Torreón, Coahuila.- "Soy Claudia, me dedicó al periodismo y, a pesar de ser una persona preparada y que por mi trabajo apoyo a mujeres y familias en riesgo, así como a las causas feministas, fui víctima de violencia".
Son las palabras de una mujer que se armó de valor para salir de una relación en la que la golpearon tres veces, terminó hospitalizada con múltiples lesiones, además de un sin fin de agresiones psicológicas, verbales y emocionales.
Luego de mentir, justificando que los moretones y otras evidencias de maltratos eran porque se accidentó - caída, dio a conocer públicamente su caso para que la sociedad sepa que realmente pasa y con su ejemplo más víctimas dejen de sufrir o terminen muertas.
- Te puede interesar: Centros de Justicia y Empoderamiento de las Mujeres en Coahuila rebasan espacios de atención
Para ello, también interpuso la denuncia ante la Fiscalía de Coahuila Delegación Laguna I, a fin de que se haga justicia y metan a la cárcel a un sujeto que es un feminicida en potencia.
"Estoy divorciada desde hace siete años y continúo sola; pero estuve en una relación que parecía ser la soñada, lo que estaba esperando y resultó ser, no solo lo contrario, un infierno los últimos meses".
El año pasado conoció a Cristian (N), un habitante de Gómez Palacio, hablaron por redes sociales a diario y pronto decidieron darse la oportunidad y salir, para después iniciar el noviazgo.
"Creo que ahora que he llegado al límite y que he tenido que enfrentar un proceso psicológico, me fui dando cuenta que las banderas rojas aparecieron pronto pero no las vi o no las quise ver por la idea de que por fin había encontrado a alguien que me ofrecía lo que yo esperaba".
Al mes, él empezó a mentir, cambiar planes o cancelarlos y tiempo después a exigir que nadie supiera de la relación.
Se trata de un luchador profesional lagunero, a quien apoyó para que destacara y alcanzara sus sueños, pero cuando sobresalió la fue excluyendo de su vida.
No obstante, le prohibía salir y hablar con otras personas, incluyendo gente de confianza de ambos, al grado que llegó un tiempo en el que Claudia, después de verlo, tenía que irse directo a su casa y comprobar dónde estaba con fotografías y ubicación.
"Cuando a mí algo me molestaba y lo expresaba, estaba mal, estaba enferma, no podía expresar nada porque se enojaba y me ´castigaba´ dejándome de hablar, cancelando los planes o haciéndose la víctima, diciendo que nada me parecía que por más que se esforzaba yo todo en él lo veía mal, cuando realmente quien nunca era suficiente ni terminaba de satisfacerlo era yo".
- Te puede interesar: Contribuye DIF Coahuila a estrategia para prevenir violencia contra la mujer: Marcela Gorgón
"También, terminábamos y regresábamos con frecuencia, por pleitos absurdos, ahí me di cuenta que no era la persona que yo conocí o creí que había conocido, pero no aceptaba que era un engaño, solo creía que, quizás, tenía problemas o un mal momento. Traté de ser empática y comprensiva, disfrazaba de amor su manipulación y mi sometimiento, pensando que como lo amaba debía ser paciente y tratar de ayudarlo, no juzgarlo, aun cuando él nunca hacía lo mismo conmigo".
Por si fuera poco, le demandaba toda la atención, tiempo y dinero, por lo que la dejó en la ruina económica, pero también perdió su dignidad y autoestima.
Asimismo, la excluía de fiestas familiares, pues le decía que no lo merecía porque no era digna, ya que lo avergonzaba.
"También me decía todo tipo de insultos, a denigrar por mi edad, por mi físico a decirme que no merecía nada, que era horrible, que daba asco, que era una zorra, que jamás iba a darme a conocer como su pareja porque estaba vieja, fea, gorda, que nunca estaría una persona como yo que ya tenía hijos y había estado casada y muchas cosas más que o ni me acuerdo o no vale la pena ya mencionar".
Fueron tres veces que la golpeó el pasado 30 de junio, día en el que ya habían discutido, pero le pidió hablar por la noche, así que fue a recogerlo a su trabajo.
Cuando Claudia iba manejando Cristian no dejó de insultarla y, de pronto, la jaló del cabello, le apretó la pierna, la golpeó en la cabeza y en la cara, pero ella entró en shock y lloró para después seguir conduciendo.
"Ya en mi casa continuó con sus argumentos, todo en mi contra, todo era mi culpa, todo lo que yo había hecho siempre estaba mal y por eso no podía él cambiar su actitud conmigo y por eso no me había ganado el derecho de ser realmente su pareja y recibir respeto; lo que me hizo seguir llorando, no podía hacer más, seguía en shock por los golpes y por seguir escuchando esas cosas".
- Te puede interesar: Diputada pide talleres de defensa personal para las mujeres en Coahuila
Se acostó en un cuarto y él en otro, pero al poco tiempo la fue a buscar para dormir juntos, no paraba de llorar, lo que le enfureció, por lo que le propinó la segunda paliza de la noche.
Después ella supo que debía tranquilizarse para evitar que lo volviera a hacer, pero al intentar él abrazarla y tener relaciones, ella se negó pues ante la agresión no podía corresponder a las muestras de afecto, a lo que respondió con la tercera golpiza y por lo tanto, ella accedió.
Al día siguiente, debido al dolor, fue al Área de Urgencias del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSTE), en donde le dijeron que tenía que dar parte al Ministerio Público, así que fingió ir por su bolsa al carro y no regresó.
"Volví al día siguiente, todo calculado porque era sábado y habría diferente personal, ya para entonces había diseñado una mentira así que les dije que me caí de la escalera de mi casa al igual que a todo el mundo; me atendieron, resulté con una contractura muscular en hombros y espalda y un esguince cervical de primer grado; de las otras lesiones ni hablé por temor a que no me creyeran lo de la caída".
"Así pasé 10 días, adolorida, aislada, encerrada, desolada, me sentía muerta por dentro, sin sentido, sin ganas de vivir. No comía, no me levantaba, no me bañaba, no dormía y si lo hacía a cada rato me despertaba muy alterada; lloraba en todo momento y hasta lo buscaba para seguirle insistiendo, pero para recibir el mismo trato".
Finalmente, contactó a una amiga psicóloga, quien la tranquilizó, posteriormente, la orientó y se animó a salir de ese círculo dañino y reveló la verdad, tanto a sus amigos y seres queridos, como a las autoridades.
"Ya puse la denuncia, sin embargo, no es tan sencillo, los procesos son tardados, hay demasiadas denuncias y a esto se agrega la burocracia y lentitud en los trámites. Ya pasó un mes y no se le ha notificado a mi agresor sobre la denuncia y la orden de protección y restricción que tiene hacia mí y la verdad hay días que pienso que no puedo esperar mucho de las autoridades de la Fiscalía y que no pasará nada como en muchos casos que hay en este país".
"Pero no es justo que se sigan dejando pasar este tipo de agresiones o ¿qué esperan las autoridades, que como en otros estados sigamos apareciendo muertas por no atender a tiempo nuestras denuncias? Porque no sabemos cuándo una amenaza se lanza solo como un dicho o cuando se pueda volver realidad, así como a mí me dijo, que si lo metía en problemas no me la iba a acabar. Entonces, pido que se agilicen los procesos y se atiendan las denuncias, porque la violencia contra las mujeres es un tema serio en estos tiempos y ya no podemos seguirlo minimizando".