamos a hacer transmisiones de un concierto en forma en el que la misma gente quiera pagar un boleto de 100 pesos, por ejemplo”.

Luna Mía Producciones, un espacio donde cualquiera puede grabar una canción

Desde hace dos meses nació Luna Mía Producciones, una pequeña productora de Juan Carlos Esparza, un lugar donde no se necesita ser artista, cualquier persona puede grabar una canción, un video musical, incluso, hasta un disco completo.

Es algo que perdurará a través del tiempo, es dejar un recuerdo permanente en la canción que tanto te gusta, comentó Juan Carlos, que además busca brindarle a las personas un producto de buena calidad, “grabar una canción de forma amateur, pero con una calidad profesional”.

Hasta la fecha ha tenido 12 grabaciones de este tipo, quienes se han atrevido a realizar esta experiencia han sido niños, jóvenes y adultos, en su mayoría hombres, “nació porque un amigo quería grabar una canción, él no se dedica a cantar, pero quería dejarle a su familia un recuerdo en la canción”, señaló.

Cualquier persona a un precio de mil 500 pesos puede grabar una canción y un video estudio, grabado a dos cámaras del testimonio de su experiencia, además en estos tiempos de Covid-19, se puede llevar el estudio hasta su casa, contando con todas las medidas de seguridad e higiene.

ENSEÑANZA MUSICAL EN TIEMPOS DE COVID-19

No ha sido funcional, pero es una adaptación obligatoria

Debanhi de la Cruz González | Noticias de El Sol de La Laguna

En esta nueva normalidad establecida para combatir el Covid-19 la enseñanza musical comienza con un punto en contra, ya que las ramificaciones artísticas llevan por obligación la interacción humana y ésta corrompe automáticamente esa esencia del arte, sin embargo, los cursos en línea son una adaptación necesaria a la que se tienen que recurrir para subsistir.

Así lo expresó Daniel Rivas Olivares, director del Instituto de Música de Coahuila, explicó que a raíz de la cuarentena obligatoria se empezó a trabajar a distancia con plataformas que ya existían, pues desde hace tiempo esta modalidad ya se manejaba.

La enseñanza en cuestión musical se divide en dos ramas, teórica y práctica, la primera es la que más de adecua para el formato en línea, “se han creado grupos de WhatsApp donde se dan indicaciones, para videoconferencias y clases funciona bastante bien la plataforma de Zoom, otros maestros utilizan Classroom, que son las más populares”.

Por otro lado, en la cuestión practica de la formación de un musico, la educación virtual no ha sido funcional, manifestó Rivas Olivares que personalmente los profesores deben dar indicaciones, algo tan sencillo como corregir la postura del alumno o las posiciones de la mano, y esa distancia corrompe esas indicaciones, lo que es mucho más fácil de manera presencial.

Aunque resaltó que para los alumnos avanzados que ya están familiarizados y dominan el lenguaje musical ha sido viable este tipo de interacciones en línea, “esa parte práctica no es viable para los alumnos que están en iniciación, esa ha sido nuestra principal dificultad”.

Para las materias que forzosamente requieren de reuniones como los conjuntos corales, ensamble de cuerdas o de flautas de pico, se harán pruebas para implementar la plataforma “Sagora” que ha sido creada en Argentina para músicos que requieren hacer un ensamblaje virtual.

Dicha plataforma es ideal ya que no hay retraso a tiempos y conexión de audio y video, “te conectas y la respuesta es en tiempo real, sin ningún fenómeno que interrumpa, es muy similar a los programas de los estudios de audio para grabación”.

Las clases de instrumento musical se tornan un poco más difícil en la modalidad virtual, sobre todo cuando no se es tan diestro en ello; dentro de la carrera el musico debe aprender cada uno de los instrumentos que incorporan una orquesta sinfónica, piano y guitarra.

Ha sido toda una aventura y experiencia el explorar las plataformas y metodologías que sean funcionales para la enseñanza musical, Daniel dio a conocer que son cerca de 30 maestros los que han tenido que adaptarse a impartir sus clases virtuales a cuatro grupos de 20 alumnos.

En este ciclo que comienza el Instituto de Música de Coahuila registró una deserción del 40 por ciento, siendo solo 20 aspirantes al nivel propedéutico de la carrera técnica en música y 25 alumnos avanzados en la carrera los que iniciaran clases.

La carrera de técnico en música en el instituto está avalada por la Secretaria de Educación, tiene una duración de tres años, “nosotros manejamos apoyo para los aspirantes y el alumno solo cubre 550 pesos mensuales y una inscripción anual de 300 pesos”, explicó el director.

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