Salió de Guatemala hace meses y ha tenido que enfrentar una serie de dificultades en su trayecto hacia México; de igual forma, en este país tuvo que soportar malos tratos y agresiones físicas por parte de las autoridades migratorias, a pesar de contar con una discapacidad que la limita en su andar y que la hace necesitar un bastón.
Esta mujer tiene miedo, tanto que no quiso revelar su nombre y tampoco permitió dar a conocer su rostro; viene huyendo desde su país en donde al igual que a uno de sus hijos la tenían amenazada de muerte y esa fue la razón por la que decidió arriesgarlo todo.
Tiene 53 años de edad y jamás pensó salir de su país y andar de un lugar a otro en condición de migrante ilegal; pero las extorsiones que le hacían a ella y su familia en Guatemala eran cada vez más frecuentes y se convirtieron en amenazas, al no ceder a lo que los criminales les solicitaron.
“Yo tenía allá mi negocio y por lo mismo nunca hubiera pensado migrar y andar viviendo así de un lado a otro, pero llegó un momento que temimos por nuestra seguridad y salimos todos, hasta mis nietos”, comentó.
“Yo sé que somos migrantes, pero todos tenemos una historia de porqué salimos de nuestro país, pero no merecemos que se nos maltrate tampoco”. Y es que en su paso por Torreón, Coahuila, a ella y su familia, así como a un grupo de migrantes que se encontraban en las vías del ferrocarril, los trató de detener el personal del Instituto Nacional de Migración (INM) y elementos de otras corporaciones de seguridad, debido a su estancia ilegal en territorio mexicano.
Se encontraban ya arriba de un vagón para seguir su camino a la frontera y de ahí cruzar a los Estados Unidos; sin embargo, fueron sorprendidos por las autoridades, quienes los bajaron y persiguieron mientras se echaban a correr; aseguran que sin consideraciones por su condición, la edad de las personas ni de ningún otro tipo, fueron agredidos físicamente por la ‘migra’.
Por esto y muchas otras cosas, para ella no es fácil seguir este camino; realmente no buscaba salir de Guatemala con la intención de buscar el sueño americano, sino que este objetivo se volvió una opción para mantenerse a salvo junto con toda su familia ante la situación que vivían.
Pero ahora que está en México, considera que quizá el norte del continente sería una buena opción de desarrollo y estabilidad para la familia; únicamente piden respeto, tolerancia, trato digno y que les permitan seguir adelante para llegar a su destino y continuar con su vida.
“Nosotros andamos migrando porque no podemos regresar a nuestro país; ahí cargamos los papeles donde pusimos la denuncia y todo, pero yo a mi edad nunca pensé emigrar, pero la necesidad usted sabe. Tenemos que huir de nuestro país porque ya son amenazas de muerte que le hacen a uno los pandilleros”.
Conocían los riesgos de cruzar como migrantes, pero al dejar su país se enfrentan a otro tipo de adversidades y la crueldad los alcanza, ya que en su andar para tratar de cruzar a los Estados Unidos, se están enfrentando a situaciones de discriminación y violencia en varias ciudades de México, como es el caso de Torreón.
No se tientan el alma ellos, lo tiran a uno, lo maltratan y no tienen consideración a uno. A mí realmente me dolió tanto porque yo iba corriendo llena de sangre y con mi bastón, le decía a mi nieto corre, corre y mi nieto me decía no mamita yo no la voy a dejar, recuerda triste y preocupada.
Se toparon con una barda y lograron brincar del otro lado; ahí un hombre los apoyó y les ofreció esconderlos, le dio medicina, le curó las heridas y manifestó su indignación ante los actos violatorios de derechos humanos que está realizando migración en este municipio de Coahuila en los últimos meses.
Él nos escondió de la migra, que Dios bendiga esa familia que ahí nos tuvo y luego nos llevó a un albergue en la noche para que no nos vieran, agregó la mujer.
Incluso ya venía algo golpeada, en Aguascalientes también sufrieron malos tratos; les tiraron la comida, estaban bajando a todos los niños del tren, a ellos los trataron a jalones y golpes en lo que intentaban bajarlos del tren.
Fue un gran tormento y los demás muchachos hasta grabaron videos de cómo nos trataron, ahí fue que yo me golpeé en el tren también por salir corriendo; sufrimos mucho porque sí fue como de película de terror porque, llegó un momento en que sentimos que nos iban a matar a todos.
Por ello es que jamás hubiera pensado abandonar su país; ni su edad ni su condición de persona con dificultades de movilidad le permitían pensar en huir, además de tener el negocio familiar con el que podían subsistir e ir mejorando su condición económica a través del esfuerzo.
No sabe si pasará a los Estados Unidos y tampoco cuál será el destino que tengan ella y sus hijos; desea salir pronto de este país y que no se repitan este tipo de actos violentos en el país de las barras y las estrellas, porque solo piden oportunidades, protección, trabajo y sobre todo respeto a sus derechos humanos.
Seguirán su camino juntos
Han caminado bastante, durmieron debajo de un puente pasando frío y dice estar consciente que así es la vida de migrante, sufrir y seguir hasta llegar a la meta. Están buscando avanzar, que alguien les ayude a llegar a otro lugar y continuar en el camino.
En México hay gente mala y gente buena, porque mexicanos nos han extendido la mano y que Dios bendiga a toda esa gente; nos ayudan con comida, ropa, zapatos o nos dan 100 pesos, 50 pesos el mexicano, pero no todos porque hay unos que si lo humillan a uno también.
Los migrantes con esta señora que además tiene mayores dificultades por su edad y condición, solo piden que tengan más consideración y reitera que no son delincuentes y que solo vienen buscando un trabajo para seguir adelante, pero en su caso particular y el de su familia, seguridad y conservar su vida.
“Yo ya estoy vieja, pero la vida de los niños es lo que a mí me duele y que los traten mal porque ellos tienen una vida por delante. Eso es lo que pido, que se haga conciencia y tengan consideración con el migrante porque no somos ladrones, vamos con una meta de trabajo para salir adelante”.
“Yo nunca he querido salir de mi país a mi edad nunca decía, pero llegan la necesidad de las amenazas, entonces tenemos que huir”.
Eran varios negocios los que tenían en Guatemala como venta de ropa, una barbería y otros comercios; primero les pidieron una cantidad grande de dinero, luego fue aumentando la cantidad y la frecuencia en la que lo solicitaban.
Con los pagos de extorsiones los negocios se vinieron abajo hasta que se hizo imposible pagar y comenzaron las amenazas.
“Empezaron a amenazarme con que iban a matar a mis nietos; yo me vine, mis hijos se cambiaron de lugar entonces encontraron a mi otro hijo y también lo amenazaron, por eso también ya viene mi hijo viene en camino”, platicó.